Sin disimulo se hace evidente una vez más la injerencia de los organismos internacionales en la política económica de México.
Lunes 10 de octubre de 2016
Según Gurría Treviño, es destacable la ubicación de México en un contexto de “alta volatilidad e incertidumbre global”, ya que crece por arriba del promedio del resto de los países de la OCDE y su deuda con respecto a la proporción del Producto Interno Bruto (PIB) es “sólo” la mitad si se la compara con la de otros países desarrollados. Es decir, en el reino de los ciegos, el tuerto es rey, como dice el refrán.
También, subrayó como un buen indicador la reducción de la tasa de desempleo. Claro, sin mencionar que se debe a la precarización laboral generalizada que pesa sobre la clase trabajadora en México.
A su vez, afirmó que México está en condiciones de enfrentar la especulación por el blindaje que se tiene: una línea de crédito disponible por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) de unos 80 mil millones de dólares, acumulación de reservas y un “manejo responsable de las finanzas públicas”.
Es claro que el secretario de la OCDE, aun cuando declaró tener preocupación por la corrupción, hace caso omiso de la creciente e incontrolable deuda generada por la corrupción de los tres niveles de gobierno, así como por los sueldos millonarios de los altos funcionarios.
Gurría celebra que México, ante la amenaza externa, responda “con ajustes en el gasto público y con la adecuación de su política monetaria con la reciente alza en sus tasas de interés”. Todas medidas que conducen a un mayor desaceleramiento de la economía.
Tras reunirse con José Antonio Meade, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el secretario general de la OCDE admitió que el problema fundamental tanto en países desarrollados como en emergentes es “la falta de confianza de la población en los organismos gubernamentales o en las instituciones y en la democracia”.
Al respecto, destacó que el Brexit y el acuerdo de paz en Colombia, ambos con muy baja participación de la juventud, son dos reflejos de ese problema. Una verdadera preocupación en todo el mundo para la clase dominante.
No es la primera vez que la OCDE externa su apoyo al gobierno de Peña Nieto. Hace unos meses, en plena lucha del magisterio, llamó a implementar la reforma educativa.
Lo que está respaldando el secretario general de la OCDE con sus declaraciones es la aplicación del conjunto de las reformas estructurales, diseñadas a medida de las necesidades de las trasnacionales y los gobiernos imperialistas, para avanzar en la superexplotación de la clase trabajadora.
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