Entrevistamos a Fernando Salimbene, artista de 21 años. Vive y trabaja en la Ciudad de Buenos Aires, en Mataderos.
Miércoles 18 de enero de 2017
¿Cómo te iniciaste en el mundo del arte?
Es difícil definir un inicio puntual a eso, ya que desde chico fui a pequeños talleres donde podía jugar y conocer algunos materiales. Lo que más me acerco a la acción fue en el año 2010, con el grafitti, empecé a pintar con un amigo de ese momento, eso me motivó a investigar por ese lado, la necesidad de bocetar, no solo letras sino dibujos, ver que pasa con los colores y sus contrastes sobre las distintas superficies de la ciudad. Eso me acercó a salir a la calle, relacionarme con la gente, con otros artistas, con los vecinos y sus reacciones al ver una pared distinta a como estaba el día anterior, eso cambia percepciones, abre nuevas observaciones.
Considero el graffiti como una libre posibilidad que tenemos los jóvenes de expresarnos cara a cara con el mundo, pero cuidado, el egoísmo e individualidad pueden jugarte en contra, por eso luego aplique estudios en formatos más introspectivos, como los cuadros, volver a nacer, de adentro hacia afuera.
¿Cuáles son tus referentes?
Cuando empecé a trabajar sobre la tela los expresionistas abstractos de los años 50 fueron los que se llevaron toda mi atención, poniendo en prioridad a Jackson Pollock, Robert Rauschenberg y desde Julian Schnabel hasta Vik Muniz. Me gusta trabajar con mucha cantidad de pintura, collages de papel y ensamblaje de objetos. Los materiales industriales me fascinan y también el reciclaje, rescatar lo que está a punto de morir y otorgarle una nueva vitalidad.
Experimenté mucho y todavía lo sigo haciendo, cada puerta que abro me encuentra con mil preguntas nuevas, de eso se trata, ¿no?
En el collage llamado “Playa”, que dice “deja que se te haga tarde… la vida” se nota una crítica a la sociedad de consumo, ¿cuál es tu posición sobre eso?
Nos hicieron creer que si aparece en una revista o en la tele nadie te está pidiendo que pienses o cuestiones.
Al encontrarme con las puras banalidades que se presentan en las publicidades que nos rodean y ofrecen diariamente el deseo de consumo de algún producto que no necesitamos sumando el abuso de poder patriarcal que utiliza la imagen de la mujer para su mejor provecho, tomo esto y lo exagero, en forma de denuncia pictórica las descontextualizo y armo nuevas composiciones.
Lo veo más ligado a meter el dedo en la herida, obligando a una observación, distinta a la convencional, más crítica.
Creo yo que en el extraño mundo del arte no se debería presentar respuesta explícita, estamos para eso, abrir preguntas, generar cuestiones y si es necesario irritar.
¿Estás preparando alguna muestra para este año?
El año pasado comencé a desarrollar un proyecto de muestra con lo último que vengo trabajando, un conjunto de obras enmarcado bajo el nombre de “Tensión: Cortar la soga no desata el nudo”.
Cuadros, objetos e instalación, utilizando diferentes materiales que de una forma casi abstracta remiten a una realidad sumamente expresiva, tomando como punto de partida la sobreinformación de estos tiempos y la fuerza que ejercen, los distintos extremos que tiran de un lado a otro, la trampa en la que nos enroscamos día a día, la manera de salir es aflojar, porque si seguimos tirando, eso que nos ata cada vez más fuerte el cuello, nos ahogará en nuestra propia emanación.