Un cuerpo a cuerpo, donde las fuerzas se estrechan y abrazan en combate. En esta obra, que se presenta en el Borges los sábados a las 20.30hs, su directora Adriana Barenstein imagina y nos invita a adentrarnos en las profundidades de lo inasible.
Sábado 13 de agosto de 2016
¿Puede un cuerpo con las fuerzas caóticas y las turbulencias del océano? ¿Hay un lugar tranquilo y estable en el centro del caos? El océano es ese cuerpo a cuerpo, donde las fuerzas se estrechan y abrazan en combate y siempre hay un lugar en el que las energías se reúnen. Siempre existe un centro en el que todo se decide, en el cuerpo, entre los cuerpos, en las preguntas reiteradas, en el aire alrededor de los personajes, en el paisaje, en la música, en la luz, en el silencio. Un centro que tiene la capacidad de crear relaciones que forman contrapuntos. El océano desencadena algo que lo rebalsa, siempre.
En las migraciones es el lugar de paso que mantiene unidos a los distintos elementos que tal vez en él adquieren consistencia. La ciudad es océano, con sus fuerzas caóticas y sus corrientes que arrasan, siempre. No tiene que ver con el orden. Es otra cosa. Siempre en transformación y abierto para resonar, conjugar los imposibles o las impotencias. Esa es la potencia del océano para construir un mundo escénico consistente, con cortocircuitos incluídos, poblado de melodías y voces en desarrollo continuo, muy acuático todo: salpican las palabras, materiales que inundan, chorrean las imágenes, se filtran los sonidos. Estas capas (oceánicas) se refuerzan y organizan, fragmento a fragmento, golpe a golpe, nada definitivo, nunca. Cómo deslizarse en este océano sin imponer una testaruda geometría, sin medirlo y acotarlo sino permitiendo una variación continua, un amorfo que rebalsa siempre cualquier intento de organización.
El espacio del océano escapa a los límites de su medición y en ese sentido desborda. Fluye y escapa por donde puede, por la tangente, en un torbellino, en una tormenta o por cualquier fuerza que logre esquivar la forma establecida. Siempre hay un excedente. Cambios constantes de dirección, nada delimita nada, todo se escapa, huye. No hay forma permanente. No hay contorno. Están los vientos, la luz, los ruidos, los colores y los sonidos. . Adriana Barenstein
Océano puede verse los sábados a las 20:30 hs. en la Sala Norah Borges del Centro Cultural Borges (Viamonte, esquina San Martín, CABA). La entrada general tiene un valor de $120. Estudiantes y jubilados pueden acceder a entradas por $100.