Publicamos el primer comunicado de la agrupación juvenil Contracorriente desde la ocupación del edificio histórico de la Universidad de Barcelona como parte de la protesta internacional convocada por End Fossil.
Jueves 3 de noviembre de 2022
Ayer en Barcelona decenas de estudiantes empezamos la ocupación de la sede histórica de la Universidad de Barcelona impulsada por End Fossil junto con otras organizaciones juveniles, entre las cuales se encuentra Contracorriente. Se trata de una protesta internacional promovida por estudiantes con una consigna dirigida a los gobernantes: el fin de los combustibles fósiles.
Consideramos que las compañeras de End Fossil tienen toda la razón cuando señalan la crisis capitalista y su dinámica insostenible como la raíz del problema de la emergencia climática, la inflación, la precariedad laboral y el acceso a la vivienda. Además, compartimos plenamente el hecho de poner el conocimiento al servicio de las necesidades sociales, echando las grandes empresas de nuestros centros de estudio. En este sentido, las tres demandas que planteamos desde la ocupación y exigimos en la universidad son:
Además, sabemos que existe una profunda relación de intereses entre las grandes compañías energéticas del IBEX 35, la banca y las políticas de aumento del gasto militar por parte del Estado español. Las eléctricas que nos suben los precios de la luz son las mismas que expolian recursos en África y América Latina.
Porque el Santander no solo hace negocio con los combustibles fósiles, sino que también lo hace el armamento. Por este motivo, desde nuestra organización defendemos igualmente que la universidad rompa relaciones con todas las empresas armamentísticas como es el caso de Indra – presente a la UPF – y aquellas que invierten en armamento. Decidimos enfrentar el rearme del imperialismo español destinado a defender el IBEX en todo el mundo y blindar la frontera.
Durante la primera jornada, la casta universitaria del Rectorado ya ha dejado claro para nosotros que no podemos confiar en ella. Han impedido que las compañeras encadenadas dentro pudieran ir al lavabo o recibir comida, excusándose en el protocolo de mantener cerrado el espacio y aludiendo a la voluntariedad de las ocho activistas que se encontraban en el interior para poder marchar cuando quisieran.
Sin duda, un chantaje para condicionar cualquier tipo de negociación futura. Así, sabemos que el tono dialogante por su parte en la primera reunión y el gesto del rector bajando a saludar no son más que intentes de lavarse la cara públicamente, cosa que no aceptaremos.
Por eso, desarrollar la autoorganización sin confiar en la casta universitaria es clave para aglutinar la fuerza necesaria capaz de conquistar nuestras demandas. Hacer pasa-clases, difundir el conflicto en otros centros de estudio y convocar asambleas abiertas para poder sumar a más estudiantes.
Tenemos la oportunidad de convertir este conflicto en una pequeña batalla que sirva para construir un movimiento estudiantil de base radicalmente democrático donde discutir nuestras demandas desde bajo, sumando otras problemáticas como la carga de las tasas universitarias y la necesidad de su devolución ante la inflación y precariedad que vivimos.
Luchamos por una universidad totalmente gratuita, libro de empresas y al servicio de las necesidades sociales: ¡facultades gobernadas por estudiantes, trabajadores docentes y no docentes!
En este sentido, hay que plantearse también con quién tejemos alianzas. No podemos confiar en aquellos partidos capitalistas reformistas que pasan a hacerse los simpáticos mientras suben regalan millones a las eléctricas desde el gobierno central y aumento de forma histórica el gasto militar. Tampoco esperamos nada de la Generalitat, puesto que llevan años siente los máximos defensores políticos del sistema neoliberal universitarias y la elitització en Catalunya. Todo lo contrario: hay que enfrentarlos.
A la vez, necesitamos unirnos con los sectores de trabajadores en lucha. Porque ellos y ellas hacen funcionar el sectores estratégicos como el transporte, las fábricas, las comunicaciones o las centrales energéticas. Pensamos la fuerza que tendríamos si conseguimos que hagan suya la lucha contra el cambio climático.
De hecho, ante la crisis climática que afrontamos y el aumento de los precios de la luz necesitamos que la clase trabajadora se ponga al frente de la defensa nacionalizació bajo control obrero del sector energético para llevar a cabo una reconversión sostenible de la producción y garantizar la aprovisament necesario por las necesidades sociales es vital.
¡Enfrentamos la emergencia climática, la inflación y el rearme imperialista!
¡Fuera empresas armamentísticas y contaminantes de la universidades!
¡Arriba los salarios, abajo los presupuestos militares!