×
×
Red Internacional
lid bot

Pandemia Y Precarización. Odisea de una docente porteña con covid-19: “Si no me dan la licencia, no cobro”

Reproducimos el testimonio de una trabajadora que se contagió luego de iniciar las clases y que publicó su historia en el Facebook de Familias por un Retorno Seguro. Maltratos, incertidumbre y total falta de sentido común.

Jueves 4 de marzo de 2021 12:16

Foto: Télam

A poco de iniciar las clases presenciales en la ciudad de Buenos Aires y el resto del país, ya lamentamos la muerte de dos docentes en Jujuy por coronavirus. También, según un relevamiento de Ademys, en la capital ya se registran 430 casos de coronavirus confirmados en las escuelas. Los gobiernos son responsables por obligar a la docencia a volver a trabajar sin vacunas y sin garantizar las condiciones sanitarias y de infraestructura en las escuelas.

En distintas partes del mundo ya se ve cómo la presencialidad escolar genera consecuencias lamentables, como el caso de la joven estudiante brasilera que murió por contagiarse en la escuela.

Te puede interesar: En las escuelas porteñas ya se registraron 430 contagios de covid-19

Reproducimos el testimonio de una trabajadora que se contagió luego de iniciar las clases y que publicó su historia en el Facebook de Familias por un Retorno Seguro. Maltratos, incertidumbre y total falta de sentido común.

Odisea de un docente con Covid-19 en CABA

RELATO DE FERNANDA FOGENMAN

El día viernes 26/2 ingreso a la escuela de la mañana, me toman la temperatura y me da 36.2. A las 11 hs empecé a sentir fuerte dolor de cabeza, le comento a una compañera que me sentía mal. No sé si era debido a unos olores del ambiente. Le pregunto si tiene un Tafirol y ella me lo da tirándole alcohol al blister. Sigo trabajando, doy clases virtuales, me reúno con mi compañer@s para planificar y ver tomas de escritura para armar una sub burbuja. En este tiempo, como estaba concentrada en esto (que es común en mí), no noto que sigo sintiéndome mal.

Salgo de la escuela, voy lo más tranquila a tomar el colectivo que me deja en mi segunda escuela e ingreso. No me toman la temperatura ya que el termómetro no funciona bien (respuesta que recibo de un auxiliar).

Doy clases, me siento cansada, un poco de dolor de cabeza. Salgo de trabajar. Como todos los días viajo en dos transportes públicos para volver. En el recorrido a casa empiezo a sentir molestias, siento escalofríos, mucho calor y cansancio. Llego a casa. Me tomo la temperatura y casi llega a los 38º. Charlo con mi compañera de esto, me tomo un Tafirol de nuevo, sigo con molestias, levanto temperatura más de 38º. Espero que pasen 6 horas para volver a medicarme. Justo da el horario de la madrugada, me siento cada vez peor, algo tenía que hacer.

Leé también: La Matanza: 50 % de las escuelas carecen de condiciones para la presencialidad

Llamé a emergencias médicas. Me dicen que hay demora de dos horas, que en ese lapso se comunicarán conmigo. Pasan las horas y nadie me llama. Amanece, sigo muy molesta. Decido irme a un prestador de mi obra social, ya que emergencia no se comunicó conmigo. Llego a la guardia, me toman los datos, espero a ser atendida. Entro, me evalúan, me dicen que son síntomas de covid pero ‘vamos a esperar 48hs para ver si te hisopamos’, entonces recomiendan aislamiento estricto.

A todo esto, comienzan los mensajes y llamados burocráticos: que me vaya a testear, que tenemos un centro de testeo que nos dan turnos rápidos y que los resultados los tenemos en cuatro horas. Voy a Palermo por la tarde, me hacen el test. No termino de llegar a mi casa, me llaman: el test es positivo. Creo que pasaron dos horas, me preguntan con quién tuve contacto estrecho, les comento con quienes trabajo, nombro a mi compañera con la que más relación tengo y con quien compartí cosas, me piden datos y querían que siga recordando más. En ese momento no pensaba en lo que me preguntaban. Me seguía sintiendo muy mal, tenía mucha temperatura... quedé shockeada, no pensé que me iba a tocar a mí, estuve todo un año en casa trabajando, siempre cumpliendo con todo y cuidando a mis hijos.

Me pasaron miles de cosas por la cabeza, qué hago con los nenes, cómo los cuido, que todavía no estaba preparada ni yo ni las escuelas para volver, si soy positivo contagié a mis compañeros de trabajo, a mis alumnos, una locura, demasiado para mi cabeza.

Bueno ya está, tenía que pasar. Espero mi resultado (aun no lo puedo ver), mientras tanto tengo que tramitar el seguimiento. ¿Quién me hace el seguimiento? me pregunté, bueno, pareciera que nadie. Llamé a la clínica, ellos me dicen que no se encargan de eso, que llame a mi obra social, nadie me atiende, me queda llamar a emergencias. La respuesta: eso se encarga tu obra social. Y bueno, miles de mensajes.

Al otro día vuelvo a llamar para ver quién me hace el seguimiento, llamo a la obra social, nadie atiende. Vuelvo a llamar a emergencia, me atiende otra persona y me dicen que ellos se encargan.

Más información: Ninguna normalidad en la vuelta a clases: marzo arrancó con protestas y paros en todo el país

En el transcurso del día me llama una doctora, antes de querer saber cómo estoy, solo recibo retos de ella, qué porqué me fui a testear en un centro de testeo, por qué no esperé a mi obra social, por qué mis compañeros se fueron a hisopar, y por por qué y por qué….

Listo, aparte de sentirme mal, tenía que aguantar miles de cosas, cargar mi licencia sin certificado porque el gobierno nunca me lo mandó. Pero sí llamó para retarme. Me llega un mail con el aviso del positivo, pero sigo sin poder ver el certificado. El mail dice: test rápido de covid-19 positivo. Esto no significa que tengas el virus, requiere que te hagas una prueba confirmatoria con un test PCR. Otro problemita más sumados al resto.

Al tercer día de todo este malestar, me voy a una unidad febril para poder hacer el test que necesitan para pasar mi licencia. Que a pesar de sentirme mal es lo que más me preocupaba, si no estoy justificada, no cobro. Me atienden muy mal. Me dicen que tengo que estar aislada por ser positivo ¡Pero el gobierno de la ciudad siendo positivo me pide el PCR!

Me encierran en un cuartito 2x2 sin ventilación, sin baño, sin agua. Dos horas esperando para que me hagan el test, en esas dos horas me llamó mi compañera, lo único que hago es llorar diciéndole que me siento un trapo de piso, una basura y para nada un ser humano. Ella intenta calmarme un poco, pero la verdad sentía impotencia de no poder hacer nada. Luego esperé cuatro horas más porque querían hacerme un estudio de pulmones. Cansada de esperar llamo a mi marido y le digo que pida mi resultado, que le firmo lo que quieran pero que me sentía muy mal encerrada, no se lo quieren dar sin hacerme la placa. No aguanté más y me salí, sin resultado, sin placas, sin nada.

Volviendo a casa solo daba vueltas en mi cabeza preguntas de conducción, ¿donde te contagiaste?, si te contagiaste en el transporte no es para ART, rompieron el protocolo, no tuvieron los cuidados preventivos para el covid, todas cosas así. En el grupo de whatsapp de la escuela mis compañeros hacían preguntas y las respuestas eran siempre las mismas hay que cuidarse más. Yo solo quería el certificado para la licencia.

Dónde me contagié no lo voy a saber nunca, puede ser en el transporte público, un compañero de trabajo o alumno asintomático. O de los obreros que todavía circulan por la escuela….


Redacción

Redacción central La Izquierda Diario