En 1838, Charles Dickens retrataba la cruda realidad de los niños pobres en un sistema que los descarta.
Domingo 11 de marzo de 2018 16:49
A pesar de su niñez, se sentía desesperado de hambre, temerario por su desdicha. Se levantó de la mesa y, avanzando hasta el director con el plato y la cuchara en mano, dijo, algo asustado de su osadía:
El director era un hombre gordo y saludable; pero se puso pálido. Contempló estupefacto al pequeño rebelde durante unos segundos y luego tuvo que aferrarse al caldero para no caer. Las ayudantas se quedaron paralizadas de asombro; los niños, de temor.
El director amagó un golpe con el cucharón sobre la cabeza de Oliver, lo tomó del brazo y llamó a gritos al celador.
La junta se hallaba reunida en cónclave solemne cuando el señor Bumble entró precipitadamente en el lugar en medio de una gran excitación y, dirigiéndose al caballero de la elevada silla, dijo:
Hubo un sobresalto general. El horror se dibujó en todos los rostros.