La iniciativa fue de los vecinos que viven al lado de la secundaria 18 de Ramos Mejía, ya que muchas familias quedaron sin ingresos. Docentes y familias son quienes visibilizan la problemática y señalan la responsabilidad del Estado.
Domingo 10 de mayo de 2020 17:49
En la secundaria 18, ya veníamos viendo en las familias el avance de la crisis económica. Sumado a esto, el impacto de la cuarentena por el Covid-19, que las afecta debido a la vulnerabilidad social de gran parte de su población.
En nuestro distrito, hay más de 2 millones de habitantes, y la mitad se encuentra bajo la línea de la pobreza, golpeados por años de informalidad laboral y desocupación.
Sin embargo, son menos de 152.000 las familias de La Matanza, el distrito de Espinoza, que recibieron el Ingreso Familiar de Emergencia de los escasos $10.000 que destina Fernández, y a muchísimos, se lo rechazaron. Ante éste panorama, vemos que se extienden las iniciativas de solidaridad entre trabajadores.
Su solidaridad y la nuestra
El gobierno da muestras de “solidaridad” con rescate millonario a los empresarios, y también con el FMI, a quien la semana pasada pagó 320 millones de dólares. Una solidaridad de clase que contrasta con la de los vecinos, que se organizan para garantizar el plato de comida de las y los niños y sus familias.
Los vecinos de nuestra escuela se organizaron y publicaron una página de Facebook llamada “Olla solidaria de Ramos Mejía”. A la misma se contactaron vecinos y comerciantes de la zona y todos los días acercan donaciones. Hoy son más de 150 personas las que reciben viandas. El barrio se ubica en Bartolomé Mitre 958.
Los docentes de la escuela 18 nos enteramos de la iniciativa y nos acercamos a colaborar. Luego de realizar una nueva entrega de alimentos a nuestros estudiantes (tenemos 400 alumnos, pero Kicillof sólo envía cantidad para 120), alcanzamos donaciones a los vecinos. Y quedamos en contacto para difundir la solidaridad, pero también para pensar iniciativas comunes para visibilizar sus reclamos.
En nuestra escuela, pese a que estamos en cuarentena obligatoria, no detuvimos los reclamos por nuestros estudiantes y sus familias. Las familias vecinas a la escuela nos trasladaron su preocupación por el avance del dengue en el barrio ya que varios alumnos, docentes, y vecinos fueron afectados. La escuela, que cuenta con un predio de más de 56 metros, era un verdadero foco de infección. Luego de años y años de reclamos, y de que el Municipio no diera respuesta, volvimos a visibilizar el conflicto y varios medios también difundieron nuestro reclamo. Y, finalmente, hace unas semanas comenzó la limpieza. Ahora, junto a las familias y vecinos, tenemos que seguir el reclamo por la construcción de aulas y un espacio para que nuestros alumnos realicen actividades físicas y recreativas. Y desde ya, ponerla a disposición de los niños del barrio.
Los vecinos que tuvieron la iniciativa de la olla solidaria, nos comentan que en el predio donde viven, hay más de 50 familias,y señalan los graves problemas de pasar la cuarentena hacinados. Con un impuesto a las grandes riquezas, bancos y terratenientes, se podría hacer viviendas para que todos puedan pasar la cuarentena en condiciones. ¿Por qué no empezar ya con un plan de Obras Públicas, y viviendas populares bajo gestión de los trabajadores y las organizaciones barriales?
La semana pasada, docentes de la secundaria 18 realizamos una asamblea virtual e intercambiamos experiencias y dudas respecto a cómo desarrollar una continuidad pedagógica virtual, cuando muchas familias nos informaron que perdieron empleo, y tienen problemas de conectividad. Es urgente incluir el acceso libre y gratuito a Internet para todas las familias y docentes, y se debe garantizar una computadora, tablet y/o celular para cada uno de nuestros estudiantes, y para los docentes que necesiten.
Tenemos el desafío de seguir extendiendo lazos de solidaridad con la comunidad educativa, y concretar iniciativas para visibilizar todos nuestros reclamos: que se prohiban los despidos y suspensiones; y que se garantice, a quienes no tengan ingreso, un sueldo de cuarentena de $30000.
Éstos lazos solidarios incipientes, que venimos tejiendo los docentes de la Secundaria 18, muestran una fuerza potencial: organizarnos junto a las familias trabajadoras para imponer un programa de salida a la crisis.