La pandemia ha aumentado la precariedad, el desempleo y el hambre. Es por eso que desde el propio pueblo trabajador, en las poblaciones, se han levantado iniciativas de solidaridad, para así dar una respuesta frente al la crisis sanitaria, donde en Antofagasta ya son más de 70 ollas y comedores populares.
Viernes 31 de julio de 2020
Desde que empezó la pandemia hemos visto cómo la clase trabajadora y el pueblo pobre son los que vienen pagando esta crisis con desempleo y las suspensiones, que a nivel nacional alcanza el 11,2%, según el INE. En Antofagasta la tasa de desocupación registró un 13,2%, 4,1 puntos porcentuales por sobre lo presentado en el mismo trimestre móvil del año 2019 (trimestre marzo-mayo 2020)
El hambre y el endeudamiento están en la cabeza de todas y todos quienes tienen que parar la cuchara en su casa, pero para el gobierno no le importa mucho qué digamos, con tal de entregar una caja de alimentos y sacarse la fotito, algo que no solucionará los problemas de casi un país entero.
La respuesta a las nefastas políticas del Gobierno y los ataques de empresarios, ha sido ejemplos de coordinación entre organizaciones de trabajadores y pobladores, con cacerolazos y barricadas por las noches, y por el día ollas a grandes fogones para alimentar a la gran mayoría de la población. No olvidemos que no es primera vez que se hacen ollas comunes. En 1981 se desarrollaron las primeras “Marchas del Hambre” por el centro de Santiago.
Cada vez vienen aumentado las ollas comunes en la ciudad de Antofagasta, con la ayuda de organizaciones sociales, políticas y juntas de vecinos, alcanzando más de 70 ollas comunes, concentrándose la mayor cantidad en el sector centro y norte de la ciudad.
A continuación, les dejamos un mapa de georefencia que creó la Coordinación de las Ollas Comunes de Antofagasta, junto con el apoyo técnico de la Mesa Territorial Antofagasta.
No podemos ser nosotros quienes “debemos apretarnos el cinturón” junto a nuestras familias y gastarnos nuestros ahorros para pagar esta crisis de la pandemia, mientras que las grandes familias dueñas de Chile siguen enriqueciéndose a costilla de la clase trabajadora, luego de privatizar todos nuestros derechos, hasta el agua que tomamos. Es por eso que se hace necesario poder organizarnos con las y los trabajadores y el pueblo pobre para echar abajo todo este sistema de explotación, porque no puede ser que mientras personas que no tengan qué comer, en el palacio de La Moneda coman hasta paté de jabalí.
Mia Valdivia Cerda
Auxiliar de aseo del Hospital Regional de Antofagasta, concesionaria Siglo XXI
