Sea cual sea el resultado del plebiscito, y el cómo decantan las negociaciones respectivas algo tenemos claro. Desde la UDI hasta el Partido Comunista tienen el acuerdo de que el devenir constitucional de la república se definirá en el congreso, donde la derecha cuenta con ventaja.
Martes 2 de agosto de 2022
De las calles de Santiago , lentamente, se han ido borrando los vestigios físicos de la rebelión. Un dirigente sindical me comentaba, en tono de anécdota, que la importancia estratégica del metro no reside solamente en su capacidad de movilizar a millones de trabajadores hacia sus lugares de trabajo. La imagen de permanente limpieza, de no tolerar ni la más leve mácula, en las barandas de cada estación, eran un elemento muy importante para mantener esa imagen “higienizada” de una ciudad eficiente, moderna y ordenada que el régimen busca proyectar sobre lo que es chile.
Esa es la imagen del país del rechazo. Chile, en medio de una crisis económica que hace agua nuestros salarios, recupera lentamente el cauce normal de su desarrollo histórico. La rebelión ya solo es un recuerdo amargo de pasiones irracionales que embriagaron a la multitud. La pandemia, y el reencontrarse con el temor a la muerte, alejó a estos indómitos indios australes de sus bajos instintos. En tiempos de peligro, la autoridad, esa que nos cuida de los padecimientos, se fortalece. Se disipa todo ánimo de aventura que enturbia la inmaculada, ejemplar y virtuosa tradición republicana chilena.
Los que antes enarbolaban banderas indígenas mientras aplaudían a la primera línea, emblema del crimen organizado que busca desestabilizar el orden republicano, hoy buscan distanciarse de aquello, como quien despierta con caña moral tras una noche de juerga. Siempre, el borracho puede alegar que no era consciente de las decisiones que tomó la noche anterior. A la luz del día y de vuelta al trabajo, con el temor a perderlo, hoy quienes ayer hacían barricadas comparten memes burlándose de los progresos. Nadie quiere que su casa o sus pensiones sean expropiadas, o peor aún administradas, por quienes la noche anterior organizaban el caótico jolgorio de la revuelta.
Este es el país del rechazo.
La derecha sube la apuesta.
Semanas del rechazo puntero en las encuestas ha envalentonado a los sectores más reaccionarios y conservadores de la sociedad, a niveles que hace tan solo unos meses parecían insospechados. Si tras la rebelión y la caída en desgracia del gobierno de Piñera de la derecha, ampliamente aplastados en el plebiscito de entrada, hoy no son pocos quienes buscan defender sus ideas y proclamar a los cuatro vientos que siempre estuvieron por el camino del diálogo y del consenso. Incluso abjuran de alguna vez haber apoyado este proceso “constituyente” dado que nunca estuvieron por un proceso refundacional y revanchista. Claro, para esta gente quitarles sus privilegios aunque sea un escaño en el senado es un castigo demasiado injusto que agita las bajas pasiones de la chusma y enturbia lo que debe ser un serio y sensato debate constitucional en que esos privilegios no se pongan en cuestión.
Ni el apruebo para reformar ni el apruebo a secas parecen convencer a los votantes. Y mientras las distintas "almas" de la coalición de gobierno disputan por cual será el contenido de esas "reformas" que habrá que hacerle al texto, todos acuerdan en que el camino será el trazado por la institucionalidad vigente: Un gran consenso en el congreso nacional donde la derecha tiene la fuerza suficiente para torcer la voluntad popular, sea cual sea el resultado del plebiscito.
Parece una broma de mal gusto ver como los dirigentes del Partido Comunista se ufanan por la prensa de la “influencia decisiva” que habrían tenido en que la Convención arribara a un texto constitucional. Tal es la falta de decoro que incluso se atreven a ventilar por la prensa burguesa los por menores de las rencillas entre las organizaciones de izquierda en la convención. Las decenas de muertos, cientos de mutilados, las miles de detenciones y los centenares de presos políticos, todo eso solamente era parte del decorado durante más de un año de intrigas parlamentarias, donde los supuestos representantes de la clase obrera no nos entregaron nada más que parlamentarismo.
Y una imagen, mencionada en el reportaje en cuestión, gráfica bastante bien esta claudicación al régimen: El convencional y dirigente del partido Comunista Marcos Barraza alineándose con Marcela Cubillos, acérrima pinochetista para defender juntos el presidencialismo contra el Frente Amplio. A ese nivel ha llegado la capitulación sin principios de quienes pregonan ser herederos de Lenin. Ese día , comenzó el triunfo del rechazo.
Desde esa perspectiva, bastante vacía se nos presenta la disputa mediática “defensores de la ortodoxia” del texto y quienes están dispuesto a “reformarlo”. De ambos lados juegan a defender posiciones aparentemente irreconciliables para entretener a la prensa con sus disputas de palacio. Pero nada impide a la diputada Kariola (PC) recorrer junto con Mirosevic (Liberal) juntos y de la mano haciendo causa común por un “apruebo” sin apellidos pero igual de vacío. Alguien si podría avisarle a los movimientos sociales constituyentes de que fueron dejados fuera de la mesa de negociación, para que dejen de hacer el ridículo de pretender hacer del voto un“acto revolucionario contra el régimen neoliberal”. Su entusiasmo y optimismo cándido, no es más que el cotillón de una fiesta en la que han sido relegados a ser el número artístico, mientras los que ponen la música y ordenan el baile son otros.
Y es que el 4 de septiembre concluirá el cronograma del acuerdo por la paz, zanjado para evitar la caída del régimen a manos de la movilización popular. Tanto el Partido Comunista como el Frente Amplio, ya sea al negarse a profundizar la movilización o directamente firmando el susodicho acuerdo, se sentarán a la mesa del gran empresariado a negociar un itinerario político para salir de la crisis y conservar todos sus cuotas de poder. El partido comunista pensaba en cómo aumentar su número de diputados y el FA en ese entonces ni soñaba con la presidencia y se conformaba con unos cuantos ministerios o una que otra alcaldía.
Tan corta era su visión respecto a lo que pasaba en las calles que el pánico que les provocaba una asamblea constituyente que la izquierda reformista no pudiese controlar les hizo preferir el camino propuesto por la derecha: levantar una tercera cámara, con sus rituales parlamentarios para adormecer la movilización popular con la soporífera entonación de las discusiones legislativas.
Sin duda, a la derecha le hubiese gustado que el proceso careciera de una presencia pintoresca. Sin embargo, en la suma y resta lograron preservar la propiedad de los recursos naturales, las reglas del gasto fiscal, la autonomía de instituciones claves y un conjunto de dispositivos necesarios para continuar sometiendo a la voluntad popular.
Aquello que no ganaron es porque pese a todos los desvíos e intentos por sacar a la gente de las calles, la fuerza de la rebelión aún sigue marcando el ritmo del devenir histórico por el cual transitamos. Por esto los empresarios buscan el mejor mecanismo para que el triunfo del rechazo no sea en las urnas, sino que sea una reversión de la relación de fuerzas que marca la presencia de la rebelión en el panorama nacional
¿Y que mejor que un apruebo que le allana el camino al rechazo para concluir este episodio de la historia de Chile?.
Ιωαχειν
Editor y columnista de la Izquierda Diario