Hace algunos días se inició el trámite de inscripción para legalizar el Partido de Trabajadores Revolucionario. ¿Una organización que se reivindica marxista revolucionaria puede legalizarse? ¿Era necesario hacerlo en este momento en donde esta tan desprestigiado el régimen político? Consideramos que para responder esta pregunta debemos volver a hablar de táctica y estrategia.
Miércoles 18 de enero de 2017
¿Las organizaciones marxistas revolucionarias pueden legalizarse?
Una primera aclaración necesaria. A propósito de la legalización del PTR, han surgido variadas polémicas provenientes de organizaciones de la izquierda estudiantil, que nos acusan de estar claudicando ante el régimen burgués y nos dicen: “¿Qué organización revolucionaria se ha legalizado?” “Entrar en el juego electoral es re oxigenar el régimen burgués que esta en crisis”, entre otras cuestiones.
¿No sería una contradicción pelear por la destrucción del Estado capitalista y utilizarlo como lo haría un partido legal? Nos parece importante esta pregunta, ya que se tiende a pensar que por principio los marxistas debemos repudiar la participación en las elecciones burguesas y que eventualmente se podría omitir el problema de las elecciones.
Para nuestra desgracia, la cosa no es tan simple. Los marxistas debemos hacer el esfuerzo de realizar un estudio científico de la realidad, buscando dar los pasos prácticos para llevar adelante nuestras ideas revolucionarias. En este sentido intentamos hacer análisis concreto de la situación concreta. Es por esto que nosotros no definimos por principio como correcto o incorrecto el uso de la legalidad burguesa. Y esto no lo invento el PTR. Las organizaciones que se reclamen leninistas conocerán muy bien el folleto escrito por Lenin contra los otsovistas (fracción que se oponía a la participación en las elecciones burguesas) llamado “el izquierdimo enfermedad infantil del comunismo” en donde menciona:
“Mientras no tengan ustedes fuerza para disolver el parlamento burgués y cualquiera otra institución reaccionaria, están obligados a trabajar en el interior de dichas instituciones, precisamente porque hay todavía en ellas obreros idiotizados por el clero y por la vida en los rincones más perdidos del campo. De lo contrario, corren el riesgo de convertirse en simples charlatanes”.
La tarea de los revolucionarios es crear una fuerza social arrolladora, sin esto, cualquier planteo de enfrentamiento serio contra los capitalistas, correría el riesgo de convertirse en una aventura. En este sentido los marxistas tenemos un amplio bagaje táctico y vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para introducirnos en el movimiento de masas.
La legalidad burguesa para nosotros entonces, es vista como un asunto de táctica. No compartimos la idea de los reformistas que lo ubican como un aspecto estratégico y que creen que conquistando una "Mayoria" parlamentaria se podra transformar el Estado capitalista.
Para nosotros por el contrario, el objetivo de esta táctica, es que nos permite amplificar nuestra voz y ayudarnos a construir fuerza material dentro de las filas de la clase obrera, que en su gran mayoría aún confía en las dadivas de la democracia burguesa.
La situación nacional
Ahora bien, si tenemos acuerdo en este primer aspecto general que es parte de la historia del marxismo, pasemos a una siguiente idea instalada: Si bien uno no puede oponerse a la legalidad de un partido marxista revolucionario por principio ¿Por qué lo hacemos en este momento donde hay crisis de legitimidad de la institucionalidad burguesa en Chile?
Para quienes sostienen estos argumentos, la “táctica para el periodo” consiste en “desatar la ingobernabilidad de los poderosos”. Nosotros compartimos que las organizaciones revolucionarias debemos tener el objetivo de profundizar la crisis del dominio de la burguesía mediante la acción de masas en la lucha de clases pero creemos que, basados en un análisis preciso, debemos tener en cuenta los medios materiales para realizar dicho objetivo y acá hablamos de la relación de fuerzas concreta.
¿Por qué lo hicimos en este momento entonces? Primero porque no consideramos que la cosa sean tan simple. La crisis de legitimidad, análisis que está presente en muchas organizaciones, no expresa mecánicamente una necesidad de suprimir la democracia burguesa en la conciencia de las masas si no, por el contrario se están expresando en nuevas ilusiones posibilistas que hoy por hoy, viene capitalizando el frente amplio aunque también sectores de la derecha.
Es decir, todo lo que nosotros hacemos por abajo, en las coordinadoras, en los sindicatos, en el movimiento estudiantil lo están capitalizando figuras como Boric, que sabemos que no tienen un planteo revolucionario. El abstencionismo ante este problema político concreto, tiene el efecto de hacer que se fortalezcan estas mediaciones sin contrincantes, poniendo a la izquierda revolucionaria a la defensiva, aislando su influencia o condenándola al economicismo, es decir una respuesta corporativa ante los grandes problemas que viven el conjunto de las masas.
Hay que agitar sin conservadurismos nuestras ideas frente a las masas
Los marxistas no podemos inventarnos un escenario de batalla ideal, respondemos al escenario concreto en que vivimos. Y lo que la izquierda revolucionaria está presenciando, no es solo la presencia de movilizaciones masivas, la re articulación lenta pero profunda del movimiento obrero sino además el surgimiento de una nueva mediación neo reformista de mucha importancia. Si no nos planteamos enfrentar a este fenómeno corremos el riesgo al decir de Lenin de convertirnos en charlatanes, en defendernos de manera propagandística mientras las figuras como Sharp recorren poblaciones y sindicatos haciendo política.
En este escenario, creemos que es necesario tener flexibilidad táctica pero intransigencia estratégica. Nosotros no compartimos con ellos ni el programa ni los objetivos, pero la gente les cree y ante eso no podemos tener una ubicación pasiva.
¿Qué hacer? La tarea que tenemos como primer orden del día es poder demostrar que la clase obrera puede darle una salida al conjunto de padecimiento que vive la población, difundir por todo el país nuestras ideas y programa revolucionario, que la gente lo conozca, no solo el mundo estudiantil o círculos cerrados del sindicalismo. Para esto conseguir la legalidad puede servir de apoyo, pero es solo un aspecto.
Este trabajo debe ir unido al fortalecimiento de la presencia de los revolucionarios en las movilizaciones de masas que se han abierto en el ciclo de la lucha de clases, impulsando un frente de acción común ante los padecimiento estructurales que vive el pueblo trabajador.
Necesitamos instalar campañas nacionales, con tribunos populares que las defiendan, que la clase obrera tenga sus referentes que puedan debatir con los candidatos burgueses y pequeñoburgueses. Debemos unificar todo ese trabajo gris que hemos hecho estos últimos 6 años (y hace más tiempo aun) en una propaganda audaz, superando los métodos artesanales del trabajo de la izquierda revolucionaria. Debemos echar raíces profundas en la clase obrera y debemos hacerlo sin miedo a hacer política, utilizando todas las herramientas que podamos.
El frente amplio y el economicismo
Para nosotros existe como definición, una sola lucha de clases indisoluble, a veces se manifiesta abierta, con lucha en las calles y otras veces como giros abruptos en la superestructura política; desde este punto de vista, tiene un desarrollo dialéctico. Es una totalidad que nos obliga a elegir las mejores herramientas dependiendo del escenario concreto.
Hoy día querámoslo o no, lo que se debatirá ampliamente es que “proyecto” necesita el país y esto tendrá una repercusión en las masas, en donde se presentarán dos alternativas claras: La de los partidos burgueses, tanto de la derecha como de la Nueva Mayoría, profundamente desprestigiados y el de las capas medias caracterizado en el programa del frente amplio que busca reponer las claves de un Estado de Bienestar, pero tomando todas las demandas que nosotros hemos impulsado junto a miles en las calles.
Ante este escenario la izquierda revolucionaria tiene la necesidad de anteponer una tercera alternativa con un programa de independencia de clase, con una salida anti capitalista ante la crisis de legitimidad que vive el régimen político en Chile. Conseguir la legalidad puede servir tácticamente para este objetivo y nos obliga a mostrar nuestras ideas de conjunto.
Una concepción oportunista de “emergencia política”
Ahora bien, considerando los argumentos de porqué tomamos esta decisión ahora y no lo hicimos hace 5 años o en otro momento, creemos importante aclarar también que al ser una decisión táctica está en función de una estrategia. A diferencia de los oportunistas, para nosotros la legalidad no es sinónimo de “emergencia política”, puesto que no creemos que, con una elección parlamentaria o una cantidad de votos X , este garantizada la fuerza de la organización revolucionaria. Tampoco creemos que el único “terreno” para hacer política sean las elecciones burguesas.
Desde el 2011 hasta esta parte las movilizaciones de masas han instalado temas políticos como hace décadas no se hacía, cambiando la configuración de la izquierda y la correlación de fuerzas interna en el régimen político. Este camino debemos buscar que se fortalezca y para eso la izquierda debe instalar ideas programáticas y aumentar su influencia. Para este ultimo objetivo la legalidad puede servir de ayuda y a nivel programatico casi una necesidad.
Nosotros no compartimos las ideas del frente amplio y organizaciones como Nueva Democracia, que en base a una revisión de las ideas de Gramcsi y de la teoría post marxista de Laclau, suprimen la lucha de clases como el principal terreno de la izquierda revolucionaria y sustituyen la pelea por la revolución socialista por una “democracia radical”.
Para ellos el sujeto revolucionario es relativo, la clase obrera es parte de una “pluralidad de sujetos”. El oportunismo en estas organizaciones consiste justamente en esta estrategia, que por ejemplo, los lleva a realizar una alianza con partidos burgueses, como el partido liberal e inclusive el PRO con un programa democrático radical. Estos intentos tienen sus referentes en Europa con PODEMOS y Syriza, este último dando pasos muy importantes en la implementación de las políticas capitalistas del FMI.
Nosotros por el contrario, creemos que la lucha por la revolución socialista es más necesaria que nunca y que la izquierda revolucionaria debe prepararse, con todo su arsenal político, para fortalecer sus posiciones estratégicas en la lucha de clases, es en este terreno en donde se darán las bases para que surja un real partido revolucionario. Nosotros queremos dar esos pasos.
La izquierda revolucionaria debe asentar bastiones para la lucha de clases
La situación en Chile obliga al conjunto de las organizaciones de izquierda a ser audaces, debemos impulsar la más amplia unidad de acción frente a los principales problemas que vive la clase trabajadora y los oprimidos, profundizar la movilización y ser un factor que busque el desarrollo en la rearticulación del movimiento obrero en Chile.
Nosotros luchamos para que los trabajadores y oprimidos sean una fuerza que transforme el conjunto de la sociedad. Es por esto que consideramos que en Chile hace falta fortalecer una alternativa anti capitalista que se proponga responder a los partidos tradicionales de la derecha y la nueva mayoría, pero también al frente amplio. Debemos instalar nuestras ideas en todos los terrenos, sin conservadurismos.
Nuestra organización está presente en sindicatos y algunas organizaciones estudiantiles, pero aún es reducido para la gran tarea que nos proponemos. Debemos hacer todos nuestros esfuerzos para ampliar nuestra influencia, construir bastiones para la lucha de clases y esto no lo podemos hacer sin política, sin mostrar nuestro programa. Ligando las demandas más inmediatas o sindicales a nuestro objetivos estratégicos. Debemos construir una fuerza social. En este camino volver a hablar de táctica y estrategia en el marxismo se vuelve una tarea fundamental.
Alejandra Valderrama
Redacción La Izquierda Diario Chile. Valparaíso, Chile