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Red Internacional
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FÚTBOL Y DISCRIMINACIÓN. Óscar Romero y su mejor jugada contra la xenofobia

El jugador de Racing le pidió a los hinchas que dejen de insultar con sus cantitos a paraguayos y bolivianos. Hace 23 años él nació en Asunción, Paraguay.

Sábado 27 de febrero de 2016

Foto: Infobae

El miércoles Racing de Avellaneda le ganó 4 a 1 al Bolívar de Bolivia por la Copa Libertadores de América. Esa noche el equipo que conduce Facundo Sava se lució e hizo muchos goles, todos muy lindos.

La figura excluyente fue Óscar Romero, el exjugador de Cerro Porteño de 23 años. Pero lo más destacado del joven paraguayo no fueron sus muchos y buenos pases y gambetas, sino el pedido que le hizo a su hinchada.

Corría la mitad del primer tiempo, Racing ya ganaba y estaba tranquilo. Fue entonces cuando la hinchada de “la Academia” empezó a cantar una canción insultante contra paraguayos y bolivianos, dedicada a Boca Juniors, su próximo rival en el campeonato y la copa.

Una canción típica en el fútbol argentino, patrimonio de casi todas las hinchadas.

La doble moral del nacionalismo futbolero…

El fútbol es una caja de resonancia del sentido común de la sociedad y reproduce los peores prejuicios, mayoritariamente legitimados en los medios de comunicación y en infinidad de instituciones.

Esto le sirve a las clases dominantes para buscar un chivo expiatorio, buscar un “otro” que nos perjudica y así dividirnos por etnia, sexualidad o género, fomentando la homofobia, la xenofobia y la misoginia.

El canto de la hinchada de Racing no sólo era para insultar a Boca, denostando para ello a los pueblos hermanos, sino también para su circunstancial rival, el boliviano Bolivar.

El argumento justificativo del “folclore del fútbol”, legitimado por los medios masivos, hace que los hinchas busquen principalmente como enemigo a su adversario futbolístico pero también canalizan en él los peores prejuicios insertos en la sociedad y, no casualmente, también inculcados por los medios.

Romero sorprendió por su actitud, contraria a hacer como que “no pasó nada”, como hace gran parte del mundillo el fútbol y su negocio cada fecha.

Ante la pregunta de un periodista, después del partido, Romero simplemente dijo que él no es quien “para cambiar el cántico de la hinchada pero siendo paraguayo uno se siente discriminado”.

Y cómo no sentirse discriminado, si encima la agresión es contra una población nacional que fue históricamente devastada con participación del propio Estado argentino.

La Guerra de la Triple Alianza, con un ejército conjunto de Argentina, Brasil y Uruguay, entre 1864 y 1870 asesinó a dos tercios de la población paraguaya, 300 mil de 450 mil personas. Mujeres, niños pero sobre todo hombres. Después de esa guerra desigual, en Paraguay por cada diez mujeres quedaba un hombre.

Como escribió el periodista Martín Estévez en la revista El Gráfico, “quizás Óscar Romero no lo sepa, pero parte de los sufrimientos que padeció están relacionados con aquella guerra lejana. La falta de dinero; la obligación de su madre de trabajar doce horas diarias; e incluso la ausencia de su padre, que lo abandonó antes de que naciera, son consecuencias del lugar en el que la Guerra de la Triple Alianza puso a Paraguay. Una guerra que continúa en cada ‘cancioncita inocente’ que impulsa lo peor del nacionalismo”.

Ahora algunos diarios y revistas dan cuenta del gesto de Romero y lo ensalzan. Dicen de que era hora de que alguien se plante y condenan la discriminación, Pero no suena serio de medios como el diario Olé que nos tiene acostumbrados a destacar en sus tapas el machismo y la rivalidad contra otros países, descalificando de manera burda y sembrando la semilla del odio y el racismo de forma escandalosamente directa. La doble moral al palo.

...para estigmatizar a los pueblos oprimidos

Pero el fútbol no es una isla. En las tribunas sale a la luz, de la manera más cruda y hecho canción, un discurso estigmatizante que refleja políticas xenófobas más profundas y con objetivos precisos.

En los países de Europa, ante la crisis económica, los gobiernos no dudan en blindar sus fronteras, aunque ello implique que mueran miles de personas.

En todos los países imperialistas están los Donald Trump, que encarna a los millonarios inescrupulosos que en estos momentos de crisis intentan aprovechar la vulnerabilidad de los más oprimidos para inculcarles que la crisis es por culpa de los países vecinos, como México en el caso de Estados Unidos, que envía a sus ciudadanos, potenciales “violadores” y “narcotraficantes”, a arrebatarle el bienestar a los verdaderos patriotas.

Esto contribuye a aceptar las políticas de ajuste contra el pueblo trabajador. Y a la vez, a legitimar una una mayor agresión contra los demás países expresada materialmente en muros, más armamento y más intervención militar.

Basta de Racismo y Xenofobia

Cuando los trabajadores del mundo estemos verdaderamente unidos, no ya por una bandera si no por reconocernos de la misma clase, que es explotada y oprimida por los poderosos de siempre; ahí veremos a nuestros hermanos bolivianos, paraguayos o peruanos como lo que son.

Y ahí, seguramente, dejaremos de escuchar los cantitos hirientes y discriminatorios camuflados de “folclore”. Y será entonces que Óscar Romero podrá dedicarse a jugar al juego más lindo, sin preocuparse por lo que escucha detrás del alambrado.