En algunos municipios de la provincia de Buenos Aires los intendentes están implementando medidas un poco polémicas y controversiales. Una vecina de esa ciudad, a modo de crónica, nos comenta la situación.
Jueves 2 de abril de 2020 15:09
El 16 de marzo el gobierno nacional ordenó el cese de las clases en todos los niveles académicos de forma presencial y pidió al pueblo argentino quedarse en casa para enfrentar la pandemia global causada por el Covid- 19.
Una semana anterior, en un pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires circulaban mensajes de supuestos infectados que provenían de la temida Italia y la paranoia recorría todos los rincones del pueblo, el clamor popular pedía la eliminación de los intrusos, esos “otros” que vinieron a perturbar la armonía normalizadora. Los responsables del gobierno local obligaron a los señalados a realizar una cuarentena con estricto control de las autoridades sanitarias de la localidad.
¡Cero casos! Se publicaba en todos los medios de comunicación estatal. Cero casos de coronavirus.
La tranquilidad parecía volver.
El 20 de marzo se decretó una cuarentena obligatoria que rige en todo territorio nacional incluida el cierre de frontera, la clásica respuesta de los gobiernos para frenar el asedio de los otros, los cuerpos infectados. So pretexto de posibles múltiples contagios, se prohibió la circulación de todas las personas que no fueran esenciales.
Si esto les parece sacado de una obra mala de cyberpunk, lamento decirle que lo peor aún no se contó. Uno de los claroscuros de los decretos del gobierno fue permitir a cada distrito implementar sus propias ordenanzas a placer.
En este pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires que les conté, las cosas se iban a poner un poco más distópicas. Por medio de decretos municipales se estableció que:
• Los comercios podrán abrir de 8 a 16hs, al finalizar este horario suena una sirena que obliga a todos los ciudadanos a quedarse confinados en sus hogares.
• Se restringe la circulación de vehículos: Los días LUNES, MIÉRCOLES y VIERNES: vehículos con patente PAR (finalizadas en 0, 2, 4,6 y 8).⠀⠀⠀
Los días MARTES, JUEVES y SÁBADO: vehículos con patente IMPAR (finalizadas en 1, 3, 5,7 y 9).⠀⠀
• Los DOMINGOS estará prohibida la circulación de todos los vehículos, con excepción de los deliverys.⠀
• Multas de 100 mil pesos y 15 años de prisión para quien rompa la cuarentena
• Estricto control de los accesos a la ciudad.
Además para completar el círculo, cada día se informa la cantidad de detenciones que se realizaron por no cumplir las normas establecidas y cuantos “extranjeros” cumplen la cuarentena total.
El día lunes fueron 10 personas aprehendidas por no acatar el decreto municipal que instaura la prohibición de circulación los días domingos. Así cada día, todos los días.
Más allá de esta penosa crónica, me quedé reflexionando en dos cuestiones, dos descripciones que da cuenta del momento: reclusión obligatoria, y cuarentena total. Estos conceptos me remiten a repensar.
Sobre el control biopolítico que se ejercen sobre los cuerpos y cómo la construcción de un otro que amenaza al cuerpo sano y nacional, son temas que están escribiendo constantemente, nombramos sin parar a Foucault y Derrida, acertadamente.
Pero pienso en dos autores que de manera entremezclada me otorga una cierta explicación más cercana a lo que sucede en el interior profundo de la Argentina, una es Hannah Arendt. Ella indica que existen formas de dominación que convierten a las comunidades en rebaños de humanos sometidos al control de la policía y la expansión de la muerte como política nacional o exterior, al que denomina totalitarismo.
Uno de los aspectos más terroríficos y más actuales en tiempo de coronavirus es que se ponen valores sociales mediante el control de la vida pública y privada de los ciudadanos. Para ello, diseñan leyes que en apariencia les brinda legalidad para perseguir, juzgar o matar.
En conclusión, el cumplimiento de la ley del deber de manera ciega y acrítica es la causa de todos los males; hecha ley hechos sus criminales.
El otro autor es Achille Mbembe, y la utilización de su concepto Necropolítica, que hace referencia al uso del poder social y político para dictar qué personas pueden vivir y cuales deben morir.
Mientras buceo estos conceptos suena la sirena, mi cuerpo tiembla, trato de serenarme, me recuerdo que no estoy en una novela de Philip K. Dick, que esto es la realidad, la asquerosa realidad pero siento con fuerza su gran enseñanza "A veces, la locura, es una respuesta sensata ante la realidad".
Para darle más rienda suelta a mi estado de alerta debo recordar que aún no se registran casos, cero casos. Imaginen ustedes que pasará cuando haya uno.