El priista Roberto Sandoval es señalado por “enriquecimiento ilícito, peculado y cohecho”, según detalla la orden de aprehensión que fue librada en su contra por la Fiscalía General de Justicia del estado.
Viernes 13 de noviembre de 2020
La captura de Sandoval ha sido ordenada, solicitando la colaboración de gobiernos estatales y federal, así como de Interpol, que emitió ficha para su búsqueda en 194 países. El ex gobernador es actualmente considerado prófugo.
El proceso en curso es el resultado, según declaró la Fiscalía, de la carpeta de investigación iniciada por la Comisión de la Verdad en 2018, bajo el señalamiento de enriquecimiento ilícito. Cabe recordar que, a inicios de ese año, le fueron “aseguradas” al gobernador cinco propiedades, algunas de las cuales estaban a su nombre y otra bajo el de su hija.
Esto incluyó residencias lujosas y un rancho de 40 mil metros cuadrados. Esto sólo era una muestra de las ventajas que el priista obtuvo de su estancia en el poder. A eso hay que añadir una vida lujosa, ranchos de producción agropecuaria y un enriquecimiento acelerado de su familia, que por supuesto contrastó con la situación de pobreza en la entidad, que bajo su mandato arrastró a un 40% de la población por debajo de la linea de pobreza. Además, Sandoval —quien encaró algunos de estos negocios en sociedad con artistas y deportistas de renombre— fue señalado por supuestos vínculos con el narcotráfico.
El caso de Sandoval —que en 2018 fue sometido a juicio político por el Congreso del estado— se sumó en su momento a varios escándalos de corrupción durante el sexenio de Peña Nieto.
Ese fue el caso de Roberto Borge (Quintana Roo), Javier Duarte (Veracruz) y César Duarte (Chihuahua): una verdadera “estirpe” de gobernadores, que se beneficiaron enormemente de la administración de sus respectivas entidades. Así como lo hicieron también los diputados y senadores en el Congreso de la Unión y en los niveles más altos de la administración federal —hasta llegar a Peña Nieto— recibiendo los “moches” de grandes empresas como Odebrecht, todo en pago por entregar los recursos de México.
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Hay que recordar que todos los partidos que defienden los intereses de los capitalistas, están salpicados de escándalos de corrupción. Desde los partidos del extinto y neoliberal Pacto por México (el PRI, PAN y PRD) hasta el ahora gobernante Morena. Allí está el caso de Mario Delgado, involucrado en los escándalos de la construcción de la Linea 12 del metro, pero también de muchos tránsfugas que se pasaron al ahora oficialismo provenientes de la “mafia en el poder”, como el actual gobernador de Puebla, Miguel Barbosa.
Como decíamos en otro artículo, no se trata de una o dos “manzanas podridas”; el sistema capitalista fomenta la corrupción y los negocios entre los políticos del régimen y empresarios amigos.
El caso de Sandoval, como el de Emilio Lozoya o de Rosario Robles, son solo una muestra de que la corrupción está íntimamente vinculada a la defensa de los intereses de los grandes capitalistas.
Pablo Oprinari
Sociólogo y latinoamericanista (UNAM), coordinador de México en Llamas. Interpretaciones marxistas de la revolución y coautor de Juventud en las calles. Coordinador de Ideas de Izquierda México, columnista en La Izquierda Diario Mx e integrante del Movimiento de las y los Trabajadores Socialistas.