Un dirigente honesto que murió en la clandestinidad, por reivindicar la lucha obrera. Eso no está en debate.
Jueves 30 de junio de 2016 05:38
¿Cómo enfrentar a la derecha peronista?
EL “GRINGO” Tosco, fue un dirigente sindical combativo del gremio Luz y Fuerza de Córdoba. Cercano a sus bases, diferente a los burócratas millonarios que conocemos hoy, que sobreviven gracias a sus lazos con las patronales y los dirigentes políticos de turno. Un dirigente honesto que murió en la clandestinidad, por reivindicar la lucha obrera. Eso no está en debate.
Ya desde estas páginas criticamos su política de apoyo a la izquierda peronista, el “Encuentro Nacional de los Argentinos” (1) y su llamado a votar en 1973 a la fórmula del FREJULI en Córdoba, Obregón Cano-Atilio López, en síntesis lo que se dice una política frentepopulista o de colaboración de clases. En la actualidad organizaciones de la izquierda político-sindical, toman distancia de esta orientación pro peronista, pero reivindican su práctica sindical. Creemos que se equivocan. Opinamos que Tosco también tuvo una política sindical que merece una crítica. Posterior al Cordobazo, se extendieron los sectores de la clase obrera que rompían con “los cuerpos orgánicos” de la CGT. La opción de Agustín Tosco fue un frente permanente, extendido en los años, con los sectores “legalistas” que conducía el dirigente de la UTA Atilio López.
¿Cómo podían desarrollarse sindicatos y organizaciones obreras de base, clasistas, democráticas y combativas, junto a la CGT burocrática? Una CGT que se negaba una y otra vez a organizarse en forma independiente del general Perón; incluso hasta cuando eran destituidos por el viejo general como sucedió con el golpe de la derecha y la policía cordobesa conocido como Navarrazo, en 1974, cuando Atilio López era vice gobernador. Los sindicatos clasistas de Fiat (Concord y Materfer) SiTraC-SiTraM cometieron el error, como bien marcaba Gregorio Flores, de no dirigirse al sindicato y a los trabajadores de Luz y Fuerza, para intentar formas de coordinación permanente. Ese era un camino para hacer avanzar nuevos sectores hacia el clasismo, enfrentando no solo a la burocracia vandorista sino también a los “legalistas” que se subordinaban al peronismo.
El plenario de Villa Constitución: una oportunidad malograda
El sábado 20 de abril de 1974, un mes después del triunfo del Villazo (2), se reúnen más de 3000 obreros de distintos lugares del país. Entre otros dirigentes obreros estaban Agustín Tosco, el más destacado, junto a René Salamanca, Raimundo Ongaro y Alberto Piccinini, el dueño de casa. Dos meses antes, recordemos, había ocurrido el “Navarrazo”. Los montoneros y su brazo sindical, la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), se negaron a participar del plenario. Querían evitar quedar en oposición a Perón y enfrentar el Pacto Social. Esa reunión era una gran oportunidad para coordinar los sectores combativos y antiburocráticos del movimiento obrero. Para defender las conquistas del primer Villazo, coordinar la resistencia contra el Navarrazo, avanzar en una política de enfrentamiento al Pacto Social y defenderse de los ataques de la Triple A (la banda paraestatal que atacaba a militantes populares y de izquierda).
Pero no fue así. ¿Cómo se explica que, a semanas del golpe en Córdoba, Agustín Tosco no llamara a coordinar acciones para enfrentarlo, y ni siquiera lo denunciara con nombre y apellido? En su intervención en el plenario critica al Ministro de Trabajo Otero (hombre de Perón y la UOM), pero no dice una palabra del apoyo del general al golpe. Tosco planteó ese día que “ahora, mañana y siempre, el movimiento sindical combativo de Córdoba (…) va a estar en la coordinación, pero por sobre todas las cosas va a estar en la lucha junto a los compañeros de Villa Constitución”.
En las resoluciones del plenario figura “la necesidad de la unidad de acción contra el enemigo común, llamando a todos los compañeros y comprometiéndose a impulsar la coordinación y la solidaridad con todas las lucha obreras” (3). El Partido Comunista impuso que el plenario no fuera una asamblea, sino un acto. Agustín Tosco, en su intervención, y también en las resoluciones finales, planteaba la coordinación pero sin una fecha determinada y con el límite de sólo rodear de solidaridad los conflictos. Esta era una medida indispensable, pero insuficiente, para el ataque que estaba llevando a cabo la derecha peronista nacional. Pero la coordinación terminó siendo un “saludo a la bandera”, porque ninguno de los presentes, salvo el minoritario PST y su “Frente de Trabajadores”, plantearon votar ahí mismo una mesa coordinadora para enfrentar a la burocracia sindical peronista que dirigía la CGT nacional, que organizara la lucha contra el “Navarrazo”, en apoyo a la UOM Villa y en defensa de las conquistas obreras.
Sindicalismo combativo y clasismo
Luchar contra las patronales, es forjar un sindicalismo combativo. Era importante pero no suficiente. Había que recorrer el camino hacia la independencia de clase, a liberar a la clase obrera de la influencia conciliadora del peronismo en todas su variantes. La coordinación efectiva y permanente con esas organizaciones de base y sindicatos combativos era el primer paso que, lamentablemente, ninguna corriente sindical llevó adelante consecuentemente en los años 70.
No se puede ser clasista sin coordinar efectivamente a las organizaciones antiburocráticas como las presentes en el plenario (4), empezando por tomar medidas para enfrentar los ataques, para apoyar las huelgas, ocupaciones y movilizaciones que se desarrollaban a nivel nacional, conformando un embrión de organización obrera, que enfrente a la burocracia sindical, a Perón y al Pacto Social. ¿Qué pasó de Villa en adelante? Los Montoneros y la JTP no fueron al plenario para no chocar con Perón pero 10 días después el general los echa de la Plaza al grito de “imberbes y estúpidos”. Agustín Tosco, esperando confluir con la izquierda peronista, tampoco realizó ningún intento de coordinación nacional posterior al plenario de Villa.
Y así transcurrió el año 1974, donde empiezan a asestarse las duras derrotas, como el Navarrazo, los crímenes de las bandas fascistas (la triple A), el estado de sitio de noviembre de 1974, la posterior intervención de la UOM Villa y la cárcel a Piccinini y otros dirigentes, el paso obligado a la clandestinidad del “Gringo” junto a otros dirigentes obreros de Córdoba, que ponían sobre la mesa la urgencia de una Coordinadora Nacional. En 5 años, la energía revolucionaria de la clase obrera cordobesa, se fue diluyendo. Ni una instancia de coordinación nacional, independiente de todas las alas del sindicalismo peronista se pudo concretar. Un error que pagamos muy caro.
Notas:
1. Politica impulsada por el Partido Comunista, de frente político junto a sectores burgueses “nacionales”, para apoyar a Perón.
2. Paro y toma de fábrica de los obreros de Acindar, Metcon y Marathon, contra la suspensión de las elecciones en la seccional Villa Constitución de la UOM.
3. Extraído del boletín sobre el Villazo, de la UOM Villa Constitución.
4. CGT Salta, sindicato de empleados de farmacia, SMATA Córdoba, sindicato ceramistas de Villa Adelina y centenares de internas, delegados y agrupaciones obreras antiburocraticas, orientadas por el PRT, Peronismo de base, PST, PC, PO, entre otros.
* Oscar “Chiche” Hernández, como joven adolescente fue protagonista del “Villazo”. Luego histórico dirigente antiburocratico de la UOM, militante del viejo MAS y del PTS en SOMISA- Siderar San Nicolás. Sergio Folchieri, trabajador antiburocrático de VW-SMATA Córdoba, militante del PTS.
Para ver debate anterior sobre Tosco: Agustín Tosco: una discusión central sobre estrategia política y En defensa de Tosco y el clasismo.