Juan Acosta de 57 años, falleció el viernes 23 por la noche luego de sufrir graves traumatismos producto de un accidente laboral en el yacimiento Cerro Dragón. La empresa DSL, perforadora al servicio de Pan American Energy en la zona, registra un nutrido historial de accidentes laborales y ambientales.
Domingo 25 de abril de 2021 10:50
El accidente se produjo a las 22 horas cuando parte del equipo de perforación se desplomó sobre el operario provocándole politraumatismos en las piernas. El elemento que le provocó la muerte fue nada menos que el vástago de perforación o Kelly, una herramienta que debe ser izada mediante grúa, un proceso responsable de varias muertes hasta hoy en día.
La empresa en la que trabajaba Juan es Izajes M&A SRL, una subcontratista de la perforadora DLS Acher que trabaja en el yacimiento “Jorge” que Pan American Energy (PAE) explota en Cerro Dragón cerca de Comodoro Rivadavia.
DLS es una empresa con 45 años de trayectoria en el rubro perforación y con trabajos en Neuquen, Tierra del Fuego y Bolivia. En su página web habla de que “la seguridad no es solo un objetivo. Es un valor primordial” y destaca que “día a día nuestros colaboradores realizan actividades que implican un alto riesgo, asumen un enorme compromiso y aprenden constantemente con el fin de minizar los incidentes.”
El 5 de abril de 2014, Cesar Varas de 25 años murió al desplomarse sobre su cuerpo parte de equipo de perforación. Al año siguiente un joven de 21 años fue aplastado por un caballete que le destrozó la cadera. El Secretario General del Sindicato de Petroleo y Gas Privados, Jorge “Loma” Ávila, rapidamente responsabilizó a su grupo de trabajo de un error humano y declaró al igual que en el caso de Cesar, “esperar la investigación de la empresa” llamando a la “calma a la familia”.
La página de DLS también habla de hacer hincapié en “operaciones seguras y protección del medio ambiente” declarando ser “el primer contratista de perforación, terminación y pulling en Argentina que ha desarrollado un sistema de gestión certificado ISO 9001: 2015”.
El 2 de septiembre de 2014 la empresa DLS como contratista de YPF-Chevron, protagonizó un accidente en el área de Loma Campana, Neuquén. En el área carburífera no convencional asentada sobre el territorio de la comunidad Mapuche Campo Marípe, se produjo una pérdida de líquidos de perforación e hidrocarburos entre otros tóxicos, que duró 16 horas por la imposibilidad de le empresa para controlar la presión del pozo, siendo que la empresa es prestataria del servicio de manejo de desperdicios de perforación.
Según el Diario Rio Negro, en los primeros diez meses de 2018 en Neuquén se produjeron 934 incidentes, 46 de los cuales revistieron cierta gravedad. En aquel año se produjo la muerte de 5 operarios en la cuenca neuquina, según el portal OPSUR coincidentes con la reactivación de Vaca Muerta y “con la aplicación de la “adenda” del convenio colectivo de trabajo para el aumento de la productividad, que impulsaron el gobierno nacional, la administración neuquina, las operadoras del sector y los sindicatos petroleros”. En este caso hablamos del sindicato dirigido por Guillermo Pereyra, que acaba de amenazar con “dar una lección” al personal de salud que corta la ruta a los pozos petroleros en Añelo. Hay una relación directa entre los ritmos de producción, que obligan a los obreros a permanecer períodos de 12 días continuados en los campos que aumentan los riesgos de accidentes debido al desgaste físico, señaló el periodista especializado Marcelo García en aquel entonces.
Lee tambien: Las rebeliones de los precarios: de los campos tucumanos a los obradores del conurbano
En marzo de 2019, Hugo Labra Rojas de 53 años murió en otro accidente en la zona de Valle Martin en Chubut trabajando para la empresa PECOM. En paralelo, Vaca Muerta era paralizada por un paro con enorme acatamiento por la muerte de Marcelino Ariel Sajama en una explosión producida por la falta de mantenimiento en el embrague de una bomba de agua. Hasta mayo de ese año se contabilizaron ocho obreros muertos en la industria petrolera, pero en los últimos 20 años son más de cien. En 2021, en paralelo a la reactivación de las actividades en Vaca Muerta, se produjeron dos muertes. En enero un obrero de la contratista AESA murió aplastado en Loma Campana, y en marzo otro obrero de la contratista Schlumberger falleció en pleno trabajo.
Como prueban estos casos, las vidas obreras valen poco para las patronales del petróleo que no dejan de aumentar sus ganancias día a día, ni para la burocracia sindical fuerza de choque del gobierno y las patronales. La precarización de las condiciones de trabajo en la industria petrolera son el trasfondo para que el costo de producción de un barril de petróleo no convencional que puesto en el mercado alcanza los U$S 66, sea de U$S 7,6 en Vaca Muerta. Allí reside la razón de la desidia en materia de seguridad que sustenta las enormes ganancias de las patronales a costa de las vidas obreras.
Podes leer : La segunda ola y los trabajadores que dicen basta