Tres sargentos y un subteniente de Villa Gesell fueron desafectados por el gobierno de Kicillof tras salir a la luz su protección a bandas narco a cambio de dinero. Que se los haya “descubierto” es la excepción a la regla en una fuerza consustanciada con el crimen organizado y el gran delito.
Daniel Satur @saturnetroc
Miércoles 28 de febrero de 2024 15:51
Comisaría Primera de Villa Gesell
En la madrugada de este miércoles en Villa Gesell fueron detenidos Matías Arce, Javier Valdéz, Leandro Blasizza y Fabián Banega. Los dos primeros eran sargentos de la comisaría Primera. Blasizza, también sargento, estaba a cargo de la Segunda. Y el subteniente Banega hacía lo propio en la Cuarta. Todas seccionales de Policía Bonaerense de esa ciudad balnearia.
Según fuentes del gobierno de Axel Kicillof, los cuatro efectivos fueron “desafectados” de la fuerza tras conocerse la noticia de sus detenciones y procesamiento, en una causa en la que se los investiga por proteger a vendedores de sustancias psicoactivas ilegalizadas. Obviamente lo hacían a cambio de un porcentaje de las ventas.
La investigación del caso está en manos del fiscal Marcos Scoccimarro, titular de la UFI 3 de Dolores, especializada en delitos contemplados en la llamada “Ley de Estupefacientes”. De acuerdo a las fuentes del caso relevadas por la agencia Télam, los policías de las tres comisarías se dedicaban a “alertar” a personas que eran investigadas por narcotráfico, recomendándoles que se “cuidaran” porque estaban siendo buscadas.
Sería necio creer que el acceso a la información sobre esas investigaciones judiciales lo tenían solamente Arce, Valdez, Blasizza y Banega. Pero, por alguna razón que aún no salió a la luz, su condición de “jefes de calle” los llevó a quedar más expuestos en el sistema de protección policial geselilno a la red comercial ilegal de sustancias.
Las detenciones, en el marco de una serie de allanamientos en las tres comisarías y en varios domicilios particulares, estuvo a cargo de la División Complejos y Procedimientos Judiciales Buenos Aires de la Gendarmería Nacional. Por cuestiones de “competencia”, las pesquisas no puede realizarla la misma Policía Bonaerense (es decir, la investigada). Pero que los procedimientos estén a cargo de la Gendarmería, obviamente, no significa garantía de nada. Esa fuerza federal, de hecho, es de las más activas en el encubrimiento de las redes de narcotráfico en todo el país y de otros rubros del gran delito.
“El trabajo de protección lo realizaban a cambio de dinero o droga”, dijo una “fuente policial” a Télam, y agregó que estas detenciones se dieron luego de que, en diciembre, fuera apresado el presunto líder de la banda “civil” protegida policialmente. Siempre según esa fuente, tras ser intervenidas las líneas telefónicas de los imputados se detectaron comunicaciones entre los uniformados y personas que se encontraban prófugas en varias causas por “narcomenudeo”.
La protección policial iba desde el aviso ante la sospecha de que alguien era buscado judicialmente hasta conversaciones directas con dealers que ya estando detenidos seguían operando desde sus celdas. “Cuidado, te están buscando”, les decían a quienes eran investigados. “Tranquilo, está todo controlado”, le manifestaban a detenidos interesados por los negocios de afuera.
En los allanamientos, además de armas y municiones se secuestraron bolsas con estupefacientes. Se sospecha que los policías podían plantarlos en procedimientos “legales” contra adversarios en el negocio o personas que, simplemente, no les caían bien.
Ahora, mientras el fiscal Scoccimarro continúa investigando, desde la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense aseguran que los cuatro policías descubiertos fueron “inmediatamente desafectados de la fuerza” y se les inició un sumario administrativo a cargo del auditor Mariano Santana. Una mera formalidad que se anuncia siempre ante casos como éste, pero que pocas veces deriva en sanciones efectivas y mucho menos en exoneraciones.
Algo falló, sin dudas. Lo normal en la provincia de Buenos Aires, como en el resto del país, es que la Policía “trabaje” tranquila en la protección del gran delito y el crimen organizado. ¿Qué error, forzado o no, cometieron Arce, Valdez, Blasizza y Banega para terminar detenidos y escrachados públicamente por el mismo Estado que los emplea? Probablemente nunca se sabrá. Lo cierto es que ni ellos cuatro son los únicos encubridores del narco en Villa Gesell ni, menos aún, la Policía de conjunto verá siquiera trastocada su cotidiana participación en los más diversos negocios turbios.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS) | IG @saturdaniel X @saturnetroc