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TEATRO. Overlock, de Verónica Schneck: “de qué modos las salidas colectivas pueden salvarnos sería la pregunta”

Vuelve al teatro "Overlock", basada en la lucha de las obreras de Brukman. Dialogamos con su directora Verónica Schneck

Jueves 19 de septiembre 20:43

Viernes a la noche de septiembre de 2024, entramos al Teatro Becket y rápidamente nos transportamos a diciembre de 2001. En el escenario las máquinas de coser, telas, sacos y tijeras, dan vida a una escena de la historia, las obreras de Brukman toman la fábrica y la ponen a producir ellas mismas, mientras se organizan para enfrentar los desalojos.

Con nueve actores en escena se desarrolla esta obra cuya dramaturgia implicó un trabajo de investigación sobre material de archivo, documentales, diarios y testimonios. Como expone su presentación: “Trabajadores textiles intentan sobrevivir frente a la amenaza de desalojo. Una fábrica sin patrón que no deja de funcionar mientras lidia con un fantasma.”

Hace más de 20 años en el edificio de Balvanera, entre agujas e hilos, un grupo de teatro ponía en escena La Madre de Brecht, y les artistas rodeaban la lucha con su arte y solidaridad.
Hoy, la puesta en escena de Overlock , mantiene viva la memoria y la transporta al presente. Ayer y hoy, la creación artística y las luchas de les trabajadores, se convierten en buenos aliades.

Overlock se presenta los viernes a las 22.30 hs. en Teatro Beckett (Guardia Vieja 3556)

Dialogamos con su directora Verónica Schneck (Por Miserere, Crol, Soy Rocío)

¿Cómo surge la idea de Overlock, cuando conociste la experiencia de Brukman?

Pensé en una fábrica textil como lugar posible, para trabajar con un grupo numeroso, y el caso Brukman me gustaba porque el jefe se había ido, y eso colocaba la experiencia en un lugar menos representativo, porque no me imaginaba escenas de un jefe y los obreros, solo me interesaba probar escenas entre los obreros. Y entonces apareció la idea del fantasma, como ese lugar vacío que puede llenarse con distintos signos vinculados a ese lugar de poder.

Comentanos un poco sobre el trabajo de investigación para la puesta en escena y construcción de los personajes

Primero investigué sobre las fábricas en general y sobre la costura, las telas, los hilos, ahí ya apareció el nombre Overlock, porque una costurera nos dijo en una entrevista que el Overlock era una costura elástica y la más barata, y me hizo acordar al teatro independiente. Asociaba la elasticidad a la actuación y lo barato a lo independiente. Lo económico atravesando.
Ví documentales de resistencia fabril. Luego empezó la investigación de Brukman, documentales, diarios de época, una entrevista que le hicimos a una de las obreras, ahí mismo en la planta, y conocimos la fábrica. Y la construcción de los personajes fue a partir de la grupalidad, la necesidad de generar a partir de lo coral una diferenciación, matices, zonas expresivas que diferenciaran los momentos, los vínculos, los ritmos.

Además de la propia historia de las obreras ¿Pensaron en algunas otras referencias, otras experiencias de la época, o de producciones artísticas?

En cuanto a otras referencias, hicimos entrevistas a otras costureras, una costurera del Colón, costureras varias. Un amigo que tiene una fábrica textil cooperativa.
También leí mucho sobre fábricas clandestinas, todo fue armando un cúmulo de información que después fue decantando y sintetizando.

La obra, situada en el contexto de la crisis del 2001, se presenta en un momento de brutal ajuste y pérdidas de trabajo. ¿Qué diálogos se establecen con el presente?

La obra parece como en espejo desde la actualidad hacia ese siniestro 2001, un espejo horroroso. El diálogo es desgraciadamente en varios aspectos, ajuste, recorte, represión, y ver de qué modos las salidas colectivas pueden salvarnos sería la pregunta.
La pérdida de trabajo también, la posibilidad de esa amenaza, y la calle como peligro y como espacio en donde es necesario salir a pelear.

¿Cómo ves la situación actual del ataque a la cultura y el teatro independiente?

La situación actual es muy compleja, a veces cuesta arriba, siempre el teatro independiente es a pulmón pero ahora más, pedirle a la gente que venga al teatro cuando sabés que la mayoría no puede pagar una entrada.
Todos trabajamos mucho para llegar a fin de mes, y el cansancio, y los que no tienen trabajo peor. En fin, a veces me cuestiono si no es momento de estar más para adentro y estar ensayando, más que haciendo funciones, pero bueno, después sucede la función y es un encuentro que te inyecta energía y entonces ahí vuelvo a sentir la necesidad y digo sí, sí, está bien estar haciendo funciones, hay que pelearla.
No porque ensayar no sea pelearla, o sea, no creo que haya que paralizarse pero si regular energías, y quizás hay momentos más para una cosa o para otra, no sé, es una duda o una contradicción. La situación de ataque a la cultura, y a todo, la veo horrorosa obviamente. Son el mal.

¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto?

Tengo un proyecto documental suspendido/paralizado sobre la terminal de ómnibus de Retiro, había conseguido el reconocimiento del INCAA, pero el ataque a la cultura afecta a todas las disciplinas artísticas. El teatro es independiente al ser artesanal y aunque es contra viento y marea siempre es un refugio.

FICHA TÉCNICA
INTÉRPRETES: Gonzalo Albanese - Sol Cintas - Daniela Guerci - Camila Rosas Aguilar - Nicolás Vivante - Solana Pozzi - María Eugenia Molinuevo - Luciana Lamoglia - Camila Noga Cisty Rozenblum

FOTOGRAFÍA: Zahira Rivero Norte
PRENSA: Luciana Zylberberg
DISEÑO DE ILUMINACIÓN: Ricardo Sica
ASISTENTE DE DIRECCIÓN: Analía García Barbani
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Véronica Schneck


Violeta Bruck

Nació en La Plata en abril de 1975. Prof en Comunicación Audiovisual (egresada UNLP). Miembro de Contraimagen, realizadora de los documentales Memoria para reincidentes y La internacional del fin del mundo

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