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Red Internacional
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Chile

Política. PS: Sociedad Anónima

El PS se transformó en un partido- empresa, con inversiones en distintas empresas que les reportan ganancias anuales a costa de la explotación de sus trabajadores. Una muestra más junto al financiamiento de Penta, SQM y otras, las leyes a favor de los empresarios, que son partidos anti-trabajadores.

Viernes 12 de mayo de 2017

PS S.A.

Se conoció que el PS realiza inversiones millonarias en distintas empresas como la del pinochetista Julio Ponce Lerou, SQM, Pampa Calichera, y otras como Autopista del Sol, Vespucio Norte, entre otras.

El origen de los fondos es la devolución del Estado a los partidos que sufrieron incautaciones de sus locales por la dictadura.

Las ganancias son millonarias. En los últimos 13 años habría ganado miles de millones de pesos. Su patrimonio en 2009 alcanzó los 13.794 millones de pesos.

El escándalo del Chile empresarial

Es otra curiosidad del Chile empresarial. La primera fue el negocio de la gratuidad, un invento chileno, que logró hacer de la gratuidad un negocio que beneficia a las Universidades-empresa por medio del subsidio a la demanda, que se agrega a las transferencias, subsidios y exenciones tributarias.

Ahora, se agrega esta conversión de sus partidos en empresas.
Curiosidades que se suman a métodos más tradicionales: corrupción vía financiamiento irregular que resulta en leyes a medida de los empresas, como la ley de Pesca, que privatizó el mar; o la reforma laboral que mantiene las restricciones al derecho a huelga, a la acción sindical. Los perdonazos como los que realizó el SII.

Los sueldos millonarios de parlamentarios y funcionarios, mientras los trabajadores ganan sueldos de hambre. La integración de los directorios de las empresas, como las AFP, mientras el pueblo trabajador recibe pensiones de hambre. Y todo condensado en candidatos presidenciales millonarios, en primer lugar Piñera, que además declara 600 millones de dólares de patrimonio cuando se calcula en realidad en 2.700 millones de dólares, uno de los dueños de Chile.

Una trenza de empresarios y sus políticos de la derecha y la Nueva Mayoría anti-trabajadores y anti-popular.

Reacciones hipócritas

La reacción del PS fue absurda, aclarando que sus inversiones son en instrumentos de renta fija de carácter nacional, no en acciones ni en instrumentos de renta variable, ni extranjeras. Como si el empresario nacional explotara menos que el empresario imperialista, cuando son socios a la vez que rivales. Juntos, por ejemplo Luksic y BHP Billiton, saquean el cobre y explotan a sus trabajadores mineros, de planta y subcontratados. Aclara que su patrimonio actual es de 8 mil millones de pesos. Como si algo cambiara, explica que los fondos los administra una comisión de patrimonio “autónoma e independiente” y un organismo autónomo de administración financiera, para que tomara las decisiones de inversión en el mercado de capitales. Pero tan empresarial es que el ex presidente del PS Osvaldo Andrade declaró que “por qué tengo que hacer eso (informar públicamente), si yo tengo que tomar decisiones en mi condición de presidente del Partido Socialista. Y las decisiones (de inversiones) son de carácter privado".

Uno de los partidos financiados por SQM, el PPD declaró que es "tremendamente delicado, sin lugar a dudas", en palabras del senador y ex presidente del PPD Jaime Quintana.

RN, partido en el que militó el empresario multimillonario y su actual candidato presidencial Piñera, dijo en boca de su diputada y vicepresidenta Paulina Nuñez que "durante 13 años el #PS invirtiendo en transnacionales, es decir con interés en empresas q debían fiscalizar y respeto de las cuales votaron".

El propio candidato de la UDI, RN, Evopolis y el PRI, manifestó en el colmo dela hipocresía que "algunos son campeones para predicar, pero no practican"
Guillier respaldó a la directiva del PS de Álvaro Elizalde llamando a "que tengan confianza, que no se desmoralicen sobre todo la gente joven que fichó en los distintos partidos políticos, porque estas malas prácticas que acá se han denunciado están quedando atrás y necesitamos salir adelante con optimismo",

¿”Nueva izquierda” o izquierda revolucionaria de los trabajadores?

Una de las candidatas del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, por Revolución Democrática, Movimiento Autonomista y el Partido Humanista, llama la atención por su silencio. El otro candidato, por Nueva Democracia, Alberto Mayol, si lo criticó rápidamente, declarando que “este es el final de una izquierda que ya no tiene remedio y refleja la necesidad imperiosa de una nueva izquierda, una izquierda que respete los principios originales del PS, que significan la defensa de los trabajadores, de quienes son los más perjudicados en esta sociedad y no la defensa de los grandes intereses corporativos”.

¿Pero es una “nueva izquierda” lo que se necesita? El Frente Amplio aún se debate en si es de izquierda o no, no solo por una cuestión electoral, sino porque incluye a partidos como el Partido Liberal de Vlado Mirosevic que se entrevistó con el candidato y ahora nuevo presidente de Francia Macron, que promete una reforma laboral anti-sindical en el país europeo. El mismo Partido Liberal, además, condicionó su apoyo a Beatriz Sánchez a un programa que apoye “el emprendimiento”, es decir, a las empresas.

El Frente Amplio, no lo dudó. En la “hoja de ruta”, los primeros lineamientos programáticos de Beatriz Sanchez se destaca el apoyo, justamente, al emprendimiento. ¿Se puede enfrentar así la trenza entre las empresas y sus partidos de la derecha y la Nueva Mayoría?

El mismo día que se conocieron las inversiones del PS, el Frente Amplio se reunió para pedir al Gobierno que “se abra” a escuchar sus demandas. El Gobierno ya mostró su verdadero rostro, no se le puede seguir suplicando, ¿así actuará esta nueva izquierda?

Las leyes pro-empresariales, el financiamiento irregular de los partidos de la Nueva Mayoría y la derecha, los sueldos millonarios de parlamentarios y funcionarios, la conversión en partidos-empresa, no pueden enfrentarse con palabras sobre “más democracia”, control y transparencia. Hay que luchar por renacionalizar las empresas de recursos estratégicos, como el cobre, o el salitre que explota justamente SQM, una de las empresas en las que invirtió el PS, y ponerlas a funcionar bajo control de sus trabajadores. Hay que luchar porque los parlamentarios ganen lo mismo que una profesora, no esos sueldos millonarios que los empareja a los gerentes que administran las empresas, y legislan así a favor de sus intereses. La conclusión es que “la necesidad imperiosa” es la de un partido revolucionario de la clase trabajadora, para acabar con toda la herencia pinochetista, sus partidos de la derecha y la Nueva Mayoría, y el Chile empresarial.