El gobierno de Sánchez está jaleado por disputas internas y por la oposición de derechas y los partidos autonómicos de las burguesías periféricas. Sin embargo, el Estado de emergencia sigue adelante.
Guillermo Ferrari Barcelona | @LLegui1968
Lunes 20 de abril de 2020
En estos días en que la “curva parece aplanarse”, aunque con centenares de muertos diarios, ha comenzado la discusión sobre cómo debe ser el desconfinamiento, en las formas en que se puede desescalar el confinamiento actual (la situación de niños y niñas, los mayores o la práctica de actividades físicas) y en cómo distribuir las “ayudas”.
Por el lado de la derecha tenemos a Pablo Casado que por ahora viene votando todos los Estados de alarma llevados por Sánchez al Congreso de los Diputados. Si bien critica duramente a Pedro Sánchez, sostiene al Gobierno del Ibex35 (aunque incluya a Podemos). Ciudadanos está apoyando más claramente a Sánchez, en un segundo plano. Y, Vox se lleva las palmas en los gritos contra la coalición “socialista-comunista”.
Por otra parte, el ejecutivo catalán viene criticando también toda la gestión gubernamental. De hecho no votó a favor de ninguno de los estados de alarma del gobierno de coalición. La clave de la crítica de Quim Torra pasa por poder decidir todas las medidas que se lleven a cabo en territorio catalán. El President también quiere repartir el presupuesto público entre sus amiguetes de la sanidad privada del principado.
PSOE-PP unidos por el espanto
El gobierno del PSOE-UP es criticado por todos, pero sin embargo, ha obtenido que se aprueben el estado de alarma y sus prórrogas. El “manual de resistencia” de Pedro Sánchez tiene el apoyo de los empresarios del Ibex35 que esperan los préstamo de la UE y de la burocracia sindical de CCOO y UGT que apoyaron activamente todos los ERTEs junto a la patronal. Si éste gobierno no cae es por el mínimo apoyo del PP, y el fuerte espaldarazo sindical y patronal (y las fuerzas de inseguridad).
El problema que tienen las instituciones del Régimen, es que no pueden dejar caer a Sánchez y se tienen “tragar” la presencia de Iglesias porque el cambio de gobierno en medio de ésta “tormenta perfecta” es peligrosísimo. Pero también lo es que el PSOE y el PP se mimeticen. Porque el PP tiene el aliento en la nuca de Vox. Si bien el PSOE ha domesticado a Podemos, la matemática parlamentaria depende de ERC y la crisis es tan grande que puede arrastrar todo lo que encuentre a su paso.
Pedro Sánchez tiene “garantizado” su gobierno, al menos hasta que el Covid sea superado o al menos que caiga a los niveles que hay ahora en China. A menos que el Régimen se juegue a una operación de gran calado, aunque sea aventurero, o que las masas salgan espontáneamente a las calles; el gobierno PSOE-UP podría sobrevivir a la tormenta.
Precisamente por esta situación política, es que Sánchez puede imponer a todos los actores políticos su mandato como presidente. Sánchez les dice a Torra (y todas las CCAA) que será él quien dirija desconfinamiento. Pensar que las competencias en sanidad están descentralizadas en cada territorio.
PSOE y el PP están condenados a entenderse. Las reuniones que proponía Sánchez para la reconstrucción nacional, ahora serán parte de una Comisión en el Congreso donde cada grupo tiene un peso proporcional a sus escaños y será más fácil para estos partidos del régimen, imponer sus decisiones ante los flancos izquierdo y derecho. Aunque pueda quedar maltrecha su imagen, podrán dirigir el período de crisis.
Al PSOE y al PP les une el espanto a un estallido social que les haga perder el mango de la sartén. Por eso es que están condenados a entenderse. Ellos gobiernan y llegan a acuerdos para defender los intereses de los grandes empresarios del Ibex35 atacando conquistas sociales y laborales (como se ve con el rápido crecimiento del paro y los ERTEs). Esa es la unidad que se promueve desde el gobierno de coalición y que el PP impulsa con sus matices.
Esta unidad es la que la clase obrera y los pueblos debemos enfrentar. Hay que solucionar el fuerte crecimiento del paro, los ERTEs, el cierre de empresas, la acción represiva del ejército y la policía, la persecución digital (cierre webs, geolocalización, etc.), cómo el Covid-19 afecta a los sectores más empobrecidos, la carestía de la vida, etc. y etc.
No será con éste gobierno PSOE-UP, que no es progresista, y, obviamente, mucho menos el trifachito o un entendimiento PSOE-PP con el cual los trabajadores y los pueblos podrán resolver estos acuciantes problemas. Es necesario, construir una herramienta anticapitalista de la clase obrera capaz de liderar al 99% para derrotar al Régimen monárquico del 78 que nos ahoga en el paro y el hambre.