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Red Internacional
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PARTIDO POPULAR. Pablo Casado y la lucha del Partido Popular contra las mujeres

Pablo Casado se impuso como nuevo líder del Partido Popular. La ofensiva contra los derechos de las mujeres es uno de los principales ejes del programa con el que intentará mantener a la derecha unida y disputarle votos a Ciudadanos.

Miércoles 25 de julio de 2018

Foto: EFE

Finalmente, después de un fin de semana agitado para el Partido Popular, Pablo Casado ha conseguido imponerse como líder del Partido Popular, consiguiendo la victoria frente a la que hasta hace poco era vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

Pablo Casado llega a la cima de su partido con dos objetivos a desarrollar de forma paralela y simultánea, por una parte volver a recomponer la estabilidad del Partido Popular tras el golpe que sufrió con la moción de censura que apartó a Rajoy de la presidencia del gobierno, por otro lado, disputarle votos a Ciudadanos y volver a mantener a la derecha unida bajo las siglas del PP en las próximas elecciones.

Casado, en su afán de volver a erigir a los populares como el partido hegemónico de la derecha en el Estado español, vuelca sus esfuerzos en elaborar un programa ofensivo contra los dos principales movimientos que han hecho frente la ofensiva reaccionaria del Régimen del 78 durante el último periodo: el movimiento democrático catalán y el enorme movimiento feminista y de mujeres.

Para esta carrera de velocidad, Casado, fiel representante del “aznarismo”, no ha dudado en desplegar los puntos más conservadores de su programa. Entre ellos destacan dos: uno es la apuesta por ilegalizar a los partidos independentistas volviendo a la aplicación de la famosa Ley de Partidos de Aznar, el otro, es atacar el derecho al aborto volviendo a la ley del año 85 que solo permitía abortar en base a tres supuestos: 1) si era un grave peligro para la vida o la salud física/psíquica de la mujer; 2) por violación (si se había interpuesto una denuncia previamente); 3) si el feto iba a nacer con graves “taras físicas o psíquicas”. No es de extrañar que se haya ganado la simpatía de asociaciones vinculadas a la extrema derecha como Hazte Oir.

Sin embargo, a nadie se le puede olvidar la crisis que se le abrió al Partido Popular la última vez que éste intento tumbar la reforma del aborto. Fue en 2014 con la famosa “contrarreforma de Gallardón”, que incluso endurecía la ley del 85 limitando los supuestos por violación a dos. Las históricas movilizaciones en las calles imprimieron una primera derrota al Gobierno de Mariano Rajoy y forzaron la renuncia del Ministro Gallardón.

Ahora, cuatro años más tarde el movimiento feminista y de mujeres se ha seguido fortaleciendo protagonizando multitudinarias movilizaciones. El grito clamoroso de las mujeres contra la justicia patriarcal que desató el caso de La Manada y la jornada de movilización histórica que tuvo lugar el pasado 8 de Marzo, dejaron de manifiesto la enorme fortaleza de este movimiento que no para de crecer.

La huelga de mujeres, que incluso consiguió imponer a las grandes centrales sindicales de Comisiones Obreras y UGT un paro de dos horas, acabó convirtiéndose en un altavoz del malestar de amplios sectores entre las mujeres, la clase trabajadora y la juventud. Incluso en algunos lugares como en Cataluña el movimiento feminista y de mujeres se pronunció contra el 155, la represión y en favor de los derechos democráticos del pueblo catalán.

Casado da un salto a escena y se presenta a sí mismo como la cara “joven” y “carismática” del Régimen del 78. Los contínuos intentos de apelar al conjunto de “los españoles” y a su supuesto carácter “moderado” no han conseguido ocultar los elementos más reaccionarios de un programa profundamente neoliberal y reaccionario que augura grandes golpes contra el conjunto de la clase trabajadora y los sectores populares.

Y para poder llevarlo acabo, también apunta contra un movimiento de mujeres que no deja de crecer y empieza a criticar el sistema capitalista y patriarcal, desterrando cualquier ilusion de reformar “esta democracia” para resolver los grandes problemas que aún hoy están presentes.

Porque como se hizo evidente el pasado 8 de Marzo, la lucha del movimiento de mujeres forma parte de la lucha de una clase trabajadora cada vez más feminizada. Esta potencial alianza del movimiento de mujeres con el conjunto de los sectores en lucha es su mayor fortaleza, la única con la que es posible enfrentar cualquier forma de restauración del Régimen.