Quiebres en Unidad Constituyente hoy marcan el devenir de los grupos de la falsa oposición, con una acuerdo entre sectores del Frente Amplio y el Partido Comunista hoy se confirma una tesis guardada en los cajones de los analistas durante los últimos meses, pero ¿se puede confiar en estos partidos? ¿es tal la "izquierdización" que acusan desde partidos como la Democraciacristiana?
Domingo 20 de diciembre de 2020
"No es extremar las posiciones", este fue el mensaje que envió la democraciacristiana al presidenciable del PC Daniel Jadue, en el marco del debate abierto surgido tras el pacto acontecido entre el Frente Amplio y los comunistas.
Decisión que abrió grietas en el proyecto progresista burgués de la exNueva Mayoría -hoy “Unidad Constituyente”- tras conocer que esta alianza tuvo un carácter implicito desde el principio del momento electoral que se abrió a finales de este año 2020. Un acuerdo de gallo y medianoche, bajo la misma lógica que se utilizó en el pacto por la paz del 15N.
Y es que este pacto de cara a la convención constituyente no viene más que asentar las bases para una moderación de las demandas de octubre, una vía “institucional”, de desvío forzado y de un programa acorde a las expectativas de las masas, pero con la impronta de la negociación ya clásica de la cocina parlamentaria.
Desde los partidos del orden, personeros como el presidente del Partido Radical, Carlos Maldonado, en entrevista con La Tercera, sostuvo que “una coalición que incluya al PC no sería coherente ante el país”, agregando que “ellos siguen defendiendo la dictadura de Venezuela”.
Este tipo de declaraciones sólo explica la desesperación de mantener las discusiones en el margen de la conservación del modelo político; pero el Partido Comunista y el Frente Amplio son una alternativa frente a esta “radicalización” de la que se habla en el oficialismo del 7% y los partidos empresariales de Unidad Constituyente?.
Claramente hoy no se perfilan como una alternativa revolucionaria. La moderación de su programa y sus renuncias ante luchas como las del 18O o la huelga general del 12N mostraron el verdadero rol que han jugado -por arriba o por abajo, abierta o reservadamente- estos partidos que hoy se vienen a perfilar “por izquierda” apoyando las demandas del pueblo trabajador.
Lo cierto es que ninguna de esas demandas serán conquistadas mediante la convención y el marco de las reglas del juego (anti) democrático chileno expresado en las trampas del pacto por la paz donde algunos de ellos fueron parte.
La “izquierdización” que hoy se critican no tiene asidero en todo el Frente Amplio, conocida fueron las declaraciones de su máximo representante, la diputada Pérez quien indicó que no era un momento de izquierdización sino de encaminarse hacia el centro ¿qué error de tipeo entonces no están leyendo desde los partidos tradicionales?
Un desencuentro con aires de bluff cierto es, en el camino del choque que significará el aumento de expectativas de millones frente a un proceso tramposo que vino a desviar sin lugar a dudas la más grande respuesta hasta el momento en contra de la cocina parlamentaria del Chile de los 30 años, esa que precarizó, privó y negó la vida a los jóvenes, las mujeres y la clase trabajadora.
“Chile no quiere más gobiernos del tiempo de la concertación”, esta fue la justificación de Jadue ante la oleada de críticas y opiniones desde “Unidad Constituyente”. Pero ¿cómo ha actuado el Partido Comunista en estos momentos de mayor politización, apertura a las ideas y represión? En cuarentena.
Lo vimos con la CUT y su propio autoencierro en plena pandemia, o con el silencio cómplice durante el estallido social, mientras la policía extirpaba ojos, asesinaba y gestionaba montajes tal como en dictadura.
Hoy, se jactan de no haber firmado el pacto que proporcionó las condiciones subjetivas para un gran desvío desde la calle a esta “nueva cámara”, no obstante sin dejar de plantear “rodear la convención de movilización”, sin embargo consultados sobre qué significa esto en el plano de la acción política, poco y nada mencionan respecto al rol que juegan como partidos (sobre todo el PC) respecto a su relación con las organizaciones de masas: “Los partidos no debemos decirle al pueblo que debe hacer, sino al revés” indican, es decir, se viene un nuevo encierro frente a los continuos ataques y ajustes de Piñera y Compañía.