En medio de corrupción, impunidad, represión y persecución del gobierno, familiares de continúan luchando por justicia para los normalistas de Ayotzinapa.
Jueves 27 de abril de 2017
El día de ayer se cumplieron treinta y un meses de la noche de Iguala, en donde el 26 de septiembre de 2014 fueron desaparecidos 43 estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”. A partir de ese día, familiares y compañeros comenzaron una búsqueda exhaustiva y constantes enfrentamientos con el Ejército y el Estado mexicano, exigiendo el esclarecimiento de los hechos y justicia tanto para los desaparecidos como para los estudiantes asesinados y torturados.
La reciente detención de “La Medusa”, presunto integrante de Guerreros Unidos no es otra cosa que un reforzamiento de la "verdad histórica" que la Procuraduría General de la República (PGR) ha tratado de sostener a base de irregularidades en los procesos de investigación tales como desechar líneas de investigación, ocultar o “extraviar” pruebas y supuestas confesiones obtenidas a base de torturas a los detenidos.
Desde el 20 de abril algunos familiares mantenían un plantón en las afueras de la PGR; pero desde hace treinta y un meses luchan por encontrar a sus hijos, han recorrido diferentes instancias de Derechos Humanos tanto a nivel nacional como internacional y encabezado una lucha contra el Estado mexicano, que apostó a la política del cansancio para desgastar el movimiento y ha criminalizado y golpeado duramente a quienes retoman esta lucha.
No vamos a vender a nuestros hijos. El gobierno sabe dónde están
Hoy en entrevista con Carmen Aristegui, Antonio Tizapa, padre de uno de los normalistas desaparecidos, denunció la represión que sufrieron sus compañeros en la Ciudad de México el pasado martes cuando elementos de la Policía Federal les lanzaron gas lacrimógeno en las inmediaciones de la Secretaría de Gobernación (Segob). Este hecho ha puesto en peligro la vista y la salud de al menos cinco miembros del Comité de Padres.
Declaró también que diferentes funcionarios, partidos políticos y el mismo Peña Nieto les han ofrecido dinero, tratando de cerrar el incómodo caso que es reflejo de la violencia que se vive en el país producto de una guerra financiada por Estados Unidos y orquestada por el gobierno mexicano a través de sus cuerpos represivos.
Las familias de los estudiantes desaparecidos, la mayoría son de muy escasos recursos, que no cesan en su demanda de atención con vida los familiares y porque sepa la verdad que el gobierno oculta de manera criminal son un ejemplo de lucha en este país donde la clase dominante, sus partidos, el Congreso y las instituciones, se basan en la corrupción, la impunidad y la violencia”. Por lo que es necesario seguir movilizándonos junto a ellos.
Como señala Anabel Hernández en su libro La Verdadera Noche de Iguala, resulta muy importante encontrar a los estudiantes y someter a juicio a las y los responsables (que tienen nombre y apellido) quienes ordenaron, ejecutaron y encubrieron.
Esta impunidad y descomposición del gobierno permite que las cientos de fosas clandestinas que surgen cada día a lo largo y ancho del país, empiecen a ser vistas como algo natural en un régimen autoritario como el de la alternancia; donde el PAN y el PRI –y en menor medida el PRD- son responsables de la militarización y sus efectos mortales en la población.
Enrique Peña Nieto, Osorio Chong, Tomás Zerón, Murillo Karam, el general Salvador Cienfuegos, Aguirre Rivero y José Luis Abarca junto con todas las instituciones que representan son algunos de los responsables de este hecho.
Mientras el gobierno habla de democracia y critica a los que no ven lo “progresivo” de su gestión, y llama a que la población se manifieste -de manera institucional- en las elecciones votando por candidatos que son ajenos a los verdaderos intereses de clase de la población trabajadora, en el país sigue habiendo desapariciones, torturas y cárcel a los que luchan.
Este temor que impone el Estado en la población busca inhibir la organización y la movilización popular contra los planes de miseria y opresión, así como la evidente subordinación de Peña Nieto al presidente estadounidense Donald Trump.
No basta que los familiares de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa denuncien en sus movilizaciones que ¡Fue el Estado! Las organizaciones sindicales, campesinas, estudiantiles y populares deben reforzar esta lucha saliendo a movilizarse todos como uno solo para que el gobierno no los venza por cansancio, o aumente la represión contra ellos. El ¡no están solos! debe traducirse en apoyo efectivo en las calles.
Desde Izquierda Diario sostenemos nuestra solidaridad de clase con los familiares de los compañeros estudiantes desparecidos, y nos pronunciamos por su presentación con vida, así como también por el castigo a los responsables intelectuales y materiales de esta brutal acción.