Como parte de la reforma laboral 2019 promovida por el Morena, se estableció que “El trabajador podrá manifestar por escrito su voluntad de que no se le aplique la cuota sindical, en cuyo caso el patrón no podrá descontarla”; esto, como adición a la fracción VI del artículo 110 de la Ley Federal del Trabajo.
Miércoles 25 de octubre de 2023
En su momento, las principales centrales sindicales se ampararon contra esta disposición, arguyendo que atentaba contra la autonomía sindical. Sin embargo, en marzo de 2021, la Suprema Corte determinó la constitucionalidad de la reforma laboral, desestimando que en este caso hubiera vulneraciones a los principios de libertad y autonomía sindical.
Ahora, mediante una propuesta de reforma, un grupo de legisladores encabezados por la senadora Cecilia Margarita Sánchez García, ex aspirante a dirigir el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, y por el senador Napoleón Gómez Urrutia, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana (ambos del Morena), pretende eliminar la adición referente a la posibilidad de que el trabajador decida no pagar las cuotas sindicales.
Su propuesta fue aprobada por las comisiones de Trabajo y de Estudios Legislativos Segunda del Senado el 10 de octubre, en una reunión en la que estuvieron presentes dirigentes sindicales como Isaías González (CROC), Rodolfo González (CROM), Francisco Hernández Juárez (Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana) y José Humberto Gual Ángeles (Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México).
Actualmente, ya aprobado en el Senado en la sesión del 24 de octubre, el dictamen fue enviado a la Cámara de Diputados para su revisión.
¿Qué es mejor para las y los trabajadores?
En el reducido sector de la población trabajadora sindicalizada en México (la tasa de sindicalización para el 2023 es de 12.7%, según el INEGI), lo que predomina son las direcciones burocráticas (el llamado charrismo sindical), que por regla general no defienden a sus agremiados, no lucha por sus derechos, ni promueven su organización democrática, sino que protegen los intereses de la patronal, mientras que se dan vidas de lujo a partir del manejo opaco de las cuotas sindicales, por lo que el descontento entre las bases se viene acumulando desde hace años.
En las votaciones para legitimar los contratos colectivos de trabajo (medida implementada también con la reforma laboral del Morena), el rechazo a los dirigentes de la CTM en varias empresas expresó ese descontento obrero, lo cual además ha dado lugar al surgimiento de sindicatos alternativos, aunque lamentablemente éstos, ahí donde han ganado la titularidad del contrato colectivo, poco y nada han cambiado, pues sus dirigentes se siguen manejando de manera burocrática y se siguen poniendo del lado del patrón.
Te puede interesar: Legitimación acabó con mayoría de contratos colectivos en México
Te puede interesar: Legitimación acabó con mayoría de contratos colectivos en México
En este contexto, es fundado el temor de los charros a perder afiliados pues, aunque se subordinan a la patronal, lo primero que defienden son sus propios intereses, y su poder político y beneficios económicos están en relación directa con la cantidad de trabajadores que dicen representar. Sin embargo, lo que no les pasa por la cabeza es responder a los intereses de las bases trabajadoras sino que, como buenos burócratas, ven la solución en asegurarse el pago obligatorio de las cuotas sindicales.
Pero, por otra parte, la desafiliación que implica el no pago de cuotas sindicales no es una alternativa progresiva para los trabajadores.
Siendo secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde se refería a la “libertad” del trabajador para decidir sobre el no pago de las cuotas sindicales como parte de las “garantías” de la reforma laboral para la democracia sindical. De esa manera se presentó a los trabajadores, como alternativa ante el descontento con las dirigencias sindicales, una salida individual, que no sólo implica que el trabajador se quede solo, en una posición de mayor vulnerabilidad frente al patrón, sino que, al mismo tiempo, es una vía para el debilitamiento de los sindicatos, mediante la desafiliación, lo cual juega a favor de la patronal.
Los sindicatos son organismos de la clase trabajadora, que surgieron históricamente para defenderse de la voracidad capitalista y luchar por mejorar las condiciones laborales, e incluso en distintos momentos y lugares han jugado un papel revolucionario.
Sin embargo, utilizando a las burocracias sindicales como sus agentes, la patronal y su Estado tornan a los sindicatos en organismos contra los trabajadores, que los mantiene controlados, pasivos, desorganizados y divididos.
Por eso, al mismo tiempo que es necesario rechazar toda medida que apunte al debilitamiento de los sindicatos, es fundamental la organización desde las bases trabajadoras para luchar contra el charrismo, por conquistar la democracia sindical, lo cual requiere una plena independencia política respecto al Estado y los empresarios. Si los sindicatos responden realmente a los intereses de los trabajadores, la cuestión de la “libertad” de pagar o no las cuotas será irrelevante, pues se experimentará la importancia de estar afiliado.
Transformar los sindicatos en herramientas de lucha colectiva, en defensa de nuestros intereses comunes, no sólo permitiría enfrentar de manera efectiva los ataques contra nuestras condiciones laborales, sino también, por ejemplo, pelear por la sindicalización del conjunto de las y los trabajadores, fortaleciendo con ello a nuestra clase para el combate por cambiar las cosas ante las condiciones de vida actuales, cada vez más adversas.
*Con información de El Economista.