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Red Internacional
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A 19 AÑOS DE LA II INTIFADA. Palestina sigue resistiendo la ocupación de Israel

A 19 años de la Segunda Intifada, Palestina continúa bajo la ocupación del Estado genocida de Israel. Y este pueblo indómito enfrenta día a día la acometida de las fuerzas armadas israelíes en su avance hacia el despojo y colonización de todo su territorio.

Domingo 29 de septiembre de 2019

El muro del apartheid que separa Cisjordania y rodea Jerusalén con una extensión de 800 kilómetros.

La Segunda Intifada fue un levantamiento político-militar que enfrentó a Palestina e Israel tras el fracaso de la Cumbre de Camp David.
Peter Stoyánovich

Al cumplirse diecinueve años del inicio de la Segunda Intifada, levantamiento que se prolongó desde el año 2000 al 2005, Palestina continúa siendo sometida a la ocupación colonialista por parte del Estado de Israel. Aquél levantamiento se produjo por el fracaso de la Cumbre de Camp David en el 2000, cumbre que debía establecer un consenso sobre el retorno de los palestinos a sus casas y acordar el estatus de Jerusalén.

A su vez, dicha Cumbre fue un intento de recomponer una salida negociada a la ocupación israelí propuesta por los Acuerdos de Oslo, que por primera vez planteaba el reconocimiento por parte de Israel al derecho de un Estado Palestino. Esta política de “dos estados” que establecía medidas transitorias como la creación de la Autoridad Nacional Palestina controlada por el régimen israelí, sería permanentemente boicoteada por la ultraderecha sionista generando un gran descontento en las masas palestinas, cuyas manifestaciones fueron contestadas por una serie de provocaciones en los lugares santos en Jerusalén.

Ninguna de las dos cuestiones, el retorno palestino y el status de Jerusalén, pudieron resolverse y el entonces Primer Ministro israelí, Ehud Barak, ofreció un acuerdo de paz al líder de la Autoridad Palestina, Yaser Arafat, que no incluía ninguna de las dos demandas. Por tanto, dicho acuerdo fue rechazado y el pueblo palestino volvió a rebelarse frente a los condicionamientos de Israel.

La Segunda Intifada también denominada Intifada de Al Aqsa -a diferencia de la primera que tuvo un carácter más popular y de orden civil-, fue promovida por facciones militares y partidos políticos quienes tomaron el control del levantamiento. La visita de Ariel Sharon, el líder de la oposición israelí, a la Mezquita de Al Aqsa fue interpretada por los palestinos como una provocación y se desató la violencia generando la Segunda Intifada.

Una de las demandas de Camp David era negociar el estatus de Jerusalén, dado que los palestinos reclaman parte de la soberanía sobre la ciudad santa, Jerusalén Este, como capital de un futuro Estado Palestino. Sin embargo, en diciembre de 2017 el presidente estadounidense Donald Trump declaró a Jerusalén como capital del Estado israelí rompiendo los compromisos internacionales y anunciando que trasladaría la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén.

La continuidad de la ocupación en Gaza y Cisjordania

La ocupación colonialista del Estado de Israel sobre territorio palestino tuvo una notable continuidad y expansión desde la fundación del Estado sionista en 1948. Los continuos conflictos bélicos en manos de una potencia imperialista aliada de EEUU han significado para la población palestina la destrucción de sus casas y sus cultivos, la imposibilidad de circular libremente –dado que los checkpoints están controlados por soldados israelíes-, la imposibilidad de desarrollo y la pérdida de miles de vidas incluyendo a mujeres y niños. El último gran conflicto bélico, denominado Muro Protector, se produjo en julio-agosto de 2014 y tuvo una duración de cincuenta días, las pérdidas de vidas palestinas ascendieron a 2200 muertos, la mayoría civiles y del lado israelí hubo 73 decesos, 67 de los cuales eran soldados.

Un recorrido por la breve historia del Estado de Israel nos demuestra que la entidad sionista no es otra cosa que una máquina de guerra para expandir su poderío militar con apoyo estadounidense en Oriente Medio. Desde su creación en 1948 se han producido 11 conflictos bélicos, la mayoría considerados como guerra por parte de Israel. Dichos enfrentamientos son la guerra israelo-árabe de 1948, la guerra del Canal de Suez de 1956, la llamada Guerra de los Seis Días de 1967, la guerra contra Egipto de 1969-1970, la guerra del Yom Kipur de 1973, las guerras contra el Líbano en 1982 y 2006 y las posteriores incursiones militares contra el pueblo palestino.

Éstas últimas se denominaron Plomo Fundido en la Franja de Gaza en diciembre de 2008-2009, la operación Pilar Defensivo en noviembre de 2012 y el conflicto de 2014 contra Gaza ya mencionado. Esta política guerrerista del Estado sionista en torno al territorio palestino fue denominada por el historiador israelí Illan Pappé como limpieza étnica o genocidio progresivo, dado que lo que se busca no es una paz entre ambas poblaciones sino el sometimiento y el exterminio de la población palestina originaria.

Sin embargo, luego de 70 años de la permanente agresión militar no se ha podido consolidar la dominación del Estado sionista en la totalidad del territorio usurpado. El genocidio paulatino en la Franja de Gaza y Cisjordania nos muestra escenarios cotidianos de resistencia popular a la violencia en los checkpoints y los asentamientos desocupados violentamente en favor de los colonos judíos. Pero el pueblo palestino no se ha rendido aún.

A pesar de ello, la ocupación también se materializa a través de demoliciones de casas palestinas, destrucción de cultivos, el robo de agua de territorio palestino, los continuos cortes de electricidad, los controles militares o checkpoints que impiden la libre circulación de la población palestina y la construcción del muro del apartheid.

La construcción del muro que crea una nueva frontera entre Palestina e Israel inició en 2002 y tiene graves consecuencias para la población palestina. El muro que se extiende a través de unos 800 km ha separado familias, pueblos y ciudades. Ésta barrera separa Cisjordania y rodea Jerusalén, en algunas partes de su trazado es una alta pared de hormigón y en otros puntos se transforma en una valla electrificada que ha confiscado territorio palestino.

A pesar de que la Organización de Naciones Unidas y el Tribunal Internacional de Justicia lo han declarado ilegal, el muro del apartheid sigue segregando a las poblaciones palestina e israelí, generando una mayor tensión e injusticia para la población de origen árabe. La mano de obra palestina tiene que cruzar estas divisiones por puestos de control rigurosamente vigilados por soldados, para ganarse el pan de cada día.

¿Gobierno de coalición entre Netanyahu y Gantz?: sin esperanzas para el pueblo palestino.

En las recientes elecciones legislativas del Estado de Israel, ninguno de los dos candidatos más votados Benjamín Netanyahu del partido de derecha Likud y actual Primer Ministro, tanto como el partido de centro Kahol Lavan (Azul y Blanco) del exmilitar Benny Gantz lograron llegar a una mayoría parlamentaria para poder gobernar, que requiere de 61 escaños. Ambos líderes expresan la política guerrerista del Estado de Israel, diferenciándose sólo por los apoyos de religiosos ultraortodoxos y sectores de extrema derecha, Netanyahu, y por apoyos de partidos y sectores laicos, Gantz, quien también recibió cierto apoyo de la comunidad árabe.

Sin embargo, recientemente, el Presidente de Israel Reuven Rivlin reunió en la jornada del lunes pasado a ambos candidatos para abrir el diálogo y conformar un gobierno de coalición, dado que ni el bloque de derechas ni el de centro logran sumar una mayoría en la Kneset (Parlamento Israelí).

El exprimer ministro Benjanín Netanyahu busca de esta manera escapar al escándalo de corrupción y fraude ante la justicia, dando continuidad a un gobierno de coalición de centro derecha. El partido Likud de Netanyahu ha sumado 55 diputados, frente a los 54 de Azul y Blanco de Gantz que concentra el apoyo de centro, laboristas y pacifistas. No obstante, este cambio relativo en el gobierno de Israel no tiene una significativa influencia para los palestinos.

La continuidad de la ocupación israelí, no puede ser finalizada por un cambio de gobierno en la potencia imperialista aliada de Trump. Sólo la organización popular de los palestinos y los pueblos árabes y una fuerte demanda internacional en solidaridad con Palestina puede llevar a profundizar el conocimiento y la denuncia de la continuidad del colonialismo. Las demandas del pueblo palestino, deben asumirse como propias por cualquier persona que defienda la dignidad humana y la autodeterminación de los pueblos del mundo.