Los nombres revelados en la investigación del diario alemán Süddeutsche Zeitung y compartida por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación tocan de cerca al presidente Enrique Peña Nieto.
Jimena Vergara @JimenaVeO
Lunes 4 de abril de 2016 15:06
Los trapos sucios del poder político y económico en México
Nuevamente se ve salpicada la presidencia de Enrique Peña Nieto (EPN) que, a sus cuatro años de gobierno ya tuvo que enfrentar la crisis política por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, la fuga del archifamoso narcotraficante el “Chapo” Guzmán y diversos escándalos de corrupción por conflicto de intereses.
Recordemos que en noviembre de 2014, poco después de que estudiantes normalistas y civiles fueran acribillados y desaparecidos por un comando armado, la policía federal y el ejército en el estado de Guerrero, le había estallado en la cara el escándalo de la “Casita Blanca”, destapado por la periodista Carmen Aristegui.
Fue cuestionado a tal punto por poseer una mansión millonaria concesionada al grupo constructor Higa de su amigo cercano Juan Armando Hinojosa Cantú y no rendirla en su declaración de bienes que hasta la “primera dama” con la producción de Televisa mediante, habló ante toda la nación para explicar que, la “humilde morada” la había comprado ella con el “sudor de su frente”.
Parece que la de Hinojosa Cantú es una amistad que “vale la pena” para el presidente. Y es que es este personaje una de las primeras figuras que han aparecido detrás de los llamados Panamá Papers. Justamente en pleno escándalo por la “casita blanca”, Hinojosa Cantú movilizó más de cien millones de dólares a través de la compleja red financiera operada por la empresa panameña Mossack Fonseca.
Según la investigación que incluye al semanario mexicano Proceso, el dueño de Higa es uno de los principales clientes de la firma con sede en Panamá. El rastro de la inconmensurable fortuna de Hinojosa Cantú se hizo imposible ante el decreto de la Secretaría de la Función Pública de que en el caso de la “casita blanca” del presidente no había conflicto de intereses alguno. Dicho fallo fue emitido por el gobierno mexicano, una vez que los fondos ya estaban movilizados gracias a los servicios de Mossack Fonseca.
Petróleos Mexicanos para las trasnacionales y los amigos del presidente
Pero esto no es todo. El segundo “peso pesado” mencionado en la lista es Ramiro García Cantú, el magnate mexicano catalogado por Mossack Fonesca como “uno de los mexicanos más poderosos” de su lista y es el histórico contratista de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Desde luego, su relación con Mossack Fonseca es de larga data y no es de extrañarse porque su fortuna proviene de servicios “patrióticos” a la paraestatal (o lo que queda de ella) que está siendo vaciada por EPN y los partidos del “Pacto por México”, a través del brutal recorte presupuestario que afecta sus operaciones, así como de la apertura al capital privado para la exploración, extracción y refinamiento de los hidrocarburos.
Según los Panamá Papers, el capital de Garza Cantú se concentraría en el principado de Andorra (Proceso 3/04) y sería beneficiario de los servicios de la empresa IGMASA Management que está implicada en evasión de impuestos en la empresa futbolística de Europa.
Pero la lista es larga. Varios nombres extraídos de los archivos que respaldan la investigación están vinculados a empresarios que hicieron sus fortunas con los contratos millonarios de Pemex. ¿No era que Petróleos Mexicanos estaba al borde de la quiebra y por ello había que realizar la reforma energética es decir privatizar? De ordeñar tanto la vaca… Están involucrados en evasión fiscal también los socios de la empresa Oceanografía, concesionaria predilecta de la paraestatal durante el gobierno de Felipe Calderón, mediante “empresas fantasma” ubicadas en Miami y otros destinos difíciles de rastrear.
Y si bien el gobierno de EPN “saldó cuentas” con los empresarios favorecidos por el calderonismo mediante investigaciones de la Procuraduría General de la República (PGR), esto claramente fue sólo para favorecer a otros.
Denuncia la revista Proceso que Emilio Lozoya Austin, el primer director de Pemex del gobierno de EPN buscó también establecer relación con Mossack Fonseca (Proceso, 3/04), cuestión que por ahora, no queda claro si se concretó. Lozoya fue además, miembro de la directiva del grupo español OHL, otra empresa favorecida por el actual presidente también implicada en escándalos de corrupción como venimos denunciando en La Izquierda Diario México.
Los medios asociados a la investigación han anunciando que la información contenida en los archivos de los Panamá Papers irá siendo publicada en los próximos días y apenas se cuenta con algunos de los nombres implicados en paraísos fiscales. Según Proceso están implicados, en el caso de México, sobre todo empresarios, pero también políticos, narcotraficantes y personalidades, la “crema y nata” del poder político y económico en México.
Desde prestanombres del “Chapo” Guzmán, hasta familiares de políticos como el empresario Omar Yunes Márquez, hijo de un diputado federal por el Partido Acción Nacional (PAN). También han requerido los servicios de la empresa panameña, a través de despachos de abogados, ex ejecutivos de Televisa y el mismo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca, entre otros.
Como plantea Proceso, la movilidad financiera y expedita de manera oculta no podría realizarse sin la complicidad de los grandes bancos que, en muchos casos son accionistas de las “empresas fantasma” creadas en los offshore. En el caso de México están implicados Santander Private Banking, HSBC Private Banking, Credit Suisse First Boston y la calificadora Merryl Lynch.
Todo huele a podrido allá arriba
Los Panamá Papers le dan sustento documental a lo que todos sabemos. Al grito de “el rey va desnudo” las corruptas redes del poder, todas asociadas entre sí, se develan. La corrupción es inherente al régimen político y al capitalismo más en general como lo demuestra el caso brasileño y ahora el escándalo en curso que toca a políticos, empresarios y personalidades de todo el mundo.
Llama la atención, como denuncia Fernando Rosso en su artículo titulado “Luces y sombras de los Panamá Papers” que la lista no incluya ni a políticos ni a empresarios de las grandes potencias imperialistas como Estados Unidos por ejemplo, involucrados también en el uso ilegal del sacro santo “secreto comercial” del que gozan los capitalistas a nivel global.
Aún así, en el caso mexicano, los Panamá Papers ponen el dedo en la yaga del cuestionado poder político. Los partidos patronales, el PRI, el PAN y el PRD del llamado “Pacto por México” gobiernan para los empresarios y para determinados sectores del narco. Les facilitan “buenos negocios”, se asocian con ellos en la evasión fiscal y les conceden la “gestión” de los recursos naturales de la nación como el petróleo, la electricidad, el agua, el gas natural para que amasen grandes fortunas.
En primer lugar gobiernan para las grandes trasnacionales, particularmente estadounidenses bajo las cuales México ha quedado sojuzgado durante décadas y que no aparecen en la “lista negra” de los Panamá Papers pero tienen un negro pasado de corrupción, daño ambiental, evasión fiscal e intervención golpista en todo el mundo como la British Petrólum (una de las principales beneficiaras de la privatización de Pemex). Pero también a sus socios menores.
El caso de Pemex, que fue entregada al capital extranjero y en menor medida nativo con la reforma energética es esclarecedor. Una verdadera estafa al pueblo de México donde el gobierno utilizó todo su aparato de “propaganda” a través de su amigos de Televisa y TVAzteca para reproducir una y mil veces cien mentiras con el único objetivo de garantizar que la renta petrolera alimente las arcas de los capitalistas.
Y justamente lo hacen bajo el más profundo “secretismo” y pasando por encima de las propias legislaciones nacionales, como es el caso de la actual negociación en curso del nuevo Acuerdo Transpacífico (TISA) con Estados Unidos para infraestructura, telecomunicaciones y finanzas.
Mientras, los 40 millones de trabajadores mexicanos que mueven los resortes del país, subsisten con niveles salariales que están entre los índices más bajos a nivel mundial, en algunas ramas, inclusive que los chinos. Los “amigos inversores” a los que EPN alaba en cada alocución, no hacen otra cosa que aprovechar el paraíso de mano de obra barata en el que se ha convertido el país, utilizar todos los recursos del “secreto comercial” para la evasión fiscal y todo tipo de negocios y succionar los recursos naturales que no están para satisfacer las grandes necesidades sociales.
No son unos cuantos políticos o empresarios, es el capitalismo.
Jimena Vergara
Escribe en Left Voice, vive y trabaja en New York. Es una de las compiladoras del libro México en llamas.