El FMI prevé una caída global de 4,9 % para este año y la OIT estima que se perdieron horas laborales equivalentes a 305 millones de puestos de trabajo. ¿Es posible una recuperación rápida? Conversamos con Santiago Juncal, investigador docente UNGS-UNQ y columnista internacional en el programa Pasaron Cosas (Radio con Vos).
Miércoles 1ro de julio de 2020 13:42
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La pandemia mundial por el COVID-19 está hundiendo la economía de todas las regiones y vino a impactar en una economía global que ya presentaba alertas y debilidades del crecimiento y la inversión. El FMI prevé una caída global de 4,9 % para este año, aunque reina la incertidumbre y no se descarta un escenario peor dado ante un rebrote del virus.
La OIT estima que, en el mundo, en el período abril-junio, se perdieron horas de trabajo equivalentes a 305 millones de puestos de trabajo.
Los países realizaron planes de rescate de estímulo fiscal históricos, de alrededor de 8 trillones de dólares. Lo que ha llevado a escalar las deudas gubernamentales y los déficits públicos, estos últimos a niveles de 10 % del PBI, tres veces más que el nivel de 2019.
Mientras tanto, la bolsa de Wall Street tuvo su mejor trimestre en décadas. Desde 1998 que no aumentaban tanto los valores de los principales índices. Un contraste con la economía real que roza la esquizofrenia. En “los mercados”, parece que hay esperanzas de que las economías se recuperarán con relativa rapidez. ¿Esto es posible?
Para hablar de eso, entrevistamos a Santiago Juncal, economista internacional, investigador y docente de la Universidad Nacional General Sarmiento y de la Universidad Nacional de Quilmes y columnista internacional en el programa Pasaron Cosas (Radio Con Vos).
Si bien la mayor parte de los pronósticos sobre el hundimiento de la economía mundial en 2020 son catastróficos, también hay cierta visión optimista respecto a que si la pandemia empieza a ceder pronto, hay posibilidades de cierto “regreso a la normalidad” en 2021. ¿Cómo ves esto? ¿Qué dinámica tendría la recuperación? fué la primera pregunta de este díalogo que te invitamos a escuchar, ver y difundir desde "SeTeníaQueDecir.
Santiago Juncal: Creo que hay una gran incertidumbre en los mercados a nivel internacional y me da la impresión de que una recuperación rápida en todo caso puede tomar diferentes formas, entre las cuales no hay que descartar la posibilidad, después de una caída libre tan fuerte, un rebote que no tenga un vigor como para pensar en una recuperación de largo plazo.
Si uno mira incluso lo que ocurrió en la gran recesión de 2007-2009, con el episodio financiero de 2008 tan importante en términos de repercusión a nivel mundial, de que la salida de esa crisis fue de un crecimiento económico muy débil a nivel mundial posteriormente, incluso con una recuperación del empleo muy raquítica, y en ese sentido me da la impresión de que en esta crisis que todavía es mucho más profunda, no sólo en comparación con la de 2007/2009, sino también con relación a la gran depresión del XX, me da la impresión de que se rebote, que por supuesto que va a depender de muchas cuestiones, de la evolución de la pandemia y dónde se terminen volcando los paquetes de rescate, que buena parte de los gobiernos del mundo están implementando, pero me da la impresión de que no va a tener mucho vigor como para implicar una recuperación en el largo plazo importante.
Puede darse esa situación que los mercados se suele llamar el “rebote del gato muerto”, cuando después una caída libre muy fuerte hay una pequeña recuperación, pero que tiene que ver precisamente con la comparación con un periodo previo muy depresivo y no con una recuperación que después pueda tener lugar con demasiado vigor.
Lo fundamental es pensar a dónde va a volcarse toda esta inyección de liquidez que aparece no sólo a partir del accionar de la Reserva Federal de Estados Unidos, sino también de buena parte de los bancos centrales de los países desarrollados a nivel mundial. Hay compra masiva de acciones, hay estímulos al consumo y también a la ayuda a las empresas para que puedan pagar sus salarios, pero eso no implica necesariamente que esa inacción gigantesca de liquidez se vuelque por ejemplo en aumentar las capacidades de producción y de innovación de las empresas, como para pensar una reconversión del capitalismo más a largo plazo.
En ese sentido, veo una dificultad muy grande, más allá de las históricas posibilidades que han tenido el sistema capitalista de reconvertirse, como para avanzar en algo que implique una recuperación en el largo plazo semejante tal vez a la que hubo después de otras crisis en otros períodos históricos.
Pero bueno, hay todavía una dificultad de establecer pronósticos en medio de la pandemia, que incluso llevaron por ejemplo al gobierno chino a dejar establecer una meta de crecimiento económico por primera vez en 30 años en la última Asamblea Nacional Popular que tuvo lugar semanas atrás. Es un indicio de la dificultad de establecer pronósticos.
¿Hay alguna comparación que se pueda hacer con la crisis que hay actual y esta característica particular de la pandemia?
Santiago Juncal: Digamos que toda crisis tiene sus particularidades, pero me da la impresión de que en ésta se dio un fuerte repliegue de la demanda y de la oferta a la vez por las propias características de la pandemia, por la preocupación de cuarentenas, de medidas de aislamiento a nivel mundial, que la hacen relativamente incomparable a otras, en el sentido de que tiene esa particularidad. Uno puede pensar que en la economía mundial se estaban acumulando ciertas tensiones, ciertos niveles de endeudamiento sostenibles en los últimos 2, 3 años previos a 2020, pero eso no necesariamente iba a llevar una crisis de forma inmediata como la que termina ocurriendo precisamente a partir de la proliferación del virus, de la pandemia consolidada a nivel mundial como está ocurriendo ahora.
En ese sentido hay una particularidad que no puede dejar de verse en la comparación con otras crisis históricas, en las cuales uno puede pensar, como la gran depresión de 1929- 1933, una sobreacumulación en ciertos sectores y una profundidad en una crisis muy grande que generó desempleo, sobre todo en Estados Unidos, pero que después se transmitió a nivel mundial, y ahí también hay una caída muy profunda pero que no estuvo mediada por este factor que por supuesto es resultado del modo de acumulación capitalista mismo en la pandemia, porque tiene que ver con la forma en que nos relacionamos con la naturaleza, pero que pone un factor diferente y marca justamente una bisagra como para comparar con otras crisis internacionales. Con relación a la de 2007 - 2009 claramente es muchísimo más profunda y así lo analizan los distintos organismos internacionales que han tratado el tema.
Los rescates multimillonarios que están haciendo los Estados a las grandes empresas, y también inyecciones fiscales para sostener y contener el desempleo, son una novedad. ¿Cuán sostenible son esos rescates en el tiempo, dado que implican también una importante emisión monetaria y de endeudamiento público
Santiago Juncal: Yo pienso que en principio obviamente son más insostenibles esos planes de rescate en países que no cuentan con una moneda de reserva internacional, como el caso de estados Unidos, Japón o de Gran Bretaña. Ahí son menos insostenibles que en el resto de los países del mundo, pero así y todo la situación depende obviamente de cuál es el nivel de endeudamiento previo que han tenido los países que llevan a cabo esos rescates, del déficit fiscal, de una serie de variables macroeconómicas que hacen que uno pueda pensar por ejemplo que el plan de rescate de Italia es mucho más insostenibles que el de países que no estaban tan endeudados como porcentaje de su PBI antes de la pandemia.
Sin embargo, todavía quedan cosas por ver ahí, porque por ejemplo Alemania está asumiendo hoy la gobernanza de la Unión Europea para los próximos seis meses y ahí hay un plan de rescate que se quiere llevar a cabo y que todavía no se sabe qué forma va a tomar y por que tiene también el freno de los países supuestamente “frugales”, como se les llama, de la Unión Europea que no quieren ayudar, no quieren que haya un paquete de estímulo de conjunto para la periferia europea, para los países del sur. Entonces ahí hay un signo de interrogación todavía de qué magnitud va a ser ese rescate, pero en principio no ayudan mucho.
Pueden poner un amortiguador para que la caída de la economía no sea tan fuerte a nivel mundial pero no pueden pensarse estos paquetes de ayuda como la base como para reestructurar el capitalismo en el largo plazo y además dejan un nivel de endeudamiento y de permanencia de empresas ineficientes compitiendo en el mercado que no generan lo que toda crisis capitalista genera cuando se la deja llevar hasta las últimas consecuencias, que es la depuración justamente de una competencia ineficiente, como ocurrió por ejemplo en la gran depresión.
En ese sentido, los paquetes de ayuda masivos pueden terminar generando un efecto parecido a lo que ocurrió en 2008, cuando los grandes paquetes de estímulos, la relajación cuantitativa de la Reserva Federal y de otros bancos centrales mantuvieron en competencia una buena parte de empresas que tendrían que haber quebrado si la lógica capitalista se hubiera llevado hasta las últimas consecuencias. Y por eso la recuperación posterior no tuvo el vigor que podría haber tenido tal vez si la depresión hubiera sido más fuerte.
Por supuesto que esto también está mediado por los conflictos de clase que obviamente ni siquiera la parálisis social de las medidas de aislamiento pudieron terminar de reprimir. Si uno se fija todos los conflictos que había antes de la pandemia, en países como Chile, Irak, Líbano, Hong Kong, Francia, que se volvieron a restablecer incluso cuando no habían terminado de relajarse las medidas de aislamiento, ve que ahí también hay un factor que también puede obturar la recuperación capitalista y que no es nada más ni nada menos que la lucha de clases en toda su dimensión.
Cómo quedan las tensiones geopolíticas previas como la rivalidad entre Estados Unidos y China, con esta crisis
Santiago Juncal: Las rivalidades geopolíticas en este contexto de pandemia lo que hacen es profundizarse en líneas generales, más que atenuarse. El caso de la rivalidad entre Estados Unidos y China, que es de las dos principales economías del mundo y entre las dos principales potencias a nivel mundial, pueden ser pensadas como que van hacia una dinámica de más conflicto que de cooperación en los próximos meses y de esto de esto creo que hay indicios muy claros en la retórica de Donald Trump pero también las respuestas del gobierno chino frente a esa retórica tan agresiva.
Qué forma va a tomar ese conflicto y qué forma van a tomar otros conflictos, como el de China e India, es difícil de establecer. Lo cierto es que daría la impresión de que justamente la pandemia lo que hace es revitalizar, en todo caso, los conflictos entre grandes potencias y entre potencias menores, y en ese sentido avanzar en una dinámica en la cual las respuestas a respuestas van a ser más unilaterales por parte de los Estados nacionales, en el marco de un sistema internacional de Estados que ya de por sí está en crisis.
Si uno mira lo que ocurría hasta fines de 2019, va a ver que muchas de las organizaciones que son el sostén institucional del capitalismo global estaban en crisis. La OMC, la OTAN, la misma Union Europea. La pandemia no deja de ser una olla a presión para todas las instituciones en su afán de mantenerse como como garantes institucionales del capitalismo a nivel global, así que ahí queda mucho por ver todavía.