Múltiples fueron las voces que señalaron que debido a la sobrecarga del sistema sanitario producto del covid-19 se generaría un efecto de rebote en otros tratamientos que ampliarían las listas de espera.
Miércoles 11 de noviembre de 2020
Son 4404 los pacientes que tienen retrasados sus tratamientos por cáncer, lo que es particularmente preocupante ya que el retraso en la atención de los pacientes oncológicos puede empeorar los pronósticos de la enfermedad.
Según datos del Ministerio de Salud, esa cifra de pacientes necesitados de tratamiento por cáncer se sitúa dentro de los 78.329 pacientes con patologías Auge/GES que registraban, hacia finales de septiembre, incumplimientos en los plazos legales establecidos para resolver sus problemas de salud.
Por otro lado, los pacientes No Auge/Ges, que no tienen plazos de atención máximo, promediaron según las cifras del Minsal entregadas en la misma fecha, alrededor de 486 días de espera para quienes requieren una consulta de especialidad, mientras que las esperas para intervenciones quirúrgicas llegaron a los 494 días promedio.
Jorge Jiménez, presidente de la Fundación Foro Nacional del Cáncer señaló para el medio La Tercera que: “Va a haber un tsunami de casos retrasados que va a impactar fuertemente en los centros de tratamiento. El retraso que nosotros hemos calculado por los datos que vienen de los centros de atención era del orden del 60% a un 70%. Si en un año normal llegan 100 casos a tratamiento, están llegando 35 pacientes″
Esta realidad a la cual se verá sometido el sistema de salud y particularmente los pacientes que necesitan con rapidez atención y tratamientos, es una muestra más de la crisis del sistema sanitario en Chile.
Una situación que el coronavirus sólo vino a profundizar y a mostrar más descarnadamente, agudizando las problemáticas que el sistema sanitario chileno arrastra, producto de décadas de desmantelamiento del sector público en beneficio del privado, malas condiciones en los recintos hospitalarios, falta de insumos e instrumentos médicos, y una larga lista de precariedades.
La pandemia del covid-19 ha desnudado la herencia de la dictadura en el sistema de salud. Ante este escenario es necesario reponer la pelea por la unificación del sistema sanitario, nacionalizando clínicas y laboratorios privados bajo control de sus trabajadores, para disponer de toda esa infraestructura al servicio de combatir la pandemia.
A su vez es necesaria una inyección inmediata y permanente de recursos, que podrían conseguirse a través de la nacionalización del cobre, para poner esas grandes riquezas al servicio de las necesidades urgentes del pueblo, como terminar con las listas de espera y la decadencia del sistema hospitalario.