En la industria maquiladora hay una gran lucha obrera.

En la zona fronteriza han emergido un sin número de luchas obreras en la industria maquiladora. Son decenas de fábricas en paro laboral en lugares como Matamoros, Reynosa, Ciudad Juárez, Mexicali y Tijuana.

Y es que las condiciones de trabajo en medio de la pandemia son terribles: no hay gel antibacterial, no hay agua potable, no hay jabón, no existen días de cuarentena pagada al 100 %, a mujeres embarazadas les piden seguir en labores, a gente con enfermedades crónicas como presión arterial los obligan a seguir trabajando y a adultos mayores les piden seguir en la línea de la producción.

La Secretaria de Salud, en dirección de Hugo López Gatell, emitió el llamado “a detener la industria esencial” como recomendación. Pero en la industria maquiladora en todo el país no cierra ni detiene labores si no es que un movimiento obrero lo exige.

Las maquilas se han convertido en un foco de infección del nuevo virus. En Ciudad Juárez, por ejemplo, la mitad de los fallecidos por el virus eran trabajadores de esas fábricas. Tan sólo en la empresa LEAR se registran 13 muertos. En Edumex obligan a mujeres embarazadas a seguir en labores. En Electrocomponentes mandaron a sus trabajadores con el pago del 50 % de salarios.

La regla, ya, en el país es que, mientras las y los obreros no protesten, las máquinas siguen funcionando. Según datos de Matamoros un 60 % de fábricas siguen en producción, en Juárez un 50 % y en Mexicali han parado cinco empresas nada más. El caso más terrible es el de la empresa Lear donde, al menos, han muerto 19 obreros por COVID-19 de acuerdo al diario nacional La Jornada.

Tenemos registrado, en Izquierda Diario México, decenas de denuncias y de informes de paros laborales en empresas maquiladoras de todo tipo: arneses, montadoras de televisores, radios, cableado de autos, componentes electrónicos. Todas estas empresas envían lo producido para Estados Unidos.

Te puede interesar: Huelgas salvajes en las maquilas del norte de México para sobrevivir al COVID-19

Esta oleada de movilizaciones tiene, como petición, el envío a cuarentena de las y los trabajadores con el pago del 100 % de salarios. El movimiento maquilador es hondo y es parte de un despertar que tiene, por lo menos, dos hitos más.

El primero: en 2016, fue un movimiento comenzó en EATON Bussman. Se trasladó, el 13 de agosto, a la planta de Scientific Atlanta. En septiembre sucedió lo mismo, el día 30, en adc ComScope; el 4 de noviembre, en la maquila Lexmark. El movimiento se unificó el 12 cuando se llevó a cabo una marcha de los cuatro movimientos ante la junta de conciliación. Unos 2 mil obreros en marcha plantearon: reinstalación a los despedidos, derecho a la libre sindicalización, aumento salarial.

Te puede interesar: A dos años de la lucha de Lexmark en Ciudad Juárez

El segundo hito es la huelga obrera de Matamoros: el movimiento 20-32, donde los obreros exigían un aumento salarial de 20 mil pesos y un bono anual de 32 mil pesos. El movimiento hizo por lo menos huelga en 90 empresas y participaron unos 90 mil trabajadores.

Te puede interesar: 20/32: Testimonios de la resistencia obrera en Matamoros

Estrategia socialista

Es clave entender que, en la industria maquiladora, la Central de Trabajadores de México (CTM) tiene un papel muy importante de control y de disciplinamiento. La CTM maneja la totalidad de los contratos colectivos de la industria maquiladora.

Desde el principio de la pandemia la CTM se opuso a los paros laborales. Los delegados de muchas empresas estuvieron del lado de la patronal y se opusieron a los movimientos laborales. Las dirigencias de Jesús Mendoza y Juan Villafuerte en Matamoros, desde el inicio de la pandemia, se restringieron a pedir equipos de seguridad sanitaria sin denunciar el aumento del riesgo en caso de seguir en la producción.

Susana Prieto Terrazas, dirigente laboral del Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores en Industrias y Servicios Movimiento 20-32, desde el inicio del movimiento maquilador de este año, correctamente, ha denunciado que hay riesgo de contagio y ha realizado una serie de denuncias de los maquiladores que han muerto por la negligencia laboral de los empresarios, casi, todos de Estados Unidos.

El problema con el SNITTIS es que su estrategia se reduce a pelear por el 100 % de salarios para la cuarentena y, en algunos casos, ha conseguido sus objetivos; sin embargo, esto no puede garantizarse de forma efectiva. De hecho, la realidad es que lo que sigue con la crisis económica es el aumento del desempleo en la zona sin precedentes, paros técnicos y, además, cierre de empresas.

Los socialistas no podemos restringirnos a luchar por el 100 % de las licencias pagadas. Tal y como se está evidenciando las empresas no respetan a las autoridades sanitarias. Ni si quiera van a detenerse en su búsqueda de ganancia, ya que como puede mirarse en toda la franja fronteriza las empresas siguen produciendo.

La estrategia socialista debe apuntar no sólo a defender el derecho a los paros obreros para exigir vivir en las fábricas. Debemos instalar como idea que las empresas, que por año o décadas se beneficiaron de las ganancias que generan los trabajadores maquiladores, deben ser expropiados si:

1. No cumplen las medidas sanitarias y siguen en producción.
2. Despiden a sus trabajadores por el motivo del COVID-19.
3. Las empresas que por negligencia laboral tengan casos de contagios de COVID-19 en las líneas de producción.

Resulta necesario luchar por una perspectiva superior, superadora de la crisis actual. Las empresas que no detengan su producción deben ser expropiadas para resolver las necesidades sociales. En medio de la gran competencia entre Estados para conseguir respiradores en la industria maquiladora fronteriza podrían producir dichos insumos médicos para hacerle frente a la pandemia.

Hay que atacar la propiedad de los empresarios capitalistas, a grandes crisis, grandes soluciones.