Aunque en dos meses todo puede pasar y la remontada de Guadiana Tijerina no se descarta, el candidato de Morena parece estar cómodo con su segundo lugar frente al candidato priísta.
Lunes 27 de marzo de 2023
Después de las derrotas de los candidatos favoritos del PRI Coahuila en las elecciones sindicales del SNTE de las secciones 35 y 38 en diciembre, todo parecía indicar que la 4T cerraba el año zanjando el camino para que, en la contienda electoral del 2023, el obradorismo se llevara el triunfo en la entidad del norte, en un contexto donde la aceptación del presidente sigue estando alta entre la población.
Derribada la principal columna política del PRI en el estado (la burocracia sindical del SNTE), desde donde se conspiraba gran parte de las estratagemas electorales priístas, la reñida batalla aparentaba estar definida ligeramente en favor del partido guinda, en medio de una crisis histórica del tricolor.
Sin embargo, un factor inesperado saltó a escena, reconfigurando las perspectivas electorales en cuestión: Ricardo Mejía Berdeja, que fungía como subsecretario de Seguridad del gobierno federal y que era precandidato de Morena para Coahuila, se negó a aceptar los resultados de las encuestas internas que daban el triunfo a su rival, Armando Guadiana, como abanderado del partido del presidente para la gubernatura.
Tal quiebre fue seguido del registro de Mejía Berdeja como candidato del Partido del Trabajo, otrora aliado de MORENA en la coalición Juntos Haremos Historia. Además, el Partido Verde también anunciaba ir por separado con Lenin Pérez, en coalición con el partido local Unión Democrática Coahuila. A unos meses de las elecciones, las tres fuerzas políticas se autoproclaman como abanderadas de la Cuarta Transformación.
Así la situación, la coalición de derecha cerró filas detrás de Manolo Jiménez, secretario de inclusión y desarrollo social de Coahuila, elegido por el moreirismo para suceder a Miguel Ángel Riquelme en la gubernatura. Favoreciéndose de la fragmentación del obradorismo coahuilense, levó anclas para sostener un discurso triunfalista desde antes del arranque de las campañas.
Y es que las encuestas de intención de voto le dan una ventaja de más de 10 puntos al abanderado del PRI-PAN-PRD (38.9) sobre Armando Guadiana (26.3). En un lejano tercer lugar se ubica Ricardo Mejía Berdeja (15.4). Esto nos permite ver que, si la 4T no se hubiera fragmentado, la ventaja de la coalición del presidente serían de casi tres puntos.
De echo, en una entrevista para el periodista Julio Astillero en su canal de Youtube, el senador morenista con licencia se dedicó a alabar al gobierno de Miguel Ángel Riquelme, como si fuera abanderado de su partido y no su contrincante principal.
Ni qué decir tiene que Manolo Jiménez representa la continuidad de los intereses corruptos del moreirato; fue escogido para que se siga reproduciendo la impunidad y la corrupción de los grupos de poder locales.
Regresando a Guadiana, éste no oculta su amistad con Alonso Ancira, el dueño de Altos Hornos de México (AHMSA) que enfrenta un proceso penal por lavado de dinero, luego de venderle a PEMEX en el sexenio pasado la planta de fertilizantes Agronitrogenados a sobreprecio.
La crisis en AHMSA no parece estar preocupando a ningún candidato, a pesar de que los habitantes de las regiones Centro, Carbonifera y Frontera de Coahuila se están quedando literalmente sin comer, puesto que ninguno de los aspirantes está planteando la renacionalización de Altos Hornos bajo administración obrera.
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Ningún candidato ofrece una salida para los problemas más acuciantes del estado; ninguno propone desconocer la deuda pública del estado, la más grande del país; ninguno plantea una solución real al problema de la policía estatal, que ya ha cambiado de nombre varias veces por sus altas violaciones a los derechos humanos; ninguno propone la reestatización de AHMSA, la cual es la única salida que tienen sus trabajadores para solucionar la crisis en la que se encuentran.
En Coahuila necesitamos ser parte de la construcción nacional de un partido de trabajadores socialista y revolucionario, combativo, independiente de los gobiernos y partidos patronales, que pelee codo a codo con la clase obrera y levante las banderas del movimiento de mujeres, la juventud y el conjunto de los oprimidos.
