Pasado y presente se darán cita este 24M en las calles, porque los empresarios cómplices del genocidio se siguen enriqueciendo a costa de la explotación y la precarización laboral. Al igual que ayer, los trabajadores metalúrgicos dan batalla por sus derechos.
Jueves 18 de marzo de 2021 00:00
Se cumplen 45 años del golpe genocida que torturó y desapareció a 30 mil personas, una larga lista integrada en parte por militantes obreros de distintas tendencias políticas, quienes fueron parte de una militancia fabril que se fogueó desde el Cordobazo hasta las experiencias de las coordinadoras fabriles de 1975. El plan genocida sistemático no fue una iniciativa exclusiva de la cúpula militar en consonancia con intereses imperialistas, sino que los grandes empresarios también formaron parte de su implementación. Entre ellos figura la familia Rocca al frente del Grupo Techint, quien vio incrementada enormemente sus ganancias durante el Golpe y en cuyas plantas se realizaron detenciones de obreros.
El golpe del 76 vino a barrer las experiencias y organización de la clase trabajadora, un proceso de ascenso obrero sin precedentes que se vio desde el Cordobazo en 1969. Los metalúrgicos tuvieron un rol protagónico en una de las fábricas más combativas de La Plata, la emblemática Propulsora Metalúrgica, primera planta del Grupo Techint. Con métodos asamblearios y democracia de base, realizaron gestas heroicas como enfrentar el Pacto Social que ponía un techo al salario, e impulsaron la coordinación con otros sectores en lucha.
En la madrugada del 24 de marzo de 1976 más de cuarenta trabajadores de Propulsora Siderúrgica corrieron a través del inmenso predio de la empresa y escaparon saltando los alambrados ante la noticia del Golpe. Habían sido advertidos por un miembro de la oficina de Relaciones Laborales: el que estuviera comprometido, que raje. La empresa mantenía un doble juego: mientras avisaba a los trabajadores para que puedieran escapar -evitando ensuciarse con la detención de un gran número dentro de la planta- entregaba a los militares los legajos del personal, señalaba a los trabajadores que debían ser detenidos y mantenía a las Fuerzas Armadas dentro del predio, realizado requisas personales, revisando taquillas, etc. La represión a los trabajadores de la empresa fue enorme.
Te puede interesar: 24M: Organización, lucha y represión en Propulsora Siderúrgica
Te puede interesar: 24M: Organización, lucha y represión en Propulsora Siderúrgica
La colaboración de Techint con los militares llevó adelante un gran operativo represivo con secuestros y desapariciones tanto en Propulsora Metalúrgica como en la planta de Campana. Tanto el Club Ciudad de Campana como el edificio Catalinas de Retiro funcionaban como base para planear el operativo represivo junto a los militares. Techint realizó una fuerte colaboración con la represión estatal.
El plan del golpe genocida fue la última carta que utilizaron los capitalistas para barrer a la militancia revolucionaria y las organizaciones sindicales de base. La ruptura de los trabajadores con sus direcciones tradicionales peronistas se notaba en las calles, con procesos de autoorganización. En julio de 1975 se dio una huelga general de masas contra el Rodrigazo, una huelga contra un gobierno peronista. Las bases de gremios estratégicos como la UOM -en especial la seccional Villa Constitución- se movilizaron masivamente a la sede de sus sindicatos, obligando a Lorenzo Miguel a posicionarse contra Isabelita.
Leé también: 7 y 8 de julio de 1975: Una huelga general de masas que conmovió al país
Leé también: 7 y 8 de julio de 1975: Una huelga general de masas que conmovió al país
La dictadura genocida dejó 30 mil desaparecidos, entre ellos muchos obreros de la militancia fabril metalúrgica, como es el caso de SIAT, Acindar y Propulsora -hoy Siderar- entre tantas. Esto vino acompañado con el vaciamiento de empresas, como es el caso de la emblemática SIAM, que pasó de tener más de 10 mil empleados a 4800, y luego a cerrar. La brecha entre ricos y pobres aumentó exponencialmente desde la implementación del plan económico neoliberal que impusieron los capitalistas a sangre y fuego en 1976, el cual siguió teniendo continuidad con la vuelta a la democracia peronista y radical.
La figura de Paolo Rocca es hoy una fiel expresión de cómo se beneficiaron los grandes empresarios con el golpe genocida, siendo actualmente el tercer hombre más rico del país, a costa de avanzar con su plan de flexibilización laboral, despidos y persecución sindical. Nada de esto sería posible sin la complicidad de la burocracia sindical, que se mantiene inmóvil ante los ataques. La lucha de los trabajadores de Siderar, de SIAT, de Gri Calviño y de SIAM dan muestras de como una nueva generación de obreros y obreras puede dar batalla a los empresarios cómplices del genocidio de ayer, que mantienen la explotación de hoy.
Nuestra forma de conmemorar a los 30 mil compañeros detenidos y desaparecidos a 45 años del golpe genocida es peleando por Memoria, Verdad y Justicia, y poniéndonos en la primera línea de las batallas del presente. Este 24 de marzo ganemos las calles.
Mirá también: Tu presencia es necesaria: este 24 de Marzo, seamos miles en las calles
Mirá también: Tu presencia es necesaria: este 24 de Marzo, seamos miles en las calles