En un evento en su natal Estado de México donde se llevaba a cabo la ampliación a la carretera Arco Norte, el presidente expresó su inconformidad con las redes sociales, tildándolas de “irritantes” y oponiéndoles “la buena visión” que tienen de México en el extranjero.
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Óscar Fernández @OscarFdz94
Viernes 26 de enero de 2018
En dicho evento Peña Nieto aprovechó la ocasión para sacar algo del enojo que probablemente lleva acumulando a lo largo de su sexenio. Hizo hincapié sobre todo en que México tiene que seguir siendo “atractivo a la inversión, como lo dicen hoy los distintos analistas externos al país que se olvidan de lo que se dice o de los señalamientos o de lo que se dice a veces en las redes sociales, que a veces son muy irritantes y a veces les gusta hacer señalamientos muy duros y muy lapidarios y que poco recogen de los logros y de los avances que hemos tenido como nación”.
Añadió: “pero en el exterior sí lo reconocen. Curiosamente porque a lo mejor no se involucran tanto en esto de las redes. Porque realmente ven lo que México ha venido alcanzando en cifras, en números, en estadísticas, en realidad”.
¿Qué podemos decir? El presidente al parecer sigue viviendo en una dimensión paralela. No es casual su cruzada contra las redes sociales: son la causa principal de su impopularidad y su enemigo número uno desde que era candidato a la presidencia. Recordemos que el Movimiento #YoSoy132 se originó por medio de la coordinación de la juventud a través de las redes sociales imitando lo que hacía la juventud en los países del cercano y medio oriente y los indignados en España. A partir de ahí las redes sociales han sido un dolor de cabeza para el primer mandatario.
No es la primera vez que Peña Nieto se expresa de esta forma de las nuevas tecnologías; ya en otra ocasión les había atribuido el malestar social a las redes, diciendo que “han tenido impacto, sin duda, en el humor, porque obviamente hay expresiones de todo tipo”. En una era intercomunicada donde podemos hablar con personas del otro lado del mundo y literalmente obtener una respuesta en segundos, parece que Peña Nieto quisiera seguir viviendo en los viejos tiempos en los que su partido controlaba los medios de comunicación. Aún lo hace, pero por ahí han aparecido medios críticos, sobre todo en portales de internet.
En muchos de esos medios afines al régimen, los analistas no “se olvidan” de lo que se dice en las redes sociales, sino que conscientemente eligen ignorar la realidad del país para garantizar que las inversiones continúen. Lejos de no involucrarse en las redes, las revisan constantemente. No quieren que su principal aliado tenga malos momentos a pesar de ser el presidente más impopular de la historia.
De igual forma no sorprende el énfasis que hace con respecto a la inversión. Al ser la cabeza más visible de esta democracia para ricos, según su punto de vista, lo que conviene es siempre dar la mejor cara para permitir el pillaje de las trasnacionales en detrimento de la tierra y los recursos del país. Sin ir muy lejos, baste recordar la hermosa portada de la revista TIME donde apareció con la leyenda “salvando a México”.
Lo que sí podemos “coincidir” con el ejecutivo es que México ha venido alcanzando, no “cifras y números favorables” pero sí estadísticas espectaculares: el primer país con más denuncias a violaciones de derechos humanos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), primer lugar en feminicidio en América Latina según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), y la lista podría seguir. ¿Cómo espera el presidente que las redes no sean irritantes si con estas cifras es suficiente para que se le cuestione por su incapacidad de reducirlas?
Aunque a EPN le pese que las redes sean el desquiciante mosquito en la habitación de su sexenio, lo cierto es que el descontento continúa en México, ya que sigue sujeto a un humillante estado de dependencia donde se aceptan las directivas de Washington aunque un día diga que el muro no se paga y al otro también, mientras aplica los gasolinazos y las reformas que los yanquis le han solicitado, empobreciendo y hambreando más a la población. Tanto en México como en EE.UU., ridiculizar al primer mandatario en redes sociales se ha vuelto una forma de protestar ante un gobierno cada vez más autoritario, impopular y deslegitimado.
Pero este descontento no es suficiente por sí mismo. Hay que ir más allá de los likes, los tweets y las reacciones; es menester emprender la organización de dicho descontento en una perspectiva anticapitalista . Por eso desde La Izquierda Diario México te invitamos a que colabores con nosotros e informes de la situación que vives en tu lugar de estudio o trabajo para forjar una alternativa distinta a los partidos y políticos al servicio de los empresarios nativos y extranjeros.
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Óscar Fernández
Politólogo - Universidad Iberoamericana