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Red Internacional
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Vivienda. Para comprar un departamento, un trabajador debería invertir todo su salario durante 14 años

El dato lo dio Reporte Inmobiliario. La falta de acceso a la vivienda continúa agravándose con crisis económica y social. Mientras el Gobierno intenta cerrar un acuerdo de ajuste con el FMI, la respuesta para las familias sin techo es represión y créditos para un sector reducido.

Martes 25 de enero de 2022 21:15

El derecho a una vivienda propia que cuente con las condiciones y servicios básicos está bloqueado para las mayorías trabajadores y populares. Esta situación se agrava junto a la crisis económica y social, mientras el Gobierno sigue intentando cerrar un acuerdo con el FMI, que va a implicar mayor ajuste y padecimientos para el pueblo trabajador.

En La Plata, el gobierno de Axel Kicillof y la policía bonaerense al mando de Berni vienen de desalojar a 60 familias que, por falta de vivienda, habían ocupado un terreno ocioso en Barrio Aeropuerto. La represión y los desalojos violentos vienen siento una práctica sistemática del Frente de Todos: desde la recuperación de tierras de Guernica, pasando por centenares de tomas que se extienden en la provincia de Buenos Aires y el resto del país. Sin embargo, miles de familias sin techo, persisten en sus reclamos de tierra y vivienda.

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Los precios de los inmuebles están mayormente dolarizados y mientras el peso argentino pierde frente al alza de la divisa extranjera y la inflación acumulada alcanza el 51%, el poder de compra de los asalarios para acceder a una vivienda propia continúa deteriorándose.

Un informe de Reporte Inmobiliario calcula que "un asalariado medio, debería hoy invertir todo su ingreso durante 14,2 años para poder acceder a comprar un departamento de dos ambientes de 42 m2". Comparando la situación con el último relevamiento de hace 8 meses, indican que ahora, para acceder a un departamento, el esfuerzo es 13,6% mayor que en mayo de 2021. Son casi dos años más de trabajo.

El dato es tomando el salario promedio de un trabajador registrado y en base al precio estándar en la Ciudad de Buenos Aires. Para los trabajadores informales y precarizados, con menores ingresos, el cálculo es mucho mayor.

Fuente: www.reporteinmobiliario.com
Fuente: www.reporteinmobiliario.com

Por otro lado, las mayorías populares, cuando pueden acceder a una vivienda -incluso alquilada- se ven obligadas a habitar en condiciones precarias y/o de hacinamiento.

El 4,2% de la población vive en hacinamiento crítico, con más de tres personas por pieza, según un informe del Indec publicado en noviembre de 2021, que toma datos de 31 aglomeraciones urbanas. En el mismo estudio se indica casi la mitad de las personas no acceden a algún servicio o red pública, ya sea cloacas, red de gas o agua corriente. Además, una proyección a nivel país de estos datos relevado, da que casi 4 millones de personas viven en zonas inundables y cerca de 3 millones viven cerca de basurales.

Según el Censo Nacional de 2010, el déficit habitacional alcanza 3,5 millones de viviendas: comprende a 1,3 millones de viviendas faltantes y 2,2 millones de viviendas que no proveen a quien la habita las condiciones mínimas para mantener un nivel de vida digno. Estos números son de hace más de una década, algunas estimaciones más recientes indican que no variaron mucho hasta 2018/2019. Pero, con la crisis social y sanitaria es probable que se hayan ampliado.

¿Y los planes de créditos?

El Gobierno nacional lanzó, en enero, a través del Ministerio de Desarrollo Territorial, la línea de créditos Casa Propia que incluye préstamos para la construcción de hogares y refacciones. Pero los restrictivos requisitos y el cupo limitado para entrar en este plan, limitan el beneficio a un sector reducido de la población. Además, los trabajadores no registrados, los desocupados y los sectores de bajos ingresos -¡quienes tienen las peores condiciones habitacionales!- están excluídos.

Cabe aclarar que el acceso a la vivienda durante la gestión de Mauricio Macri no corrió mejor suerte. La línea de créditos UVA, lanzada en 2017, terminó siendo un negocio para los bancos que financiaban los préstamos. La trampa fue que ataron las cuotas a la inflación y a eso le sumaron una tasa de interés. De esta manera, gran parte de quienes accedieron a los mismos duplicaron o triplicaron esa deuda inicial.

Una salida para las mayorías

Comenenzar a resolver el problema del acceso a una vivienda en condiciones para las grandes mayorías, implica necesariamente un plan de obras públicas a gran escala. Esto va de la mano de luchar por romper con el FMI para poder financiar la construcción de viviendas populares, en base no pago de la fraudulenta deuda externa.