Solo algunxs con clases online o teletrabajo. La mayoría suspendidxs de nuestros trabajos basura y con nuestras familias recibiendo menos sueldo o despedidos. Si hay algo que el COVID-19 ha corroborado es que les jóvenes, trabajadorxs y nuestras familias no somos más que números para este gobierno. No podemos confiar nuestra vida a quienes no les interesa nuestra muerte; por eso, les estudiantes también tenemos que jugar un rol en enfrentar esta crisis sanitaria.

Nancy López Profesora. Agrupación Nuestra Clase
Jueves 9 de abril de 2020
Todes aplaudimos a la primera línea de TENS, médicos y trabajadorxs de la salud que está enfrentando la pandemia en el país, y no porque lo dijo Mañalich, sino porque vemos las imágenes de aquellos miles que entregan su tiempo, su salud y sus vidas a enfrentar la pandemia. Muchxs de ellxs sin siquiera tener los insumos de seguridad e higiene necesarios, o elaborando como pueden sus propios implementos.
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Nosotrxs y nuestras familias podemos aplaudirles, pero no Mañalich ni Piñera. Ellos son los responsables del riesgo que implica hoy enfrentar el virus para esos miles de trabajadores y trabajadoras. Son unos hipócritas si antes de los aplausos no entregan insumos.
Cambian a su beneficio los datos de camas, respiradores y test. Nos ponen toque de queda pero obligan a nuestras familias a seguir yendo a sus lugares de trabajo -que no son de producción esencial para enfrentar el virus- con el único objetivo de mantener las ganancias de grandes empresarios, incluso a costa de más contagios.
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A nosotres les jóvenes nos desprecian, somos a lxs que primero despiden, o a quienes nos vienen suspendiendo masivamente, como en Starbucks o Burguer King. Sin sueldos, con seguros de cesantía menores, que además nos robarán para cubrir los costos de la crisis. Y así y todo, quieren que paguemos nuestros aranceles y asistamos a nuestras clases online como si nada.
Se burlan de nosotres una y otra vez, como cuando Piñera tiene la cara de sacarse fotos en la Plaza Dignidad; así como con la total impunidad ante la represión en Octubre que reafirmaron estos días, negando la responsabilidad de los pacos en que Gustavo Gatica haya perdido sus dos ojos.
Sin embargo, la conclusión no puede ser la pasividad, porque nunca nos han regalado nada. En la revuelta demostramos que les jóvenes somos les que no nos callamos y que no tenemos miedo ni a pacos ni a milicos. Por eso hoy también tenemos que tomar la delantera en enfrentar el virus, porque podemos hacerlo con todas nuestras herramientas y capacidades, a la vez que enfrentamos los planes de este gobierno que. Si nos quedamos callades de aquí “a que pase la pandemia”, se encargarán de hacernos cargar a nosotres la crisis de la que ellos son los responsables.
La Universidad de Chile no es Ennio Vivaldi. Somos sus estudiantes, trabajadorxs y docentes
Estudiantes de Medicina de la UCh se ofrecieron para reforzar como voluntaries a lxs trabajadorxs del Hospital Clínico de la universidad. Lxs trabajadorxs y académicos del laboratorio de virología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina, están realizando diariamente decenas de exámenes COVID-19.
El mismo Hospital J.J. Aguirre, que es parte de la Facultad de Medicina de la UCh, tiene a cientxs de funcionarixs, médicos y trabajadorxs de la salud, atendiendo a pacientes posiblemente contagiados de coronavirus, e incluso teniendo que hacer sus propias mascarillas ante la falta de insumos generalizada. Ante esto no han sido las autoridades quienes han respondido, sino las propias comunidades, como en Antofagasta desde el Comité de Emergencia y Resguardo que vienen elaborando insumos básicos junto a trabajadores, estudiantes y pobladorxs.
Pero quien aparece con declaraciones pomposas en la prensa es el Rector Vivaldi, y en realidad, él no se mueve de su escritorio. Son les miles de funcionaries, académicxs y docentes quienes realizan y sostienen aquellas iniciativas; muchos y muchas de lxs mismxs que reciben sueldos precarios o trabajan a honorarios.
¡No aceptemos ningún despido! ¡Paso a planta inmediato de funcionarixs y académicxs!
Es más, lo que sí ha hecho Vivaldi es mantener su sueldito de $12 millones mensuales, a la vez que se encargó de acabar el contrato con 200 trabajadores/as del Hospital Clínico UCh, muchxs que llevaban años trabajando allí bajo la precariedad de la contrata anual.
Todas estos ejemplos de estudiantes y trabajadorxs enfrentando la pandemia, podrían multiplicarse y extenderse si fuésemos nosotres mismes quienes las organizáramos y gestionáramos, con los recursos que ya cuenta una universidad como esta, que recibe un presupuesto anual de 800 millones de dólares, y está compuesta por más de 40 mil estudiantes y más de 10 mil docentes.
Solo en sueldos de los 14 Decanos y el Rector, mensualmente se gastan casi ¡100 millones de pesos! ¿No podrían ganar como cualquier funcionarix y ese dinero, por ejemplo, destinarse a comprar impresoras 3D e insumos para hacer en masa mascarillas para lxs trabajadorxs de la salud? Les propies estudiantes podríamos elaborarlas y distribuirlas a consultorios, hospitales, poblaciones y lugares de trabajo, de contar con los implementos de higiene y seguridad necesarios.
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Esas son las medidas urgentes que se deben tomar, a la par que ponemos todos nuestros conocimientos y herramientas en favor de enfrentar la pandemia junto a lxs que más lo necesitan. Nuestres compañeres de psicología podrían capacitarse y acompañar a familias y estudiantes en cuanto a su Salud Mental. Quienes seremos profesores podríamos atender territorialmente las necesidades educativas de niños y niñas, así como de los propios hijxs de la comunidad universitaria. Compañeres de artes, periodismo, lenguas, diseño y medicina, podrían elaborar informativos e instructivos, así como traducirlas a idiomas de comunidades como la Haitiana o Mapuche.
Les estudiantes no podemos quedarnos de brazos cruzados, menos cuando Emilia Schneider, presidenta interina de la Federación, solamente se dedica a exigir “mejor calidad” para las clases online y que por el momento no haya cobro de aranceles; tenemos que organizarnos desde ya en nuestras facultades y carreras, con asambleas y reuniones urgentes y triestamentales, para discutir no solamente las necesidades relacionadas a las clases online y apoyar a estudiantes y docentes en el proceso; sino sobre todo, organizar allí las acciones que podamos tomar para ir en apoyo de las y los trabajadores, el pueblo y nuestras propias familias, de quienes ni el gobierno ni los empresarios se preocuparán realmente.
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Para todo esto es que la FECH debiese estar poniendo los recursos y las manos, y no restringiendose a los acotados debates de quienes la dirigen.
Si nos organizamos desde la base y triestamentalmente, haciendo realidad nuestras propias iniciativas, poniendo en función de estas nuestros organismos, CCEE, consejos de delegades y asambleas, somos capaces de ser la comunidad educativa de conjunto, estudiantes y trabajadorxs, quienes impongamos las medidas de emergencia que se requieren, y que no son sólo insumos, implementos o condiciones de estudio y trabajo.
Hoy la Universidad de Chile es dueña del Hospital J. J. Aguirre, que se sustenta económicamente bajo las mismas lógicas de autofinanciamiento de la educación, y por tanto se ve obligado a competir en el mercado con las grandes clínicas privadas.
El hospital debe volver a ser público, y el ministro Mañalich debe asegurar ya un fondo de financiamiento que vaya a la Universidad, para fortalecer el Hospital Clínico, reincorporar con contratos estables a lxs 200 trabajadorxs desvinculados, así como ampliar su capacidad de atención, sobre todo a pacientes críticos, para enfrentar seriamente las semanas que vienen, que según se sabe serán el peak de los contagios.
Es urgente la unificación inmediata del sistema de salud, donde todos los hospitales y clínicas sean controladas por el Estado, financiando la salud en base a impuestos progresivos a los empresarios y grandes fortunas, donde la gestión de la red de salud sea bajo control de sus propios trabajadorxs y usuaries.
El COVID-19 develó aún más la precarización de nuestras vidas. De cuanta plata tengas depende tu educación, tu trabajo, tu salud y hasta tu vida; mientras unos pocos están en sus mansiones, recibiendo todo el dinero que nosotres y nuestras familias producimos, para con suerte poder subsistir.
No nos quedemos de brazos cruzados frente a este gobierno incompetente y asesino, porque cada medida que aplican, solo busca precarizarnos y hacernos callar. Tomemos en nuestras manos enfrentar la crisis sanitaria, poniendo a disposición todos nuestros espacios, conocimientos y herramientas; y enfrentemos a este gobierno de los grandes empresarios, a quienes ni Vivaldi ni ninguna autoridad universitaria van a enfrentar, porque son quienes les aseguran sueldos millonarios a ellos también.

Nancy López
Profesora. Agrupación Nuestra Clase