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Para entender a Hegel: 20 tesis de lectura

Nicolás Tucapel

Para entender a Hegel: 20 tesis de lectura

Nicolás Tucapel

Ideas de Izquierda

Hegel es considerado uno de los filósofos más complicados de la historia. Esta acusación tiene un cierto piso, pero es en general mal entendida, ya que se refiere principalmente a la forma de expresar las ideas y no el contenido de las mismas.

No es casual que Hegel esté más vivo que nunca en el siglo XXI; la filosofía ilustrada no ha sido capaz de dar respuestas satisfactorias a las enormes complejidades de nuestra actualidad y es en Hegel donde una serie de pensadores ha ido a buscar respuestas o recursos para poder abordar nuestros tiempos, tal como en su momento lo hiciera Marx, quien sin duda alguna interpretó el mundo imbuido de la operación del pensar de la escuela hegeliana. Es útil recordar que Marx tuvo como maestro al mejor discípulo de Hegel, Eduard Gans y además estuvo rodeado de los hegelianos de izquierda (Junghegelianer) –entre ellos Feuerbach–, que enriquecieron su pensamiento crítico.

La profunda reflexión de Marx en lo económico y político es una muestra del alcance y el poder de la influencia hegeliana, como ha quedado patente en la tradición marxista desde Engels, el verdadero fundador del marxismo al sistematizarlo y volverlo doctrina, hasta Lenin, Lukács y Marcuse. En tiempos más recientes, en Sudamérica, podemos mencionar a Rubén Dri y especialmente a Carlos Pérez Soto, quien ha concebido un marxismo hegeliano en pleno siglo XXI.

En otra latitud podríamos citar a Kojève, cuya influencia en Francia también fue muy importante al introducir a Hegel a una generación de pensadores europeos que harían escuela y/o se enfrentarían a esa influencia, como Hyppolite, Lacan, Merleau-Ponty, Aron y Weil, entre otros. El existencialismo, el vitalismo e incluso la hermenéutica a la actualidad han dialogado en general con Hegel, sea para apoyarse en él o para enfrentarlo, partiendo con uno de sus rivales contemporáneos, Schleiermacher. A ese dialogo se suman Gadamer (quien hace un esfuerzo en reconciliar a Hegel con Schleiermacher en la hermenéutica), Kierkegaard, Nietzsche y sus "sucesores" más conocidos como Sartre y Heidegger, pasando por la escuela de Frankfurt con Adorno, Horkheimer y Habermas; también influencia a Robert Brandom, quien se apoya en Hegel para su filosofía del lenguaje, a Žižek, quien se declara "hegeliano" con una fuerte base en el psicoanálisis de Lacan y elementos heideggerianos, y hasta Byung-Chul Han en su análisis social.

Sin el ánimo de presentar una sistematización de todo Hegel, sí podemos indicar claves de la escuela hegeliana del pensamiento que sirvan de guía no solo de lectura, sino como posibles argumentos o puntos de vista para enfrentarse a la tradición filosófica, más específicamente a la herencia ilustrada neokantiana.

1. Todo el ejercicio especulativo de Hegel tiene como objetivo dar cuenta de la complejidad de la realidad, como respuesta al desarrollo ilustrado y mecánico de la filosofía y de la ciencia.

2. El mundo –que en filosofía se refiere a lo que en general llamamos universo, no es sólo la Tierra– NO está hecho de cosas/objetos/entes, existentes por sí mismas, atómicas, individuales, o "en-y-para-sí", sino que está constituido de una sustancia no física, una "no-cosa" que es una tensión. Cabe recordar que al menos desde San Agustín, pero más famosamente desde Descartes y Bacon, las cosas ya no están simplemente dadas, prestas a ser conocidas por nosotros, lo que se suele llamar realismo ingenuo, sino que es el sujeto quien conoce.

3. El ser ontológico es una actividad de ser, un "siendo", un "llegar a ser" y no una unidad de ser completa, acabada. También podría describirse como una dinamicidad constituyente.

4. La Ciencia de la Lógica de Hegel, que es el corazón de su sistema de pensamiento es, a grandes rasgos, una descripción de categorías como aspectos o modos de ser.

5. Las categorías lógico-ontológicas que utiliza Hegel no son espacio-temporales ni sucesivas. Lo descrito en la Lógica está "superpuesto". Todo ocurre a la vez. Hegel solamente lo describe de un modo que puede dar la impresión de ser lineal, ya que está en libros que se leen inevitablemente línea a línea –si en la época de Hegel hubieran existido las páginas web y los hipervínculos, seguramente optaría por ese formato para divulgar su pensar, o que sería más adecuado–. La Crítica de la Razón Pura de Kant también tiene esta característica donde todo lo descrito pasa "al mismo tiempo", pero se hace necesaria la linealidad de la exposición para entender lo que ocurre. En el caso de la ontología hegeliana, el ser ya es, o, mejor dicho, ya "ha sido", por lo que todo lo descrito por Hegel está y ha estado en acción antes del tiempo mismo, (así, la pregunta de Leibniz de "¿por qué hay algo y no más bien, nada?" queda invalidada como formulación).

6. La base argumentativa de Hegel descansa en llevar el "principio" de contradicción a su extremo, dándole una significación propia, distinta a como operan en el resto de la tradición a las categorías de identidad, diferencia, diversidad, oposición y contradicción. Según Hegel, lo que se ha conocido tradicionalmente como contradicción es sólo contraposición, no verdadera contradicción. Siendo muy breve, Hegel considera que la contradicción tradicional es meramente exterior, simple y por lo tanto útil para formular frases o argumentar, pero insuficiente para dar cuenta ontológicamente de la contradicción en la esencia, que opera de manera interna y por lo tanto, es una contradicción consigo misma.

7. Ser (no "el ser", sólo ser), en cuanto tal, como indeterminación/vacuidad pura, es una mera categoría. Corresponde a la operación del pensar en cuanto tal, vacía de todo contenido. No corresponde a un pensamiento, porque no es algo, es una mera abstracción, por lo tanto, es nada. "Ser" y "nada" no ES en términos ontológicos aún (en esta etapa abstracta no son, es).

8. El pensar la nada y/o el ser, implica al otro necesariamente como absolutamente diferentes, por lo que se determinan, disolviéndose y diferenciándose el uno en/con el otro a la vez. Esto constituye el punto de partida ontológico, que Hegel llama devenir. Esa diferencialidad absoluta en Hegel es la identidad de la identidad y la no-identidad.

9. Esta tensión o actividad no es sólo una mera tensión simple, positiva o lineal que hace ser, sino que, al determinarse a través de la diferencia absoluta, es contradictoria, y por lo tanto también negativa.

10. Las determinidades en Hegel son la capacidad de la tensión negativa/nadificadora de generar o constituir "ser" a través del surgir (o nacer, depende de la traducción) y perecer que a la vez es ella misma, como unidad de ser y nada que se repelen y unen.

11. En Hegel, ese "siendo" es lo que le da existencia a los fenómenos o entes, por lo que la relacionalidad es anterior que las cosas como tales. Los particulares son un efecto de esa tensión, no son el origen o punto de partida de lo existente.

12. La totalidad no es una colección de individuos particulares, como una mera suma de seres en-y-para-sí, sino que es ese "siendo" que se afirma y niega a la vez, creando-constituyéndose identidad, diferencia, diversidad, oposición y contraposición. A partir de esta determinidad infinita, producto de la incesante determinidad de ser y nada en unidades de ser-y-nada, se generarían ontológicamente los particulares que observamos diferentes, diversos, opuestos, con una identidad particular, pero que a la vez participan de esa totalidad lógicamente originaria.

13. Cada aspecto o categoría que Hegel describe es a la vez todo y una parte.

14. Al estar el mundo constituido por un "siendo" o un llegar a ser universal, donde ser y nada es, no hay cabida para una nada entendida como vacío de cosas.

15. La actividad de ser es tanto sujeto como objeto. Esta actividad se exterioriza como naturaleza y se interioriza como historia humana –como es ya implícito a estas alturas– a la vez.

16. Relacionado con lo anterior, el espacio y el tiempo son aspectos de la tensión constituyente, por lo tanto, son un efecto, al igual que lo particular, de esa actividad de ser.

17. Hegel usa el término "esencia" como "algo" (que no es una cosa, el lenguaje inherentemente cosista nos traiciona) NO espacial para caracterizar lógicamente y diferenciar a la tensión constituyente de la existencia.

18. La existencia en Hegel es el "resultar", no un resultado dado. En otras palabras, es la actividad de "constituirse como fenómeno" a partir de la negatividad, no el fenómeno mismo, el cual es un efecto de esta actividad.

19. Los fenómenos son posibles gracias a la superación del devenir mismo, como un permanecer siendo. El ente deriva de la negatividad como una resistencia que persevera en ser, ya que, al ser una tensión, tiende a ser, parecido al conatus de Spinoza -–en latín también se usa como sinónimo el término tendentia, que significa precisamente "tender a"–. En Spinoza, el conatus representa la voluntad de resistir la autodestrucción del hombre. En Hegel tiene una aplicación ontológica en el sentido de resistirse a la nadificación o actividad incesante de negar el ser. Así, la realidad que conocemos en la representación es el momento de "paralizar" el efecto nadificador de la negatividad, logrando permanecer como fenómeno.

20. En un plano más concreto y considerando lo anterior, la negatividad puede ser descrita como conflicto. Para Hegel, el conflicto constituye el ser, tiene un grado ontológico, por lo tanto, no es posible erradicarlo ni de la historia humana ni de los individuos.

Una de las consecuencias de aplicación concreta, incluso política de esto, es que para Hegel no es posible llegar a una solución total para todos los conflictos de una comunidad dada; los individuos no sólo tienen intereses contrapuestos y contradictorios, SON esa oposición y contraposición, por lo que la labor de toda comunidad –lo que modernamente podríamos llamar Sociedad, pero entendida como totalidad diferenciada y no como colección de particulares– es equilibrar tales diferencias con el fin de hacer perdurable y llevadera la vida comunitaria y en el fondo, abrir la posibilidad de la reconciliación de la humanidad.

Como un efecto de esta última tesis, podemos mostrar algunas similitudes y diferencias entre Marx y Hegel en cuanto a lo que tienen de similar y lo que tienen de distintos.

Ambos comparten un profundo historicismo y que el sujeto de la filosofía no es un individuo o una conciencia particular, sino que es un ámbito transindividual, como los pueblos. Ambos aceptan que la conflictividad está en la índole del ser. Marx dirá que hay un cierto nivel de "violencia ontológica" que es, en efecto, imposible de eliminar, pero que hay una parte de esa conflictividad que es histórica y que sí es posible eliminarla: en su caso a través de la lucha de clases.

Hegel, producto de su experiencia cercana con la Revolución Francesa y el terror, está en contra de la libertad absoluta de la revolución –no de la revolución misma, sino de los excesos que se producen con los cambios violentos, cosa que describe en detalle en la Fenomenología del espíritu–. Marx dirá que no hay más alternativa que ser revolucionario para eliminar esas diferencias históricas.


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