Triangulando dinero de la Provincia el kirchnerismo consiguió varios millones de pesos para sus arcas. Desde falsos aportes “voluntarios” hasta la retención de salarios “retroactivos” de empleados. Fraudes y estafas para la Victoria.
Daniel Satur @saturnetroc
Domingo 4 de octubre de 2015
En los últimos meses la escena se repitió, casi calcada, prácticamente en todos los ministerios y oficinas de la gobernación bonaerense. El Frente Para la Victoria debía afrontar muchos gastos para imponer su campaña “Scioli Presidente”. Y así se resolvió echar mano a cuanto dinero estuviera accesible en el presupuesto provincial.
La plata de la que se hablaba en cada una de esas conversaciones, si bien formalmente provendría de múltiples bolsillos, tenía un denominador común: se trataba de fondos provinciales que, tras ser blanqueados administrativamente, se desviaban a la caja del equipo de campaña del gobernador.
Paradójicamente, mientras miles de docentes provinciales pasaron largos meses sin cobrar su salario, producto de supuestos avatares administrativos, una amplia ingeniería se puso en funcionamiento en pos de recaudar cientos y cientos de miles de pesos. Y al parecer ningún funcionario se quedó afuera.
Gran parte de la población sabe que quienes están en el gobierno usan fondos públicos para sus campañas electorales. Pero en afán de engordar el aparato con el que financiar las actividades procelitistas de Scioli, en este año electoral se llegó a extremos bizarros.
El falso voluntariado
Recientemente la Cámara Nacional Electoral publicó los informes que presentaron las fuerzas política en los que figura lo recaudado y lo gastado en la campaña de las PASO del 9 de agosto. Según esos escritos, el Frente Para la Victoria gastó casi $40 millones. Vale aclarar que eso es lo que el kirchnerismo declaró públicamente, lo que está por debajo de la cifra real. Lo mismo puede decirse de Cambiemos, la coalición que lleva a Mauricio Macri como candidato a presidente, que declaró un gasto total de $36,7 millones. Y ni hablar del Frente Renovador de Massa, que declaró egresos de campaña apenas superiores a los $19 millones. Chirolas frente a las decenas de millones reales gastados por los partidos traicionales.
En cada informe que se entrega a la CNE, los partidos presentan un listado de personas que hicieron “contribuciones y donaciones privadas” para la campaña. La lista de aportantes al Frente Para la Victoria consta de 1616 apellidos con sus correspondientes nombres, documento y suma aportada. En su gran mayoría se trata de aportes que van de los $10 mil a los $50 mil, haciendo un total de $26 millones.
Entre los aportantes hay un gran número de empresarios que hacen negocios con el Estado y otro tanto de funcionarios del propio gobierno de Scioli.
El problema es que no todos los que figuran en esa lista pusieron plata de su bolsillo. E incluso hay quienes nunca aceptaron figurar como supuestos “voluntarios”.
La Izquierda Diario pudo comprobar que parte del personal jerárquico de la administración provincial, incluyendo subgerentes y subdirectores de importantes ministerios, se enteró que fue sumado al falso voluntariado recién una vez que éste fue publicado en forma de lista por la cámara electoral.
El ejemplo de ARBA es claro, pero no es el único. La plana mayor del ente recaudador provincial, empezando por su titular Ivan Budassi, su jefe de Gabinete Darío Urristi y directores como Juan Eder, Carlos Baleztena y Pablo Fontdevila, aparece en el listado con aportes de entre $40 y $30 mil cada uno. El monto desciende cuanto menor es la jerarquía del funcionario.
Pero también hay un gran número de apellidos que ocupan la segunda, tercera y cuarta línea jerárquicas. Y acá aparecen varios “falsos voluntarios”, casi todos con aportes de $20 mil.
“En ARBA armaron un listado de aportantes con nombres de gerentes, subgerentes y jefes de departamento. Y, esto dicho por varios de ellos, en realidad nunca pusieron esa plata. Incluso se negaron a que pusieran sus nombres en el listado”, manifestaron varios empleados de la sede de calle 7 y 45 de La Plata, quienes por obvias razones pidieron reserva de sus nombres y puestos.
“Una de nuestras jefas no estuvo de acuerdo en que la pusieran en la lista pero no les importó y la pusieron igual”, agregaron, “y hay otra jefa que está enojadísima y ya dijo que si no la sacan del listado los va a denunciar”. Habrá que ver si la denuncia prospera, pero lo que sí es seguro es que de esa lista muy difícilmente la borren. Más de una y uno quedará para la historia como parte del falso voluntariado del Frente Para la Victoria.
La pregunta se impone. ¿De dónde salió entonces la plata que varios funcionarios aseguran no haber puesto? Al menos en ARBA eso quedó establecido a principios de julio, en varias reuniones donde se arregló que una suma de dinero importante llegaría a manos de jefes y directores (al menos eso figuraría en los papeles) pero no sería para sus dependencias sino que sería desviado para la caja de campaña. Y que la forma de blanquear ese dinero sería haciéndolo pasar por Unidades Operativas Complementarias (UOC), una modalidad de las varias que hay en el Estado mediante las cuales el personal jerárquico distribuye a discreción sumas salariales compensatorias, obviamente en negro.
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“Cobrá y pagame”
Si esa triangulación de fondos públicos en beneficio de la campaña resulta grosera, qué decir del pago de sueldos a empleados que finalmente nunca los cobraron.
La Izquierda Diario constató que al menos en dos ministerios provinciales esta maniobra se repitió con decenas de empleados. Uno de ellos es el Ministerio de Trabajo que conduce Oscar Cuartango. Allí, días previos a la PASO, el personal quedó desconcertado cuando a varios empleados les dijeron que les iban a pagar un dinero “retroactivo” pero que en realidad ese dinero no iban a cobrarlo sino que debían “devolverlo”.
El empleado T. pareció no entender la segunda parte de la explicación. Hacía pocos meses que estaba en planta permanente y no pudo dejar de preguntar.
El método varió dependiendo de quién fuera el empleado, de la confianza que hubiera con el superior y de qué ministerio se trataba. Pero en general se trató de sumas que figuraban en los recibos de sueldo particulares y que, en lugar de terminar en los bolsillos de los titulares de esos recibos se convertían en aportes para “la caja”.
Algunos de esos falsos “retroactivos”, cobrados de un tirón, representaban varias decenas de miles de pesos. En el caso del empleado T. fueron siete sueldos, a razón de $8 mil por mes. Es decir que “aportó” para la campaña unos $56 mil pesos. Más, incluso, que lo aportado por altos funcionarios. Y sin querer.
Pero no todos los empleados extorsionados por las huestes de Cuartango se dejaron llevar por el mismo temor del empleado T. a sufrir represalias en caso de negarse a la maniobra. Hubo quienes, al advertir la estafa, exigieron que se les dé al menos un comprobante que certifique que ellos ese dinero finalmente no lo habían cobrado. Obviamente nadie iba a hacerse cargo de blanquear tamaño fraude. Y fue así que, mágicamente, a algunos empleados los “recaudadores” no los molestaron más.
La Izquierda Diario dialogó con parte de ese personal estafado. Aquí también, por obvias razones de seguridad y estabilidad laboral, pidieron mantener sus nombres en reserva.
Desde los falsos aportes voluntarios hasta el robo de sueldos a empleados vulnerables, el kirchnerismo bonaerense no escatima esfuerzos para hacerse de una suculenta caja. A esas vías de recaudación hay que sumar, claro, los aportes (aca sí voluntarios) de empresarios que hacen grandes negocios con el Estado y otras maniobras para desviar parte del presupuesto provincial.
La campaña de Scioli, con su bombardeo de carteles, afiches y publicidad en medios de comunicación, es financiada por todas y todos los bonaerenses. Nada diferente a lo que hace Macri en la Ciudad de Buenos Aires, De la Sota en Córdoba, Bonfatti en Santa Fe, Rodríguez Saá en San Luis o Peralta en Santa Cruz.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).