Por presión del embajador del Vaticano el diario La Nación de Asunción frenó la difusión de notas sobre curas argentinos refugiados allí. Habla Aldo Benítez, periodista que investigó el caso.
Jueves 28 de abril de 2016
A pedido del embajador del Vaticano en ese país, el diario La Nación, de Paraguay, interrumpió abruptamente la serie de notas sobre cinco curas argentinos denunciados por pedofilia, que encontraron resguardo en Paraguay. Según el periodista Aldo Benítez, cabeza del equipo de investigación, hallaron “complicidad judicial, policial y hasta de sectores de la sociedad. En lo que respecta a la Iglesia, encontramos muchas contradicciones entre sacerdotes y, también, las autoridades de los arzobispados”.
En 2009, en una declaración ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el delegado del Vaticano, Silvano Tomassi, precisó que, según las estadísticas internas, entre el 1,5 y el 5% del clero católico estaba involucrado en casos de abusos sexuales a menores. Los miembros del clero en todo el mundo son 440 mil aproximadamente, por lo que, de acuerdo con esa cifra, entre 6 mil y 20 mil curas habrían cometido delitos de pederastia. Entonces, ¿puede llamar la atención que, más tarde que temprano, el periodismo comience a investigar los casos de sacerdotes pedófilos?
El matutito La Nación, de Paraguay, publicó la primera parte de una serie de notas sobre cinco curas argentinos acusados de pedofilia, los cuales lograron esconderse en el país vecino con la complicidad de la curia local. En el primer artículo, que salió el 22 de abril, narraron la historia de Carlos Ibañez, radicado en tierra guaraní desde 1992 luego de ser sindicado, en Bell Ville, Córdoba, por el presunto pago a diez adolescentes para mantener relaciones sexuales.
Aunque el Obispado de Villa María lo suspendió, Ibañez no sólo siguió oficiando como cura, ya en Paraguay, sino que hasta desembarcó en el mundo académico, más allá de que “gran parte de los títulos que presenta son falsos”. A pesar de que el clérigo acreditó ser licenciado en Ciencias de la Educación, Doctor en Filosofía y Doctor en Ciencias de la Educación y Máster en Ciencias de la Educación por la Pontificia Universidad Católica Argentina, “desde el departamento de Graduados de dicha casa de estudio desconocen que existan estos títulos a favor de Ibáñez Morino”.
A su vez, el sacerdote argentino figura como parte de Onix SA, en la que el abogado Ricardo Antar Morel está inscripto como síndico. El 12 de julio de 2015, ambos aparecieron cerca de Francisco durante la misa que el Papa dio en Ñu Guasu.
El segundo caso no llegó a conocerse, porque La Nación, propiedad de Sarah Cartes, hermana del presidente Horacio Cartes, justo cuando en ese país se celebraba el Día del Periodista (26 de abril), decidió censurarla. Rápidamente, el Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP) dirigió la mirada hacia el nuncio apostólico-cuya función es la de embajador del Vaticano- Eliseo Ariotti y su capacidad de presión sobre el gobierno nacional: “Delegados sindicales del SPP confirmaron que existió un pedido de la Nunciatura Apostólica elevada al presidente Cartes para suspender las publicaciones; por ello la orden de suspender la publicación de hoy habría venido del propio Presidente”. Pero en el caso de que no hubiese sido así, el propio Ariotti dejó en claro su deseo: “No era oportuna la publicación, fue nomás lo que le dije a Sarah Cartes”.
En Argentina, el rol del nuncio apostólico Emil Paul Tscherrig no distó mucho cuando las víctimas del cura Justo José Ilarraz le dieron la investigación hecha por el Arzobispado de Paraná, en un simulacro de juicio diocesano, para que se lo entregue infructuosamente a Francisco, que omitió cualquier referencia al respecto. Nada nuevo si se tiene en cuenta que ante la sucesión de denuncias contra curas y arzobispos por su complicidad y protección, el Vaticano apenas si atinó a publicar una inescrupulosa “Guía de Acción”.
Según Aldo Benítez, el periodista que encabezó el equipo que llevó a cabo la investigación, el objetivo fue “demostrar que existe un sistema de protección a sacerdotes que eran denunciados en Argentina y terminaban refugiados en Paraguay, siempre en el más absoluto silencio. Decidimos llevar adelante la investigación considerando la importancia del tema y lo grave que significaba un hecho de estas características. Encontramos cinco casos, dos de ellos totalmente nuevos y tres que ya se habían publicado años antes”.
¿Cuáles fueron las repercusiones institucionales?
¿Por qué el diario decidió dejar de publicar la investigación?
¿Qué tipo de complicidad notaron?
¿Van a buscar otra forma de publicar el resto de las historias?