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Red Internacional
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DEBATE: UNA RESPUESTA A ROLAND DENIS. Parece que el Arco Minero desorienta a más de uno

Roland Denis cuestiona a quienes nos oponemos al Arco Minero del Orinoco y plantea… aceptar esta entrega neoliberal y devastadora a cambio de una supuesta posibilidad de “autogobierno”. Acá nuestra respuesta.

Sábado 13 de agosto de 2016

Hace unos días Roland Denis ha publicado un artículo en Aporrea.org donde se despacha contra quienes nos oponemos al nefasto proyecto del Arco Minero del Orinoco (A.M.O.) e, increíble pero cierto, afirma que hay que apoyar el proyecto porque representa una posibilidad “como clase trabajadora y como resistencia popular (de) salir ganando en un asunto trascendental”, y para los mineros artesanales y comunidades de la zona de “comenzar a construir el paraíso sobre su tierra” (sic).

Ya una parte de quienes estamos en esta pelea tuvimos que hacer frente al hecho de que, desde su rol como dirigente de uno de los espacios que activa contra el A.M.O. (la “Plataforma por la nulidad…”, Marea Socialista impusiera la alianza y vocería de un ex alto jefe militar responsable de militarización y represión a pueblos indígenas, como Clíver Alcalá Cordones, declarado persona no grata por varias organizaciones de la zona. Aunque, justo es decirlo, Marea hace esto desde la oposición al Arco Minero, pero Denis ¡lo apoya! Parece que esta “iniciativa” del gobierno tiene la potencialidad de producir desorientaciones políticas en compañeros de la izquierda.

¿A quién se refiere?

Desde una posición autoproclamatoria (aunque no sabemos si habla solo en nombre propio o de la “Asamblea de Militantes”) cuestiona a “muchos de los que han denunciado todo este asunto del Arco Minero” y se pregunta: “¿Será posible dejar ese oportunismo argumental acostumbrado a demonizar a Maduro y bendecir a Chávez cuando ambos han sido el fruto de una misma historia (…) donde no hay malos ni buenos sino (…) siendo ellos y nosotros tan responsables dentro del mismo?”.

No menciona en concreto a ningún grupo ni espacio, por lo que no se preocupa en mostrar pruebas de lo que afirma. Desde la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS), que junto a la agrupación juvenil Barricada! y toda otra cantidad de activistas impulsamos uno de los espacios que más dinamismo viene teniendo en esta lucha, los comités de acción con el A.M.O., vamos a responder y aclarar: los comités de acción no tienen en lo más mínimo tal “oportunismo argumental”, por tanto, en nuestro caso es totalmente falsa la acusación.

Por otro lado, muy al contrario, en el caso de la LTS –una de las pocas organizaciones de la izquierda que nunca nos asimilamos al nacionalismo burgués de Chávez, cosa que no puede decirse del propio Roland Denis–, hace mucho hemos señalado ese oportunismo de cuestionar a Maduro sin hacer la más mínima revisión crítica del “legado” de Chávez, así como mostrado que el extractivismo y la megaminería en territorios indígenas es parte su “Plan de la Patria”. A su vez, Barricada! es una agrupación de que surgió hace poco más de tres años como jóvenes revolucionarixs anticapitalistas sin ninguna subordinación a Chávez y el chavismo.

Argumentos rebuscados para justificar una posición lamentable

El texto sigue con un intento del autor de demostrar que sabe mucho más que todos los que nos oponemos al Arco Minero sobre la situación en la zona, los problemas de los mineros y comunidades, y de las vías para solucionarlo, y que por eso él sí apoya semejante aberración.
Dice: “¿Será posible hacer una reflexión menos ególatra, lejana y pequeño burguesa sobre el problema ambiental (…) ¿Será posible que los seres humanos mas que cuidadores extraños y externos nos sintamos tan naturaleza como los pajaritos, y (...) tengamos los cojones de verdad de meternos en ella y en vez de cuidarla con pancartas y computadoras desde Caracas se ayude al movimiento minero, indígena?”.

Es pedantería barata porque todos sabemos que el compañero Roland Denis no es trabajador minero ni indígena, escribe en “computadoras desde Caracas”, no es parte de ninguna organización de trabajadores o indígena del estado Bolívar que lo haya elegido como su vocero, y que es totalmente falso que en el amplio arco de especialistas, luchadores indígenas, académicos y activistas anti Arco Minero no se sepa la realidad de la zona. No son sino argumentos sin sentido, rebuscados, para tratar de justificar la lamentable posición que asume. (Mención aparte merece la idea machista de que para “meterse” en “la realidad” de la zona lo que hay que tener son “cojones”).

¿Consideraciones ambientales pequeñoburguesas?... ¿o cómo apoyar a un proyecto neoliberal?

El artículo da a entender entonces que la oposición al A.M.O. parte de consideraciones ambientalistas antimineras aisladas de las necesidades de las personas que viven en la zona –cuyo sustento en muchos casos es la minería artesanal ilegal–, y de los problemas ambientales que ya ocurren allí por esta propia actividad. Aclaremos.

La oposición al Arco Minero es porque concentra lo peor del capitalismo dependiente: la entrega nacional de los recursos naturales al capital transnacional, el desprecio por la naturaleza y los territorios en función de la megaminería y las ganancias, el aumento del endeudamiento externo que prepara futuras penurias para el pueblo, el establecimiento de paraísos neoliberales donde se exonera de impuestos al capital y se flexibiliza la legislación laboral, y la proscripción del derecho a manifestación y huelga.

Todo esto, nada más y nada menos que eso, es lo que dice Denis que hay que apoyar. El espacio de los Comités de acción, por ejemplo, no es antiminero por principio, a pesar de haber diferentes sensibilidades al respecto, nos unifica para la acción la lucha específica contra este aberrante proyecto, al tiempo que nos proponemos discutir la cuestión minera y ambiental más a fondo. Las descalificaciones sobre un tal ambientalismo “pequeñoburgués” no son sino una pobre manera de justificar una posición claudicante ante un proyecto neoliberal y depredador.

De cómo coincidir con Maduro, el gobierno y el transnacionales

El argumento “fuerte” del autor es que los recursos que se generarán en el Arco Minero servirán para regenerar una economía y relación con la naturaleza al servicio de los habitantes de la zona y las comunidades, por eso, qué importa el resto. Está en la misma línea del gobierno, cuyo argumento es que el país necesita recursos y por esa vía los va a conseguir. También, con argumentos “de izquierda”, termina coincidiendo con las transnacionales. Los expertos a sueldo del capital alegan que la minería ilegal ya daña los ríos, que por lo tanto es preferible su megaminería legal con tecnología de avanzada que promete evitar un daño mayor (ver aquí). Denis señala que debe verse “el desastre que es hoy en día (ecológico, militar, económico, social)… un territorio invadido por cuerpos paramilitares sostenidos por las mismas instituciones militares y regionales del Estado”, y que si el pueblo se apropia del proyecto A.M.O. “aprovechamos la inversión transnacional para obligar al Estado y a ellas a reconstruir un territorio y generar una economía multidimensional”.

Vivir (o morir) de ilusiones

La lógica que está detrás de toda esta (des)ubicación es postular que es una oportunidad para que el pueblo imponga sus condiciones y su “autogobierno” al capital transnacional y al gobierno, aunque no en clave de enfrentamiento o contrapoder, sino más bien de alianza, pues se trata, según Denis, de intervenir “con toda la fuerza de buen Estado y buen Pueblo esa inmensa región desde Bolívar hasta Amazonas”.

Como Maduro hizo demagogia diciendo que el 60% de los ingresos que correspondan al Estado por este proyecto serán usados para las misiones –cuando la realidad es que andan buscando recursos para pagar la deuda externa–, Denis le cree y, más aún, dice que eso puede ser objeto de “manejo directo de recursos de una organización poblacional que urgentemente tiene que terminar de tomar su forma comunal y de empresas sociales”, y a partir de este supuesto, “reconstruir áreas naturales destrozadas, comunidades donde hay más licorerías que abastos y escuelas”. Entonces, deberíamos apoyar el Arco Minero y ver que “si al fin ganamos una y aprovechamos la inversión transnacional para obligar al Estado y a ellas a reconstruir un territorio y generar una economía multidimensional de producción en esa zona (en buena parte totalmente alternativa a la minería) bajo control directo de comunas y organizaciones, podemos empezar a ver algún foco real de emancipación en nuestra tierra”. En fin, se trataría de “la posibilidad de una victoria histórica (…) garantizando un poder autogobernante que en este caso esté manejando una mayoría importante de la renta minera”.

¿Alguien dejó de tener los pies sobre la tierra? Es delirante esta “lógica”: en lugar de asumir una elemental posición antiimperialista (contra la entrega de nuestros recursos minerales y el endeudamiento nacional), de oposición a la megaminería que no ha dejado sino destrozos brutales donde quiera que ha estado, democrática (contra la imposición de un proyecto sin consulta, contra la proscripción de los derechos a manifestación y huelga), y antineoliberal (contra la exoneración de impuestos al capital y de cumplir las leyes laborales), hay que aceptar todo eso para lograr luego un “poder autogobernante” de los de abajo, aunque en asociación con un “buen Estado”.

¡Pero por favor!, hoy el gobierno y la burguesía nacional nos descargan brutalmente una crisis terrible sin que haya hasta ahora la fuerza del movimiento obrero y popular para parar una sola de las tantas medidas que nos golpean sin piedad, ¿y este compañero nos viene a decir que apoyando semejante pacto del gobierno con las transnacionales es como vamos a poder luego imponerles nuestras condiciones?

¿Qué es lo que está en juego?

La verdad es que lo que está en juego no es la supuesta posibilidad de una “victoria histórica”, sino la vuelta de políticas neoliberales de gran envergadura como esta, sin ningún tipo de denuncia ni oposición por parte de los trabajadores y la juventud, sin ningún tipo de ejercicio de resistencia, configurando un escenario y una correlación de fuerzas más desfavorable aún para los de abajo, si se sigue la delirante lógica que plantea Roland Denis en su artículo. Lo que está en juego también es la posibilidad de que, alrededor de la oposición a este proyecto, pueda surgir una militancia combativa sin subordinación a los polos políticos burgueses que durante estas casi dos décadas han obrado contra la posibilidad de que cobre fuerza una expresión de lucha propia de los trabajadores, el pueblo pobre y la juventud que quiere luchar realmente contra las injusticias de la sociedad capitalista.

Superar esa nefasta lógica que imponía a las luchas o espacios el tener que asimilarse o a la derecha o al gobierno, negándoles personalidad propia. Algo a lo que, por cierto, el compañero en cuestión ha contribuido: baste el ejemplo de que tan cerca como entre 2012-2013, en discusiones de quienes nos solidarizábamos con la lucha de Sabino y lxs yukpa, insistía a rabiar en que los volantes no debían solo contener las demandas y consignas del caso, sino también incluir que ese espacio apoyaba al gobierno de Chávez.

A lxs jóvenes activistas contra el A.M.O.: ¡sigamos adelante!

Posiciones como la del artículo al que respondemos solo pueden conducir a una mayor desorientación, al inmovilismo –funcional al gobierno y al conjunto de la clase dominante–, y a seguir una vez más confiando en que de la mano del Estado capitalista y el gobierno se puede avanzar en la “emancipación”. La manera despectiva y pedante de buscar justificar su posición solo muestra desprecio por los y las activistas jóvenes que vienen de una manera correcta y activa desarrollando sus iniciativas en esta pelea –con mucho más que “pancartas” y no solo con “cojones”… también con muchos ovarios.

Como parte de una de las organizaciones que venimos bregando junto con estos compañeros y compañeras, les decimos que, ciertamente, hay veces en las que hace bien tener en cuenta la vieja conseja, “a palabras necias, oídos sordos”, pues serán otros quienes luego tengan que dar cuenta de que mientras se aplicaba un proyecto capitalista de esta envergadura, ellos no estaban combatiéndolo sino apoyándolo.


Ángel Arias

Sociólogo venezolano, nacido en 1983, ex dirigente estudiantil de la UCV, militante de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) y columnista de La Izquierda Diario Venezuela.

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