Las obreras despedidas de la multinacional de la alimentación aprovecharon la actividad de la Legislatura Bonaerense, para reafirmar su lucha contra los despidos y por los derechos de las mujeres.
Sábado 3 de marzo de 2018 12:18
Fue en la legislatura de la Provincia de Buenos Aires de la ciudad de La Plata. En la cámara de diputados se reunió lo que se llamó "Parlamento de Mujeres", por un día. En sus bancas trataron la problemática de género distintas expresiones: las diferentes disertantes se pronunciaron por el derecho al aborto y su instalación en la opinión pública por años de lucha del movimiento feminista y no por Macri. Entre otras hablaron la periodista Cynthia García que denunció su despido discriminatorio de los medios públicos. Una representante de la comunidad mapuche de Buenos Aires recordó a Santiago Maldonado y reclamó la propiedad comunitaria para su pueblo. También Marta Ramallo, mamá de Johana Ramallo, desaparecida en La Plata en Julio del año pasado, denunció que su hija es víctima de trata de personas y la posible complicidad policial en el caso, en un momento de fuerte emoción. Medicas apuntaron al negocio de los partos por cesárea en el sistema de salud y juezas señalando la notoria disparidad de género en la justicia.
De los conflictos obreros una compañera de Ferrobaires describió la situación del cierre de la empresa ferroviaria provincial por orden de la gobernadora Vidal.
Cecilia Alegre, trabajadora despedida en representación de PepsiCo en lucha, contó su conflicto, la histórica participación de las mujeres en la organización gremial de la planta Florida y el cierre de la misma como represalia de la patronal ante la lucha y organización antipatronal y antiburocrática. Señalando que las centrales obreras deberían llamar al paro nacional para el 8M y derrotar en la calle el ajuste de Macri y todos los gobernadores de cualquier partido que sean.
Las palabras de Cecilia
El 21 de junio del año pasado PepsiCo, que es una multinacional norteamericana, cerraba nuestra fábrica, con un papelito en la puerta nos dejaba sin trabajo, donde gran cantidad, porque así es en el gremio de la alimentación, somos mujeres, con hijos que muchas veces dependen de nosotras mismas y otras cargas de familia, padres mayores, etc. La excusa fue una supuesta crisis. Supuesta porque al mismo tiempo informaba que seguirían y ampliarían la producción en Mar del Plata, donde tienen otra fábrica. Las verdaderas razones, sin embargo, salieron a la luz, es cierto que exageradas y deformadamente, porque las trabajadoras y nuestros compañeros trabajadores decidimos resistir el cierre y tomar la planta. Estas “razones” salieron vía medios de comunicación, dónde se apuntaba a la organización gremial; no de nuestro sindicato el STIA dirigido desde hace casi 30 años por Rodolfo Daer, que nos vendió a los tres días del cierre, si no justamente a la organización gremial opuesta a la burocracia sindical, la que no sonríe ni abraza a los patrones. Que se fue forjando durante muchos años en la zona norte del Gran Buenos Aires y que en la alimentación la llamamos Agrupación Bordó.
Katy Balaguer y otras compañeras, junto a nuestro compañero fallecido Leo Norniella, fundaron esa organización interna donde los problemas de la mujer, que no son los mismos que los de nuestros compañeros los hombres, fueron tenidos en cuenta desde un principio y fueron motivo de reclamo permanente a la patronal. Categorías que conquistamos, por ejemplo y que por el solo hecho de no ser varones eran inferiores a las de ellos. Por eso el pasado 8 de marzo se hizo efectivo el paro de mujeres en nuestra fábrica.
Cuando se reclama lo que es justo los empresarios reaccionan mal y, en este caso, al punto de cerrar el establecimiento porque no se bancaban nuestras decisiones tomadas en asamblea y a delegados y delegados que no se vendían.
Decía que con estas convicciones tomamos la fábrica, y nos respondieron con represión que todo el mundo vio, y salimos más que nunca a la calle y pusimos durante varios meses nuestra carpa en Congreso, para que todo el pueblo sepa no solo que fuimos injustamente despedidas por una empresa si no también que esa es la política de este gobierno. Pero también que se puede resistir.
Contamos con el apoyo imprescindible de organizaciones gremiales, personalidades y partidos políticos, de derechos humanos y estudiantiles, que nos enriqueció y emocionó.
Y también apoyamos, desde nuestro lugar, otras luchas contra la injusticia que estaba pasando en el país.
Por eso estuvimos en el reclamo de aparición con vida de Santiago Maldonado, ante la represión a nuestros hermanos mapuches. Fue una gran experiencia.
Fuimos parte también de movilizaciones obreras. Y estuvimos en las jornadas de diciembre contra el robo a nuestros jubilados, fuimos reprimidos y tuvimos un compañero preso.
Creo que todo vale la pena, vale la pena luchar. Nuestra “rebelión” con nuestros despidos a mitad del 2017, luego de movilizaciones masivas de docentes y contra la liberación de genocidas hace un año, quizá fue un nexo para la continuidad que se demostró en diciembre, donde este gobierno de los ricos recibió un fuerte golpe.
Dos veces tuvieron que postergar la reforma laboral antiobrera: cuando salimos a resistir con nuestro conflicto y luego de diciembre.
O sea que se puede resistir los planes del gobierno, pero organizándonos y en las calles.
Por eso participamos, por ejemplo, de toda instancia de coordinación de las luchas y así lo hemos hecho hace dos semanas junto a las compañeras del hospital Posadas y otros conflictos de todo el país.
Y en movilizaciones como la del 21 de febrero.
Porque si nos defendemos entre todos y todas creemos que les será cada vez más difícil despedir masivamente y cerrar lugares de trabajo.
Si cuando quieren hacer esto somos miles, podemos impedir no solo la destrucción de fuentes de trabajo, que pase una reforma antiobrera, si no que si somos muchos más torcer el rumbo de los planes antiobreros y antipopulares que nos preparan constantemente desde el poder político y económico.
Con la lucha y la organización obrera y popular.
Y nosotras, como lo ha demostradocon el NiUnaMenos, tenemos un papel fundamental como mujeres y trabajadoras.
Por nuestros derechos de género, por el derecho a decidir, por el derecho al aborto libre y gratuito y por todas nuestras reivindicaciones, este 8 de marzo todas las centrales obreras deberán llamar al paro.
Como decía antes, hay que coordinar, como lo empezamos a hacer en el encuentro de Trabajadores del Posadas, para ganar.
Para que triunfen el INTI, el Posadas, Río Turbio, FANAZUL, madereros de MAM, Ingenio La Esperanza, diario “Hoy” y UEP de aquí de La Plata, y todos las luchas contra los despidos.
Todo nuestro apoyo a la lucha docente, contra el ataque a la educación pública, de Macri, Vidal y los gobernadores.
Para pararle la mano al plan de ajuste de Macri y de los gobernadores de cualquier partido que lo apliquen.
Contra la xenofobia y discriminación a nuestras hermanas y hermanos de los países limítrofes: todos somos humanos, salud pública y gratuita para todos los habitantes de la Argentina.