Con 77 votos a favor, 44 en contra y 3 abstenciones el Parlamento peruano otorga voto de confianza al presidente Martín Vizcarra. La reforma política aprobada en referéndum del 9 de diciembre de 2018 tiene vía libre.

Cecilia Quiroz Bachiller en Historia, militante de Pan y Rosas Perú y la CST
Viernes 7 de junio de 2019 09:41
Foto: CNN en español
Después de dos días de debate en el Congreso de la República, el miércoles 5 de junio se llevó a cabo la votación y el pleno aprobó la cuestión de confianza al presidente Martín Vizcarra con un total de 77 votos a favor, 44 en contra y 3 abstenciones. Ahora el presidente tiene las facultades para implementar la reforma política aprobada con el referéndum del 9 de diciembre del 2018.
Por segunda vez en menos de un año, el presidente Vizcarra recurre al pedido de cuestión de confianza al Congreso para continuar con la reforma política que él, desde el ejecutivo, viene impulsando. Paradójicamente el grueso del apoyo a la cuestión de confianza vino de la mano del fujimorismo, quienes en la práctica han sido los más claros obstáculos para la implementación de la mencionada reforma, esto demuestra una vez más que este sector está dispuesto a hacer lo que sea con tal de no perder su ubicación en el parlamento.
Fue el 29 de mayo último que Vizcarra, en un mensaje a la nación, anunció que volvería a pedir la cuestión de confianza al Congreso, porque después de seis meses de haberse realizado el referéndum no han sido aprobadas las reformas políticas. Esta decisión del presidente estuvo antecedida de una serie de declaraciones de los ministros y congresistas afines al gobierno que deslizaban que lo que venía sería un cierre del parlamento, lo cual generó expectativas en un sector de la población que ve con muy malos ojos el accionar de los congresistas.
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Sin embargo, la posibilidad que se cierre el Congreso se esfumó ya que después de la aprobación de la cuestión de confianza, el ejecutivo tiene las facultades requeridas para implementar la denominada reforma política. Cabe recordar que el desprestigio del congreso, hace parte de la crisis del régimen que se abrió con el indulto a Fujimori y generó enormes movilizaciones que empezaron a cuestionar la herencia fujimorista. Sin embargo, con la asunción de Martín Vizcarra ese descontento social fue encaminado a salvar el régimen o la institucionalidad burguesa mediante el referéndum del pasado 5 de diciembre.
A través de diversas maniobras y contando con el apoyo mediático, Vizcarra ha logrado instalarse como el abanderado de la lucha contra la corrupción y el fujimorismo y detrás de él ha hecho caminar a la izquierda parlamentaria del nuevo Perú, la cual se ha convertido en uno de sus sostenes en el hemiciclo. Este sector de la izquierda, en esta coyuntura, para hacer gala de su “anti fujimorismo” voto en contra de la cuestión de confianza para que, según ellos, se cierre el congreso y Vizcarra convoque a nuevas elecciones parlamentarias, sin embargo, en los días previos al pedido de la cuestión de confianza eran los más entusiastas promotores de esta medida, con lo cual terminaron empoderando una vez más al presidente y al ejecutivo.
Esta segunda cuestión de confianza, así como la primera, han sido utilizadas para hacer creer al pueblo que supuestamente Vizcarra lleva adelante una decidida lucha contra la corrupción y que lo que queda es esperar que el congreso apruebe cuanto antes las reformas propuestas por el ejecutivo. Con ello, el presidente ha capeado temporalmente la difícil situación que se le presentaba a raíz de las diversas movilizaciones contra el alza de los peajes en Lima, la crisis agraria en el interior del país o el incremento de las tarifas de los servicios de agua potable, lo cual se reflejaba claramente en el descenso de su popularidad, la que paso de más de 60% a 40% en corto tiempo.
Las reformas políticas en cuestión no representan ninguna garantía real para que se acabe la corrupción o para tener un próximo parlamento con genuinos representantes de los trabajadores, las mujeres, los campesinos y todos los sectores populares, no es para ello, es para fortalecer el régimen heredado del gobierno fujimorista de 1993, el cual avala y promueve la penetración de los intereses de los grandes empresarios en todos los niveles del estado, y es a partir de este hecho, que en los últimos 25 años se ha ido configurando una telaraña mafiosa que está orientada a favorecer los negocios de los capitalistas.
Un cierre del congreso y un adelanto de elecciones promovidos desde el ejecutivo, tampoco son la salida, ya que a lo único que llevarían es a fortalecer al gobierno de Martín Vizcarra y no asegurarían ningún cambio sustantivo porque se harían en el marco de las reglas establecidas por el régimen del 93, por esa razón, para nosotros, la salida pasa por llevar adelante la organización de las y los trabajadores, las mujeres y todos los sectores populares para imponer vía la movilización una Asamblea Constituyente, Libre y Soberana, que no surja de ningún poder constituido, sino que surja de las ruinas del régimen del 93.