El pasado viernes, Brasil presenció una movilización de entre 40 y 50 millones de personas. El gobierno de Bolsonaro respondió con represión a las protestas contra la reforma a las jubilaciones basada en el sistema chileno de AFP y los recortes a la educación. Ésto mostró la debilidad del gobierno de extrema derecha de Bolsonaro. En Chile, la lucha docente puede herir gravemente a la derecha no solo en el país, sino que profundizar su debilidad en el continente.
Martes 18 de junio de 2019
Hasta los grandes medios tuvieron que reconocerlo: más de 40 millones de personas adhirieron el pasado viernes a la convocatoria de huelga general, es decir, aproximadamente un quinto de la población brasileña en más de 300 ciudades a lo largo de todos los estados de Brasil. Y volvamos a considerar que esto es lo que dijeron los grandes medios, que recurrentemente disminuyen tales datos.
Las burocracias sindicales enquistadas en las grandes centrales de trabajadores y trabajadoras de Brasil convocaron inicialmente a la movilización, pero terminaron llamando a “quedarse en casa”, no difundieron puntos de encuentro ni horarios de actos e incluso buscaron impedir la movilización activa en algunos sectores. Así como en el 2017, luego del golpe institucional, las fuerzas de la clase trabajadora brasileña junto a la juventud lograron superar incluso el despliegue que las centrales sindicales se esperaban.
Este 14 de Junio dejó varias cosas: Primero que todo, una gran disposición de la clase trabajadora y la juventud (principalmente de universidades y escuelas) a enfrentar los recortes a la educación y la reforma previsional que quiere imponer Bolsonaro basándose en el sistema de AFP implantada en la dictadura en Chile, todo esto en favor de los grandes capitales.
Pero también queda la lección del camino necesario para enfrentar a la derecha: la unidad en las calles de trabajadores y trabajadoras junto a estudiantes, muchos de los cuales fueron reprimidos y detenidos durante la movilización. El problema es si este 14 de Junio queda como un hecho aislado o si se cimienta un plan de lucha y se imponga de tal manera que las burocracias sindicales no puedan seguir negociando con el gobierno y el Centrão a espaldas del pueblo trabajador.
De ésta manera, y en el marco del nuevo escándalo de proporciones abierto contra el golpismo institucional y el autoritarismo judicial con el caso “Moro-gate”, la clase trabajadora brasileña puede dar un importante golpe no solo a la extrema derecha en Brasil, sino que a la derecha de conjunto en la región, siendo Bolsonaro uno de los personajes más importantes dentro del Grupo Lima actualmente y de la cumbre Prosur.
Paro docente en Chile
Hoy en Chile, en medio de la tercera semana de paro docente se hace más importante que nunca tener en consideración que un golpe a la derecha en Brasil debilita la posibilidad de Piñera y su gobierno de acudir a sus aliados derechistas en la región, y que un golpe al gobierno de Piñera, como lo podría ser una victoria de la lucha docente, sería un golpe de proporciones a la derecha en la región también.
Pero para ello, es importante tomar las lecciones en común. Desde el inicio de la movilización docente han comenzado a aflorar otras movilizaciones: comenzó una huelga en Chuquicamata que ya lleva 4 días, se convocó a un paro de advertencia de la JUNJI, además de estar comenzando a levantarse movilización de diversos trabajadores de la educación. Es aquí donde debemos tomar lecciones de la movilización nacional de decenas de millones en Brasil, que en unidad de la clase trabajadora y la juventud entregaron una gran demostración de fuerzas, a diferencia de las convocatorias a movilización en Chile que se han ido dando separadas.
Aquí es donde yace otro punto medular, y es que las convocatorias no caen del cielo, son las actuales direcciones las que llevan a los sindicatos, federaciones estudiantiles y a los movimientos a actuar por separado. Necesitamos levantar un pliego de demandas unificado entre los distintos sectores de la educación: entre docentes, asistentes de aula, funcionarios y funcionarias de establecimientos educativos, estudiantes universitaries, de escuelas y apoderades. Es necesario que la Fech, la Confech, el Colegio de Profesores, la CUT, la Central Clasista y los diversos organismos sindicales y de los movimientos sociales llamen a un gran paro nacional para enfrentar los ataques del gobierno de Piñera.
Pero con este llamado tampoco es suficiente, primero porque al igual que en Brasil, las direcciones pueden perfectamente llamar a una movilización y asustarse cuando vean que la autoorganización pueda sobrepasarles. Segundo porque las movilizaciones por hitos, por muy masivas que sean, si no tienen continuidad en un plan de lucha están más o menos destinadas a fracasar, o a lo más a obtener victorias parciales y que puedan ser fácilmente derrotadas en un tiempo no muy largo a futuro.
La cuestión es: Si ganan les profes, ganamos todes. Pero sí que es más complejo: si ganan les profes en Chile se debilita la derecha y estaremos en mejor pie para enfrentar las reformas precarizadoras en favor de los grandes capitales, si eso ocurre se debilitará uno de los gobiernos centrales para el grupo Lima y la cumbre Prosur y esto puede ser a su vez un gran punto de apoyo para que la clase trabajadora en toda la región se encuentre de frente con una derecha más debilitada, además de servir como ejemplo para el pueblo trabajador en otros países.
En Brasil y en Chile, aunque el gobierno o las direcciones burocráticas sindicales y de los movimientos quieran mantener nuestras movilizaciones aisladas se ha demostrado en ésta y otras ocasiones que esas barreras no son infranqueables, y que nuestros golpes son más letales a la derecha nacional e imperialista cuando golpeamos como un solo puño.