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Red Internacional
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Prontuarios. Patricia “Rambita” Bullrich

“Si cortan rutas, el gobierno va a tener que actuar”. Esta frase repetida por la ministra de seguridad Patricia Bullrich cuando el gobierno lanzó el protocolo de seguridad - y el 24 de febrero un paro y movilización de estatales y un importante corte del PTS dejaron en stand by - ya tiene muchos años.

Mirta Pacheco @mirtapacheco1

Jueves 2 de junio de 2016 02:53

La dijo también en julio del 2001, cuando era Ministra de Trabajo de la Alianza, y ese gobierno descontaba el 13% de sus sueldos a empleados estatales y jubilados. El gobierno de radicales (y centroizquierdistas) con la excusa de ordenar las cuentas públicas, atacaba a los trabajadores. Un ajuste encomendado por el FMI, que la ministra todo terreno se aprestaba a hacer cumplir estampando su firma (junto a la de Domingo Cavallo) en el decreto que lo aplicaba. Meses después vendría la huida de De La Rúa en helicóptero, frente a centenares de miles que se movilizaron para tirar abajo su gobierno. A pesar de los asesinados por la represión de las fuerzas que 15 años después “Rambita” comandaría, ahora bajo el gobierno de derecha de Macri, pero con el mismo instinto de clase que tuvo cuando fue menemista y luego estuvo con Carrió, después con Lopez Murphy y ahora con el PRO: el de las grandes patronales.

Otra de linaje aristocrático

Como todos los miembros del gobierno de Cambiemos, que son o ex Ceos de multinacionales, de la banca internacional o miembros de familias aristocráticas, Patricia no podía ser la excepción. Hija de Julieta Luro Pueyrredón, su familia es una de las más tradicionales de los grupos terratenientes que dieron origen a la Sociedad Rural, la que festejó con champaña el voto “no positivo” de otro radical, Cobos, cuando los kirchneristas se peleaban con el campo por la renta agraria, pero mientras tanto no paraban de favorecer a otros como Monsanto. La “Pato” Bullrich, quien fuera cuñada de Galimberti, líder montonero, tiene un pasado juvenil en esa organización. Su vuelta a los orígenes y una vida dedicada a servir a su clase, la burguesía, la hacen desmentir ese pasado.

La ministra que sueña con poner una estrella más en la bandera yanky

El día en que las amenazas que Bullrich hacía a quienes salen a luchar fracasaron, la ministra estaba en Washington, reuniéndose con agencias de seguridad. Entre ellas la más importante, la DEA, la agencia para el control de drogas más famosa del mundo. Buscaba conseguir armas para equipar a las Fuerzas de Seguridad y una “hoja de ruta” para la lucha contra el narcotráfico. En criollo esto significa recortes a las libertades democráticas, ya lo estamos viendo por ejemplo con el proyecto que el gobierno defiende sobre el juicio abreviado para casos de flagrancia, entre otros. Con esto, es la Policía la que define qué es delito y qué no. Casi a imagen y semejanza de lo que pasa en el país del norte, donde las fuerzas represivas primero te disparan, luego averiguan si cometiste delito o no, ni hablar si sos pobre o negro (morocho, por estos pagos). Una prueba del cipayismo de la Pato, es que a esas reuniones no solo la acompañaron funcionarios de su ministerio, sino también (como si lo fueran) los agentes de las agencias federales de la embajada de Estados Unidos en nuestro país. Toda una muestra de las preferencias políticas e ideológicas de “Rambita”.

El ataque a los trabajadores, el ridículo y las ansias de militarización

Días pasados, cuando los trabajadores estatales se movilizaron a Plaza de Mayo contra los despidos del macrismo, la ministra salió por todos los medios declarando que habían detenido a personas con molotovs que se dirigían a la Plaza. Resultaron simples quema coches de un barrio bien lejano a la Rosada. Papelón. Casi apenas asumida, cuando se la pudo ver con el mejor traje que gusta vestir: el de militar, estaban buscando a los tres prófugos más famosos, los del crimen de Gral. Rodríguez, más de diez días donde tuvo que decir y desdecirse justificando cómo todo el aparato policial, no podía encontrarlos. Uno de las últimas denuncias en su contra, que la pintan de cuerpo entero, fue por persecución política a los trabajadores del Ministerio de Seguridad, que ella comanda. En esa cartera entrevistaban a cada uno de los empleados de menor categoría para saber si militaban y quién los contrató. Patricia “Rambita” Bullrich, toda una espadachín de las clases dominantes.