Patricio Escobar es documentalista, integrante del colectivo Artó cine. Autor entre otros trabajos de "La crisis causó 2 nuevas muertes" (2006).
Viernes 24 de junio de 2022 00:00
¿Cuál es tu lectura sobre aquel 26 de Junio de 2002? ¿Por qué el Gobierno mandó a reprimir?
El gobierno hizo una lectura política, era el momento de empezar a dar una imagen potente ante los cortes de ruta. Demostrar que podían domar la crisis económica y social. El contexto eran ahorristas rompiendo bancos, asambleas en los barrios y había piquetes todos los días, en distintos puntos del país. A su vez, estaban negociando con el FMI y necesitaban complacerlos con mensajes de autoridad.
Otra de las cuestiones que no podían resolver, era que el peronismo había perdido la calle. El duhaldismo y muchos gobernadores decidieron enfrentar a los movimientos sociales que estaban amenazando el territorio histórico del peronismo.
Un mes antes de la Masacre de Avellaneda hubo una reunión de gobernadores en La Pampa. Allí varios mandatarios, principalmente De la Sota, Ruben Marin, Romero y Reutemann, le pidieron a Duhalde, y principalmente, al Secretario de Seguridad de la Nación, Juan José Álvarez, que las fuerzas represivas debían ser más “enérgicas” y que demostraran fortaleza ante las protestas. En resumen, reprimir. Algunos ministros del gabinete también se sumaron al pedido. Había que dar un escarmiento. Había que mostrar que ellos ponían orden. No es casual que la Masacre se haya dado en la zona sur de la provincia de Buenos Aires, el territorio de Eduardo Duhalde.
Después de 20 años, Darío Santillán y Maximiliano Kosteki permanecen en la memoria popular. ¿Por qué te parece que sucede?
Porque eran militantes sociales. Principalmente Darío, era el referente, era el que ponía el cuerpo y daba el ejemplo a sus compañeros. La última imagen de ellos dos en la estación es emblemática, de una solidaridad gigante.
¿Por qué crees que no aún no han sido condenados los responsables políticos?
Aún no fueron condenados porque la justicia es parte del poder que llevó adelante la Masacre. A los jueces y fiscales no les interesa avanzar en la investigación y mucho menos condenar a sus “jefes” políticos. Quedó demostrado en el juicio a los responsables materiales, donde condenaron a perpetua al comisario Alfredo Fanchiotti y al cabo Alejandro Acosta, a quienes decidieron soltarles la mano. El tribunal y el fiscal dejaron en claro que no querían avanzar hacia los que dieron la orden. Una orden política, pensada y pergeñada como masacre.
La causa que había iniciado Mabel, la mamá de Maxi, en el 2002 fue dividida en tres. Una es la causa que da condena a los policías involucrados en la represión y asesinatos. La segunda es la causa provincial que supuestamente es la que investiga las responsabilidades políticas de Buenos Aires: Felipe Solá, Luis Genoud. La tercera es la causa federal que supuestamente es la que investiga a los responsables políticos nacionales: Eduardo Duhalde, Alfredo Atanasof, Jorge Matzkin, Juan José Álvarez, Aníbal Fernández, Oscar Rodríguez y Jorge Vanossi. Esta causa fue archivada. Gracias a la perseverancia y lucha de los familiares y compañeros de Dario y Maxi, se reabrió en el 2014.
Un dato importante, durante los 20 años casi ningún funcionario fue citado a declarar en las causas. Dentro de esta impunidad, es interesante denunciar que Luis Genoud, uno de los responsables políticos de la Masacre -policía bonaerense, abogado, colaborador de la última dictadura cívico, militar, eclesiástica-, era el secretario de seguridad de la provincia. Genoud renunció el día 27 de junio de 2002, cuando ya estaba por ser publicada la secuencia fotográfica que mostraba cómo matan a Darío en la estación. A los pocos meses de su renuncia, Luis Genoud es nombrado Juez de la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires. Mantiene su cargo hasta el día de hoy. Este personaje oscuro es el que tiene que investigarse a sí mismo en la causa de la Masacre que, oh casualidad, hace muchos años duerme en los cajones de la justicia provincial.
¿Por qué consideraron necesario realizar la investigación y luego documental “La crisis causó dos nuevas muertes”?
Con la historia de la Masacre de Avellaneda encontré la forma de poder contar y denunciar a los grandes medios de comunicación. Pudimos mostrar cómo es su mecanismo de negociar con la información que poseen, cómo desinforman y acomodan la realidad a sus propios intereses económicos. Utilizan la política para acumular ganancias.
Demostramos también que los medios son parte necesaria de las represiones. Tener en la redacción las fotografías de la muerte de Darío y no publicarlas como una secuencia, los habilitaba a titular “La crisis causó 2 nuevas muertes”, y a escribir en su volanta “No se sabe aún quien disparó contra los piqueteros”. Avalaban así el discurso del gobierno “se mataron entre ellos”. Toda esa basura comunicacional también mata.
20 años después, lamentablemente la película sigue vigente. No es ni la primera, ni la última vez, que los grandes medios de comunicación fogonean y encubren la violencia estatal. Aún hoy hay periodistas que ante la represión hablan de “enfrentamiento”.
En el contexto de la crisis económica y social actual, frente al aumento de la informalidad y el fenómeno de trabajadores pobres. ¿Qué experiencias aporta la lucha de los movimientos sociales?
Es muy importante poder condenar, o por lo menos, investigar las responsabilidades políticas. Esto va a volver a pasar en cualquier momento. Hay muchos funcionarios, gobernadores, medios de comunicación, periodistas y empresarios, que andan a los gritos pidiendo represión para los que se movilizan. Están a nada de pedir balas.
Memoria, verdad y justicia no debe ser un reclamo, un grito, solo para las víctimas y desaparecidos de la última dictadura. También tiene que ser un grito y reclamo social por los desaparecidos en democracia, por las víctimas de represión estatal y por las víctimas de la violencia institucional, que todos los años sufre el pueblo. Quedó demostrado a lo largo de la historia que las grandes luchas, reclamos y justicia popular, se hicieron en las calles, tomando el espacio, haciéndolo público y participativo. Sin dejar de denunciarlos en “su” justicia, nos queda a nosotros seguir luchando por una de las condenas que más temen, la condena social.
Con la historia de la Masacre de Avellaneda encontré la forma de poder contar y denunciar a los grandes medios de comunicación. Pudimos mostrar cómo es su mecanismo de negociar con la información que poseen, cómo desinforman y acomodan la realidad a sus propios intereses económicos.
Acerca del entrevistado
Patricio Escobar es documentalista, integrante del colectivo Artó cine Autor de La crisis causó 2 nuevas muertes (2006); Qué democracia (2013), un documental que expone las contradicciones de la democracia representativa; Sonata en Sí menor (2014), la dictadura y los medios de comunicación; Bienaventurados los mansos (2017), no importa si eres o no católico, tú sostienes económicamente a la Iglesia. No importa si eres o no católico, la Iglesia decide por todos; Antón Pirulero (2018), sobre la desaparición forzada en democracia; Bufones de la Risastencia (2021), la sátira para desenmascarar al poder.