Sábado 10 de enero de 2015
Eduardo "Tato" Pavlovsky
Desde su lanzamiento, la revista Ideas de Izquierda publica entrevistas a destacadas personalidades de la cultura. La Izquierda Diario reproducirá desde hoy algunas de las más destacadas de ellas. Esta segunda entrega se trata de la realizada al dramaturgo, actor, psicoanalista y pionero del psicodrama Eduardo "Tato" Pavlovsky.
Número 5, noviembre 2013.
Eduardo “Tato” Pavlovsky, dramaturgo, actor, psicoanalista y pionero del psicodrama, de las terapias y clínicas grupales, recibió a Ideas de Izquierda en su casa. Conversamos de su vida y proyectos, y de la actividad teatral tanto durante la dictadura como contemporánea; especialmente de cómo ve a las nuevas generaciones.
IdZ: Hablemos de Asuntos pendientes. Como en muchas otras que hiciste (se me ocurre pensar en Solo brumas o en Potestad), tiene un punto destacable que es un golpe a la clase media; una seguidilla de críticas a la subjetividad de ese estrato social tan particular, que desprecia a los sectores populares al mismo tiempo que admira a las clases pudientes…para no alcanzarlas nunca y vivir frustrada. ¿Vos buscás conscientemente esa crítica?
IdZ: No hay un relato lineal.
IdZ: Sí, sí…
IdZ: Comienza todo con una escena familiar, donde el tipo está ahí, con su señora y su hija…Hasta que suena el timbre ¡y ahí empieza a cambiar todo!
IdZ: Vos al mismo tiempo que te dedicaste al teatro nunca dejaste el psicodrama y la terapia como actividad. En un reportaje que salió recientemente en Página/12 decías que seguías yendo a grupos.
IdZ: ¿Y cómo conviven estas dos actividades? ¿Tienen características en común? ¿Se complementan, “dialogan”, sirven para criticarse mutuamente?
Por lo pronto vamos a entender una cosa: a mí el psicoanálisis no me sirvió un carajo para entender la tortura… El psicoanálisis que “lo comprende todo”. No. Yo lo busqué más sobre la militancia, los datos, la información de la gente. Pero sí: a mí el psicodrama me dio una elasticidad para pensar lo dramático, para soltar los personajes en el sentido más stanislavskiano (los personajes míos, por lo menos). Pueden salir de su silueta psicológica e histórico-social y hacer otras cosas en el momento. Lo que sería una pulsión. ¿No? Yo ahora teniendo relaciones con tu mamá, con tu suegra. ¡Y el pibe [en Asuntos pendientes] tiene relaciones con la mamá y el padre lo felicita! El padrastro, bah…
IdZ: Algo muy subversivo para las “formas” tradicionales de la familia…
¡Pero claro! Y pensá en el Norte. ¡Pensá que en el Norte hay un incesto impresionante! Y en la provincia [de Buenos Aires] también. Se está en unas condiciones paupérrimas. Se ha “institucionalizado” el incesto como parte del lugar donde se vive –como se ha “institucionalizado” la vinchuca, el “mal de Chagas”, como “normal”, donde hay paja como vivienda–. Para mí hay un sector de la población que es intocable. El sector más paupérrimo; el que ya no tiene voz. Están en la esquina y: “Tomá, te doy 100 pesos”. Tiene que ir a tal dirección y llevar un paquete. ¿Cómo se lucha contra eso? Yo creo que no se puede luchar… Que son mentiras todos los planes que se van a hacer contra la, ¿cómo la llaman, “inseguridad”?… ¡No es posible!, con las ideas represivas, bajando la edad de imputabilidad… No. No es posible porque el aparato institucional de la droga está maravillosamente bien organizado, con el dinero, con la compra del tipo (no te digo los chicos; digo los políticos, la policía, la cultura…); porque pareciera que hablamos de los chicos a los que sobornan para que rompan los vidrios de los autos (y [en Asuntos pendientes] al final se descubría que a quienes rompían el coche eran los mismos que habían contratado a los chicos para romperlos).
IdZ: En relación con la experiencia del exilio, ¿cómo y cuándo llegó?
El exilio mío comenzó con Telarañas. Telarañas es una obra que trata sobre el fascismo interiorizado en la familia. En donde la familia es una entidad muy fascista. En las relaciones personales; no en “el hacer política”… En lo humano. Y por eso que yo escribí me llamaron de la intendencia y me dijeron: “Si no lo sacás mañana, cagás fuego”.
IdZ: ¿En qué año fue esto?
¡Sacámela vos! ¡Sacámela vos!”. Y había un decreto que decía que yo atacaba a la familia. ¡Y un mes después me vinieron a buscar “los gasistas”… ¡que eran los torturadores! Ponían gasistas… ¡Yo lo hice en la obra pero ellos lo hicieron en la realidad! Tocaron el timbre y dijeron: “Somos los gasistas, queremos revisar”… ¡Eran como quince! Y entraron, eran chicos jóvenes. Dijeron: “¿Dónde está el doctor?”. Y mi secretario se dio cuenta de que había algo raro. Y entonces me tocó arriba –yo atendía arriba, en una azotea–, y me dijo: “Hay unos señores gasistas acá…”. [Levanta las cejas y abre grande los ojos]. Y entonces yo rajé. Pero le dije a los pacientes (yo estaba atendiendo, ¡y un grupo!): “Miren, yo me tengo que ir, porque me están buscando…”. Se quedaron todos petrificados.
IdZ: ¿Te fuiste saltando por los techos?
IdZ: ¿Y en qué año volviste al país?
IdZ: ¿Y cómo fue tu experiencia política, tanto en el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) como en el Movimiento al Socialismo (MAS)?
IdZ: Te quería preguntar por algo que dijiste en las últimas entrevistas respecto de tus lecturas de varias biografías de Stalin. ¿Estás preparando algo con Norman Briski?
IdZ: ¿Estás al tanto de las obras teatrales que se hacen actualmente en Buenos Aires?
Además, algunos directores son excepcionales. Genios como [Daniel] Veronese salieron de la investigación y se pusieron a hacer algo muy hábil: como los directores argentinos son muy buenos, la cosa es comprar una obra americana, y agarrar a tres o cuatro [actores] de acá muy buenos –que siempre hay actores muy buenos–, hacer una obra y ¡éxito total! Entre los actores muy buenos, la obra muy buena y la dirección muy buena… Pero para mí Veronese es el de [el proyecto] “Periférico de objetos”. Digamos, un monstruo de la creatividad… A mí me dirigió [La muerte de] Marguerite Duras, una obra mía. Muy buena experiencia para mí. Es rarísimo: parece que no dirigiera. “Bueno: a ver decí algo ahí… ¡ahí ahí ahí! Esa parte contra la pared, ahí…”. ¡Entonces vos vas caminando y él haciendo la obra!
Yo quisiera ver a la juventud que está –¡que están ellos!– exponiéndose, como expresión de lo ideológico ahora, por ejemplo. Que haya una lucha entre un tipo de La Cámpora y un tipo socialista. Una lucha ideológica ¡pero después las contradicciones de los dos! ¿Entendés? Uno es el otro y el otro es uno. Que sería algo de la conmoción de lo político en la gente joven –eso, no lo he visto–. Pero bueno: mucho ha hecho el teatro argentino. El fenómeno de Teatro Abierto, por ejemplo. Hoy Teatro Abierto es un fenómeno conocido a nivel mundial.
IdZ: Esa movida que arranca en el ‘81…
Teatro Abierto fue una epopeya. Porque en realidad, Teatro Abierto se convirtió en un acto político. ¡Fue tanta gente, y todo tan apurado…! Y al otro día una bomba en El Picadero. ¡Un día duró! Después otros teatros –muy bien– ofrecieron los lugares. Pero se acabó la epopeya, y lo que quedó fue la marca de la resistencia. La producción era “comunista”, no existía producción ahí. Se hacía con la plata que se juntaba.
Entrevistó: Demian Paredes.