En la perspectiva de gobernar con un sector de la derecha política pro empresarial, el presidente electo Pedro Castillo confronto a Vladimir Cerrón y a un sector de Perú Libre, dejando en claro que no permitirá la imposición de este partido en la designación de los nuevos funcionarios públicos ni en la línea política del nuevo gobierno.
Lunes 26 de julio de 2021
Esta primera escaramuza publica entre Castillo y Cerrón se dio en el marco del primer Congreso Nacional de Perú Libre, el cual se desarrolló el pasado sábado 24 de julio en la ciudad de Lima. En este evento, denominado: “expectativas, objetivos y metas irrenunciables del gobierno”, participaron los máximos dirigentes de Perú Libre y el conjunto de sus Congresistas electos en el pasado proceso electoral. Acá quedo demostrado lo que ya diversos sectores de la prensa venían especulando desde hace un tiempo atrás, o sea, que existirían dos facciones en el seno de Perú Libre: quienes seguirían a Pedro Castillo y quienes se alinean con Vladimir Cerrón, secretario general de esta agrupación política. Esta división, al parecer, también se expresaría en el bloque parlamentario.
En su intervención Pedro Castillo empezó agradeciendo el apoyo de Perú Libre en la campaña presidencial pasada, pero dijo que “no estaba obligado a seguir posiciones radicales”, esto para cuestionar los planteamientos que algunos seguidores de Cerrón han venido haciendo y que, a pesar de sus límites, escandalizan a los medios de comunicación.
Sobre el cambio de Constitución vía Asamblea Constituyente, Castillo fue muy enfático al señalar que “la Constitución se cambiará (solo) si el pueblo lo pide”. Sobre la denominada “gobernabilidad”, el presidente electo manifestó que “él está hablando con todas las fuerzas políticas dispuestas a dialogar”, esto incluye, obviamente, a los diversos partidos de la derecha pro empresarial como Somos Perú de Salaverry, el Partido Morado de Julio Guzmán o el nacionalismo de Ollanta Humala. En esa perspectiva y en función de construir el ya anunciado gobierno de unidad nacional o de “todos los peruanos”, Castillo dijo también que “no puede aceptar planteamientos de un solo partido y que no puede designar funcionarios en el Gobierno solo por ser de Perú Libre”.
De esta manera, oficializó ante los militantes de Perú Libre y ante sus seguidores, sus intenciones políticas de gobernar junto a la derecha. Esto ya lo había mencionado antes, sin embargo, el hecho de que ahora lo haya dicho en un evento institucional del partido y frente a Vladimir Cerrón – incluso desafiando su autoridad - pone en evidencia la determinación del profesor cajamarquino para llevar a la práctica su orientación política.
Al parecer, la posición de Castillo seria la mayoritaria en el seno de la bancada de Perú Libre la cual cuenta con 37 Congresistas, por esa razón, en la mañana del domingo 25 de julio se formalizo su lista parlamentaria para dirigir la mesa directiva del Congreso, la cual está encabezada por un representante de Somos Perú (partido del empresario y político Daniel Salaverry); un representante de Perú Libre; una representante de Juntos por el Perú y una representante del Partido Morado del derechista Julio Guzmán. Y para que no queden dudas de su apoyo a esta lista y de su política de unidad con la derecha parlamentaria, horas más tarde, Pedro Castillo hizo público a través de sus redes sociales lo siguiente: “Anunciamos la formación de una coalición por la gobernabilidad con la presentación de una lista para la mesa directiva plural, paritaria y descentralizada. Integran José Enrique Jeri (Somos Perú), José María Balcázar (Perú Libre), Ruth Luque (Juntos por el Perú) y Flor Pablo (Partido Morado)”.
Con esto, la propuesta que Vladimir Cerrón y sus seguidores venían voceando para presidir el Congreso, quedo desestimada por el mismo presidente electo. Recordemos que Vladimir Cerrón y sus allegados manifestaron públicamente su intención que Valdemar Cerrón (hermano de Vladimir Cerrón) presida la lista para dirigir la mesa del congreso acompañado mayoritariamente del partido Perú Libre.
Este proceder de Castillo ha causado revuelo en las filas de Perú Libre, quienes bajo la dirección de su secretario general, se aprestaban a dirigir el nuevo gobierno (poniendo a los nuevos funcionarios públicos), bajo una orientación política basada en la conciliación de clases y en el respeto al estado burgués, muy similar a la que ahora está llevando a la práctica Pedro Castillo, pero donde ellos pretendían ser la voz cantante o, como se dice coloquialmente, “los que cortan el jamón”. No es por tanto una diferencia estratégica o de principios lo que separa a Cerrón de Castillo, es más bien una disputa por el control del aparato público, donde Castillo, para quedar bien con la gran burguesía y sus medios de comunicación a empezado a separarse de Cerrón y de sus delirios políticos barnizados de radicalismo verbal.
De concretarse esta ruptura, definitivamente tendrá una expresión en el bloque parlamentario donde seguramente los 37 votos con los que hoy cuenta Castillo se reducirían, esto lo haría mucho más permeable y frágil de lo que ya es ahora.
Al parecer, y pensando precisamente en construir una popularidad y un liderazgo fuerte que le permitan sortear estas limitaciones, es que Castillo anuncio en el ya citado congreso de Perú Libre que durante su gestión como presidente de la Republica se bajara el sueldo y que hará lo propio con los sueldos de los Congresistas y los Ministros. Esta medida seguramente caerá bien en el grueso de la población que mayoritariamente deplora el accionar de la denominada “clase política” y en la mayoría de sus votantes, sin embargo, no le será suficiente para superar las diferencias que ya se han abierto en el seno de Perú Libre, las cuales volverán a manifestarse en los próximos días cuando se anuncien los nombres del primer Consejo de Ministros del denominado gobierno del “Perú profundo”, para lo cual, Vladimir Cerrón y sus seguidores ya han anunciado a Roger Najar como el nuevo premier, sin que este aun goce de la venia de Castillo.
Dos posibilidades empiezan a flotar entonces en el devenir a corto plazo de Perú Libre: la primera tiene que ver con que Cerrón y sus seguidores se asimilen al rol secundario que Castillo y sus nuevos aliados les pretenden dar en su gobierno de ancha base y de conciliación con la burguesía, y la segunda es que pasen a la ofensiva y confronten al nuevo presidente, lo cual significaría una eventual ruptura en un partido de raíces provincianas que llego al gobierno en un momento de alta crisis orgánica y mostrándose como la novedad, sin embargo, en la práctica vemos que reproduce la misma fragilidad y los vicios de los viejos partidos de la izquierda reformista y conciliadora.