El actual ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque, declaró en una rueda de prensa en abril de este mismo año ante los alumnos y alumnas de una escuela privada y antes de formar parte del gobierno de Pedro Sánchez que "la educación privada ofrece una excelencia mayor que la que proporciona la educación pública básica" y anima a la educación privada "a que siga corriendo delante de la escuela pública".
Viernes 6 de julio de 2018
Estas declaraciones impactaron en redes sociales y en medios de comunicación, pero no debería sorprendernos porque su discurso no supone una contradicción con las políticas de un gobierno que, por un lado, se declara "socialista" y "feminista" mientras que, por otro lado, con la mano derecha, recorta en derechos laborales y privatiza los servicios públicos como la educación. Las grandes reformas educativas llevadas a cabo por el PSOE en el gobierno han llevado a la situación de crisis que sufre la educación pública actual, llevando a que miles de jóvenes tengan que renunciar a la educación, mientras que se destinan fondos públicos a la educación privada solamente accesible para una pequeña élite.
Aquí un breve repaso sobre las reformas educativas del PSOE:
La Ley Orgánica General del Sistema Educativo (LOGSE), promulgada por el gobierno del PSOE en 1990, sustituyó a la Ley General de Educación franquista de 1970. La nueva ley preveía la existencia de centros de educación públicos, centros de educación privados y centros de educación privados concertados. La principal crítica a esta reforma era que la mayoría de los fondos públicos se destinaba al desarrollo de la educación privada con el pretexto del respeto a la libertad de elección de centro por parte de los padres para la educación de sus hijos e hijas. Esto provocó una enorme desigualdad entre aquellos que podían elegir entre una educación privada, financiada con la mayor parte de los fondos públicos y una educación pública, cada vez más precarizada.
La Ley Orgánica de Educación, LOE, se adopta en 2006 y también llegó acompañada de polémica y de manifestaciones en las calles. A esta se suma la modificación de la LOU (promulgada antes por el PP), pero donde el PSOE mantiene la estructura básica del sistema. Una de las medidas aprobada por la LOU es la existencia de un ranking de Universidades, de manera que la financiación pública se distribuye según la categoría (primera o segunda) de la Universidad que no favorece la igualdad de la universidad pública.
El Plan Bolonia, como la LOU, es otra de las reformas del gobierno del PSOE que se implementó para privatizar y elitizar aún más la universidad pública con la creación de dos niveles de estudio, el primero formado por el Grado, que se debe superar para poder acceder al siguiente nivel, el Postgrado, donde se incluyen los títulos de Master y Doctor, cuyos precios de matrícula son accesibles para una pequeña élite. Mientras que a miles de estudiantes se les niega la entrada a la universidad, cada vez más cara e inaccesible para el pueblo trabajador, las empresas privadas son libres de modificar los planes de estudios y los créditos de las asignaturas para introducir prácticas externas utilizando a los y las estudiantes como mano de obra cualificada, pero sin derecho a sueldo, con unas condiciones precarias, pero con la excusa de recibir una formación "innovadora" y "competitiva" acorde al modelo de la sociedad neoliberal.
Según el Plan Bolonia la financiación depende de la productividad de las universidades y será tanto pública como privada, lo que incentiva la colaboración con empresas, fundaciones y otras fuentes privadas. Este Plan produce una homogeneización y reducción del número de titulaciones de acuerdo a las demandas del mercado, al mismo tiempo que una subida de tasas y del precio de las matrículas. Las universidades se convierten en fábricas de mano de obra adaptadas a las necesidades de las empresas y del mercado de trabajo, generando una competitividad entre los y las estudiantes.
Contra el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) se realizaron movilizaciones en varias ciudades del Estado español en los años 2007 y 2008 para denunciar la privatización de la universidad pública llevada a cabo por el gobierno del PSOE y los partidos políticos institucionales. No solamente se manifestaron estudiantes de institutos y universitarios, sino que también se unieron al intento de paralización del proceso de Bolonia y LOU, becarios, investigadores, profesores y trabajadores de administración y servicios, con sus reivindicaciones específicas. Así mismo, se organizaron en asambleas, comités que organizaron no solamente huelgas y manifestaciones en todo el Estado, sino que también se realizaron encierros y piquetes de información en las facultades de las principales universidades públicas afectadas mercantilización de las reformas, denunciando, además, la falta de democratización de la universidad y las cargas policiales contra varias estudiantes autorizadas por la dirección de las propias universidades. Los principales lemas de las huelgas generales fueron marchar en defensa de la educación pública, contra la universidad neoliberal y por el rechazo a "pagar la crisis que provocaron los capitalistas".
Luchar contra la mercantilización de la educación pública
¿Cuál es la estrategia, hoy, para luchar contra la elitización y mercantilización de la educación? ¿Cómo podemos luchar por una educación pública, gratuita y de calidad para la clase trabajadora? Las declaraciones de Pedro Duque y el breve repaso de las principales reformas educativas del PSOE nos indican que actualmente la educación sigue el mismo camino de la privatización y mercantilización porque no está aislada de la sociedad capitalista y neoliberal en la que vivimos. Hemos visto cómo salen a la luz casos como el del máster falso de Cristina Cifuentes que no es sino expresión de lo que venimos denunciando, la conversión de la universidad pública en una empresa al servicio del capital, que expulsa a miles de estudiantes que no pueden hacer frente a los elevados costes y tasas para después entrar en un mercado laboral cada vez más precario.
La estrategia para luchar por una educación pública, al servicio de todos y de todas, es impulsando un movimiento estudiantil anticapitalista que cuestione el poder de una casta universitaria y los lazos que ha estrechado con la casta política y patronal y que saque la rebelión y agitación de las aulas para organizarlas y lanzarlas a las calles.