Para aumentar el control social y la represión, el Gobierno formaliza el ciberespionaje sobre las comunicaciones de la población. La Federal, Gendarmería y Prefectura podrán usar drones sin límites y meterse en las redes para “identificar grupos delictivos” y “prever disturbios”. La fracasada ministra no puede encontrar a Loan, pero profundiza la criminalización de la protesta social. Hay que enfrentarlos.
Daniel Satur @saturnetroc
Lunes 29 de julio de 2024 12:25
Foto Germán García Adrasti | Clarín
Este lunes, a través de la Resolución 710/2024 publicada en el Boletín Oficial, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich anunció la creación de la Unidad de Inteligencia Artificial Aplicada a la Seguridad, la UIAAS, con la excusa de aumentar la “prevención, detección, investigación y persecución del delito y sus conexiones”. Dicha dependencia funcionará bajo la órbita de la Dirección de Ciberdelito y Asuntos Cibernéticos del Ministerio, dependiente a su vez de la Unidad de Gabinete de Asesores.
A cargo del funcionamiento de la UIAAS estarán Santiago González Bellengeri, actual director de Ciberdelito y Asuntos Cibernéticos, junto a representantes de la la Policía Federal, la Gendarmería, la Prefectura, la Policía de Seguridad Aeroportuaria y el Servicio Penitenciario Federal.
Según se fundamenta en la Resolución 710, “resulta indispensable” la creación de la UIAAS para “mejorar significativamente la eficacia y eficiencia” del Estado en materia de seguridad interior y así, “responder más rápido y con mayor precisión a las amenazas y situaciones de emergencia”.
Vale aclarar que Bullrich ya ha demostrado que “la eficacia y eficiencia” no son lo suyo. Para tomar sólo un ejemplo, en enero difundió la fake news de que sus detectives habían desarticulado una “célula terrorista” que buscaba atentar contra la comunidad judía. La mentira produjo la detención de tres personas, acusadas de “integrar una asociación criminal trasnacional de existencia ininterrumpida en el tiempo que se dedica a la organización y perpetración de atentados terroristas”. Pero no tenía ni una sola prueba y la jueza María Eugenia Capuchetti en pocos días debió liberarlos.
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Ahora la ministra insiste con recetas que nada tienen que ver con una lucha real contra las poderosas organizaciones que, con evidente complicidad estatal, se enriquecen con el narcotráfico, la trata de personas y demás crímenes aberrantes. Para ello afirma que “países como Estados Unidos de América, China, Reino Unido, Israel, Francia, Singapur, India, entre otros”, usan la IA “en Análisis de Video y Reconocimiento Facial, Predicción de Crímenes, Ciberseguridad, Análisis de Datos, Drones y Robótica, Comunicación y Coordinación, Asistentes Virtuales y Automatización, Análisis de Redes Sociales y Detección de Fraude y Anomalías”.
En la misma resolución se afirma que “la presente medida no implica erogación presupuestaria alguna”, buscando anular posibles críticas al Gobierno en medio de un ajuste generalizado de recursos en otras áreas más sensibles como salud, educación, alimentación e infraestructura. De todos modos, va de suyo que Bullrich y sus secuaces no escatimarán gastos, que en todo caso harán pasar como “reservados” o desviarán de otras dependencias menos “indispensables”.
Si bien la Resolución no lo aclara, la UIAAS no tendrá (al menos formalmente) trabajo común con la flamante Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), que funciona bajo la órbita del Poder Ejecutivo pero desde la Jefatura de Gabinete. La ex AFI está conducida por el publicista y productor mediático Sergio Neiffert, un ladero del asesor presidencial Santiago Caputo, quien mantiene una relación diplomática pero a la vez distante con Bullrich.
Los usos de la IA para LLA
Entre las tareas asignadas a la flamante UIAAS, la resolución del Ministerio detalla una serie de actividades virtuales que los espías federales desde ahora podrán llevar adelante sin atender siquiera las limitaciones impuestas por las leyes vigentes de Defensa, Seguridad Interior e Inteligencia.
Bajo el eufemismo de la eficiencia y eficacia en la llamada “ciberseguridad”, el Gobierno habilita a la nueva Unidad a “patrullar las redes sociales abiertas, aplicaciones y sitios de Internet, así como la llamada ‘Internet profunda’ o ‘Dark-Web’, en orden a la investigación de delitos e identificación de sus autores, así como la detección de situaciones de riesgo grave para la seguridad”. Se aclara que todo será “en el marco de la Constitución Nacional y legislación vigente”, algo que en boca de Bullrich suena a chiste de mal gusto.
En ese marco, los espías federales podrán “identificar y comparar imágenes en soporte físico o virtual”; “analizar imágenes de cámaras de seguridad en tiempo real a fin de detectar actividades sospechosas o identificar personas buscadas”; “utilizar algoritmos de aprendizaje automático a fin de analizar datos históricos de crímenes y de ese modo predecir futuros delitos y ayudar a prevenirlos”.
Además, se los habilita a “identificar patrones inusuales en las redes informáticas y detectar amenazas cibernéticas antes de que se produzcan ataques”, lo que “incluye la identificación de malware, phishing y otras formas de ciberataque”. Y podrán procesar “grandes volúmenes de datos de diversas fuentes para extraer información útil y crear perfiles de sospechosos o identificar vínculos entre diferentes casos”.
Vale decir que ninguna de esas actividades son novedosas para los “ciberdetectives” del Ministerio de Seguridad. En 2011 los obreros de la alimenticia Kraft (ex Terrabusi, hoy Mondelez ) junto a la abogada Myriam Bregman denunciaron el Proyecto X con el que Gendarmería hacía espionaje ilegal sobre luchadoras y luchadores que denunciaban desde despidos hasta represiones. Con esa información luego se abrían causas penales contra ellos. Algo similar hicieron años después las mismas fuerzas federales en casos como los de Santiago Maldonado o Rafael Nahuel. Fuera con Cristina Kirchner o con Mauricio Macri, nunca dejaron de hacerlo.
Ahora Bullrich lo que hace es darle cobertura formal a esas actividades. Y agrega otras más “nuevas”, como el patrullaje “mediante drones” de “áreas extensas” para “proporcionar vigilancia aérea y responder a emergencias”; la “realización de tareas peligrosas, como la desactivación de explosivos, mediante robots”; y “analizar actividades en redes sociales para detectar amenazas potenciales, identificar movimientos de grupos delictivos o prever disturbios”.
El último de esos ítems, es decir meterse en las comunicaciones de la población en las redes sociales con el supuesto objetivo de “detectar amenazas potenciales”, identificar “grupos delictivos” y “prever disturbios”, se encuadra en la política represiva de la protesta social que encabeza el gobierno de Javier Milei desde que asumió.
Al reaccionario “Protocolo de Orden Público”, la represión abierta y antidemocrática de marchas y manifestaciones y el armado de causas penales sin pruebas, como a 33 personas tras la movilización del 12 de junio contra la Ley Bases, ahora Bullrich agrega un nuevo capítulo, anticipando que perseguirá a toda aquella persona u organización a la que desde La Libertad Avanza se considere potencialmente “delincuente”.
A todo eso se suma como tareas de la UIAAS la posibilidad de “detectar transacciones financieras sospechosas o comportamientos anómalos que podrían indicar actividades ilegales”. Si bien eso es algo ya legalizado, desde principio de este siglo, vía diferentes modificaciones al Código Penal (realizadas por todos los gobiernos) encuadradas en el cuerpo de leyes “antiterroristas” exigidas por Estados Unidos y agencias como el GAFI, la CIA, la DEA o el Mossad , desde el Estado siempre se busca dar un paso más.
Como se dijo, Bullrich es una fracasada en materia de “seguridad”. Lo fue entre 2015 y 2019, durante su paso por el Ministerio de la mano de Macri. Y lo es hoy, junto a Milei y su cohorte reaccionaria. Al escándalo de enero, donde acusó sin pruebas a tres personas de formar una “célula terrorista” inexistente, se suma el reciente armado de la causa penal, junto al fiscal Carlos Stornelli, contra 33 personas acusadas de “terroristas” que intentaban un “golpe de Estado”. La ausencia de pruebas derivó en 31 liberaciones y el mantenimiento aún de dos presos, pero por cargos menores que nada tienen que ver con aquello de lo que se los acusó.
En lo que sí es Bullrich muy eficiente y eficaz es en encubrir al ejército de “influencers”, trolls y grupos de ciberataque creado en torno al propio Milei (y que muchas veces él mismo difunde en sus redes), que constantemente organizan campañas de fake news y hasta ataques físicos contra personas a las que identifican como contrarias a su particular visión de la “libertad”. De eso no hay dudas.
Mientras tanto, la misma ministra viene demostrando su “ineficiencia” e “ineficacia” para encontrar sano y salvo a Loan Peña, el pequeño de cinco años secuestrado hace casi cincuenta días en Corrientes. Sus “detectives” vienen haciendo muchos más esfuerzos en desviar la atención hacia pistas falsas y rastrillajes inconducentes que a atender la demanda de toda una sociedad que denuncia a los gritos la existencia de un sistema político-policial-empresarial que lleva años decidiendo sobre la vida y la muerte de las y los hijos de los sectores populares.
Está claro que la nueva Unidad de Inteligencia Artificial Aplicada a la Seguridad no traerá nada positivo para esos mismos sectores que sufren día a día todo tipo de inseguridades y violencias causadas por el propio Estado capitalista del que Bullrich y sus “detectives” son engranajes fundamentales. La clase trabajadora y quienes se ven permanentemente atacados y vulnerados por las grandes corporaciones económicas y sus servidores políticos hoy tienen en la UIAAS un nuevo motivo para organizarse y luchar, de forma independiente, por la defensa de las libertades democráticas y los derechos humanos.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS) | IG @saturdaniel X @saturnetroc