Desastre ambiental. Pemex crea “Zonas de sacrificio” en México

Las activistas de la asociación Mujeres por la Sostenibilidad Ambiental y Alimentaria (MUSAA) aseguraron, que el derrame de petróleo en el Golfo de México de este 6 de julio afectó a diversas comunidades en los estados de Campeche, Veracruz y Tamaulipas, mismas que no han sido atendidas en su reparación de daños por parte de la empresa o las autoridades responsables, lo que las convierte en “zonas de sacrificio” donde la vida marina y las personas se ven afectadas.

La asociación denunció la falta de interés de las autoridades, como la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), porque "colocan como prioridad al mercado de hidrocarburos y sus políticas por sobre la vida, la salud y el valor ecosistémico de los bienes de la Naturaleza”.

Incluso, el presidente minimizó el megaderrame de julio en su conferencia mañanera, refiriéndose al mismo como “una pequeña fuga de aceite”.

Diana Morales, representante de la asociación, recordó que en los últimos dos meses se registraron dos derrames y un incendio en instalaciones de Pemex, en donde murieron dos personas y hubo varios heridos.

Estos “no son casos aislados, sino que son recurrentes debido a la operación petrolera que normaliza los derrames que ocasionan daños irreversibles en los ecosistemas, las especies nativas de la zona, la salud de las personas, la economía local y hasta en aspectos culturales que determinan la identidad de los habitantes de las comunidades afectadas”, dijo.

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Por su parte, Miriam Lastra, del Movimiento global de activistas medioambientales, denunció la afectación de la pesca y los hábitats de las tortugas en Campeche, dañando especies en peligro de extinción como la laúd, la caguama o la carey.

Lastra mencionó, que los pescadores no denuncian formalmente por temor a las represalias, pero han sufrido la pérdida de sus ingresos, daños a los recursos pesqueros de la zona, el incremento de costos de limpieza y rehabilitación, así como un daño a la reputación de los productos para comercializar.

Las activistas advirtieron que aún existiendo la posibilidad de pagar a los productores afectados, los recursos son administrados a discreción de las autoridades municipales.

En el caso del municipio de Espinal, en Veracruz, Nancy Martínez denunció que la población sufre de dolores de cabeza, tiene problemas de la piel y fuertes olores a gas tras los derrames. Además, es común que haya niños en los hospitales, que se atienden de vómito y diarrea intoxicados por la contaminación del agua de pozos o manantiales.

¿Vale la pena el "sacrificio"?

Aunque se descalifica el daño medioambiental causado por las empresas, también existe un prejuicio de que el sacrificio es “necesario para el desarrollo del país”.

Países como Argentina y Chile también han sufrido por décadas el desastre medioambiental y la pobreza ocasionada por empresas privadas, como las dedicadas a la extracción de litio.

En México todavía no nos recuperamos del mayor desastre ambiental ocasionado por el derrame de 40 millones de litros de desechos tóxicos de Grupo México en la mina Buenavista del Cobre, Sonora, en 2014.

Por su parte, Petróleos Mexicanos (Pemex) se encuentra entre las 10 compañías más contaminantes del mundo, esto según un análisis realizado por el Instituto de Responsabilidad Climática de Estados Unidos de 2020.

Entre diciembre de 2021 y enero de 2022, científicos de la Universitat Politécnica de Valencia (UPV) informaron, que la plataforma petrolera Ku-Maloob-Zaap de Pemex liberó a la atmósfera más de 40 mil toneladas de metano, un gas 25 veces más potente que el dióxido de carbono para atrapar el calor en la atmósfera.

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El sistema capitalista nos ofrece el enriquecimiento de unos cuantos a costa del empobrecimiento de la mayoría, seguimos siendo países semicoloniales que se contaminan para que el primer mundo tenga “energía limpia”.

La Agencia de Protección ambiental de EE. UU. cataloga como “zonas de sacrificio” aquellas regiones –regularmente de bajos ingresos– a las que llegan industrias con la promesa de desarrollo y potencial económico; sin embargo, terminan sufriendo daños irreparables por la contaminación y destrucción de sus ecosistemas.

Nos han vendido la idea de que no hay alternativa al capitalismo, pero no podemos sobrevivir en él, por lo que se vuelve urgente abandonar su idea de “la miseria de lo posible” para hacer lo necesario y frenar esta depredación ambiental, antes de que esto acabe con nosotros y con el planeta.

Lejos de tener una política a favor del medio ambiente, el gobierno de la 4T y los partidos del régimen capitalista (PRI, PAN, MC, etc.) muestran que su interés es de carácter lucrativo al abrir las puertas a la inversión privada con una impunidad total de los daños que puedan ocasionar al medio ambiente, como lo muestra el irresuelto crimen ambiental de Grupo México desde hace casi 10 años.

Para que la extracción de minerales y la obtención de recursos energéticos sea realmente racional y acorde con los ciclos naturales y las necesidades de las grandes mayorías, es necesario que su control deje de estar en función de la acumulación lucrativa y sean los trabajadores y comunidades, organizados democráticamente, quienes se encarguen de su producción, distribución y administración.