El pasado 17 de abril, el presidente Enrique Peña Nieto tuvo que cancelar una visita a la Universidad Panamericana por la inconformidad de los estudiantes. No se trata de un hecho aislado. El divorcio de Peña Nieto y el PRI con la juventud se manifiesta a diario.

Óscar Fernández @OscarFdz94
Jueves 23 de abril de 2015
Fotografía: EFE
Aunque originalmente la Universidad Panamericana se expresaba muy complacida con la visita de Peña Nieto (EPN), se pensaba que alumnos y profesores estarían invitados. Sin embargo, el problema surgió cuando invitaron a todos a dejar la universidad vacía para que se pudiera llevar a cabo la visita del titular del Ejecutivo.
Las actividades se suspendieron a partir de las 12 del mediodía y las labores a partir de las 14:00, y no podía quedarse nadie. Corrió el rumor de que solamente estarían las autoridades y los alumnos más destacados; por lo tanto, su discurso de "entablar comunicación con la comunidad universitaria" quedaba en el vacío.
EPN sigue cayendo. Medios internacionales empiezan a preguntar: "¿por qué tiene tanto temor de encuentros con jóvenes universitarios?". Ya pasó en la Anáhuac y ahora en la Universidad Panamericana. "Y que intente venir a la UNAM..." advierten algunos universitarios. Y es cierto: EPN no puede hacer algo sin que le salga el tiro por la culata.
El Partido Revolucionario Institucional: divorciado de la juventud
Tras las presiones en redes sociales y los medios de comunicación, el Estado Mayor Presidencial canceló la visita de EPN a la Universidad Panamericana (UP), argumentando que "no sabían que se había generado el inconveniente con los alumnos". Al final la versión oficial fue que se trató un error de comunicación, puesto que el presidente iba a hablar con los directivos de la universidad y no con la comunidad como tal.
¿Quién gana y quién pierde? La imagen de EPN sigue en picada porque ahora queda como falso al culpar a la UP del "inconveniente con los alumnos"; eso no es fácil de creer. Los alumnos y profesores que hicieron ruido, sin duda, ganan una batalla contra lo que se consideró injusto. Pero el problema sigue latente, porque ahora se compromete al Ejecutivo a entablar un verdadero diálogo con la comunidad universitaria y eso, después de todo lo que ha pasado, le permitiría al gobierno intentar quedar bien.
En entrevista para este medio, Agustín Cayetano, analista de medios socio-políticos, declaró: “no es justo que a los profesores, alumnos, personal administrativo y mantenimiento, se les trate de esa manera; que no los corran nada más porque va a ir esta persona que, hoy por hoy, ante México y el mundo, está deslegitimado. Si el Sr. Presidente viene a la UP, que venga a escuchar a todos, que no tenga miedo de enfrentar a la comunidad universitaria”.
Estudiantes del ITESO se manifiestan en Jalisco
Pero la caída en la opinión no sólo afecta al Ejecutivo Federal. El pasado 20 de abril, durante un foro organizado por la comunidad universitaria, estudiantes del Instituto Tecnológico de Estudios de Occidente (ITESO) de Guadalajara (Jalisco) interrumpieron al candidato a la alcaldía de la ciudad, el priista Ricardo Villanueva.
El suceso hace recordar los acontecimientos con Peña Nieto como candidato en 2012, cuando, después de hacer el ridículo en la Feria Internacional del Libro, fue invitado a la Universidad Iberoamericana y allí fue interpelado por la comunidad estudiantil por la represión en San Salvador Atenco. La protesta de los estudiantes del ITESO —que como la Ibero, también pertenece al Sistema Universitario Jesuita— demuestra la crisis de legitimidad entre la juventud del partido que actualmente gobierna el país.
A pesar de que muchos de los jóvenes no vivieron a profundidad los años duros del PRI, su descontento evidencia que nunca confiaron en la supuesta “renovación” de la que hablaba Peña Nieto en su campaña presidencial. Las pancartas de los estudiantes tapatíos lo decían con claridad: “afuera me reprimes y aquí pides mi voto”. Frente a las visiones que un día apoyaban las protestas de 2012 y al otro las miraban como “sospechosas”, si no es que las acusaban de estar orquestadas por el imperialismo, los acontecimientos recientes expresan justamente lo contrario: el ascenso de una nueva generación de jóvenes que han despertado a la vida política y al activismo social.
Una nueva juventud recorre el mundo
El “no les creemos” mexicano no es muy distinto del “no nos representan” de España, donde los partidos tradicionales —el PP y el PSOE— están sumidos en una profunda crisis. A pesar de que en ese país exista una fuerza conciliadora como PODEMOS (un rol que no podemos descartar que igualmente pueda cumplir el MORENA en México), en todo el mundo la juventud está descontenta con las políticas aplicadas por los gobiernos en turno desde la crisis que estalló en 2008; la juventud mexicana no es la excepción.
Esta generación de jóvenes, protagonista del #YoSoy132, de las movilizaciones contra las reformas estructurales y el proceso abierto por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, necesita sacar lecciones para poder triunfar. Para ello, es necesario que, junto a los trabajadores, forjen una herramienta al servicio de sus demandas y que pueda soldar la alianza obrero-popular, con sectores como los jornaleros de San Quintín y las mujeres.

Óscar Fernández
Politólogo - Universidad Iberoamericana