Poeta y docente mendocina, Nora Bruccoleri nos habla de confiarle cimas al río de montaña. También de trabajadores, atrevidos y capaces; de Santiago Maldonado, dando de a cucharadas su sol de adentro y de las maestras de Chubut, con sus fogatas de valor.
Viernes 13 de septiembre de 2019 21:30
Foto de Jazmín Jiménez
Maestras de Chubut
Habrá que buscar un abecedario
que no se muera de vergüenza
para escribir
para insistir en no olvidar
contra cómplices distracciones.
A las maestras de Chubut
les pegaron
a los trabajadores les pegaron
en el frío que es sur
y se quedó helado.
Les pegaron
en el muelle de un mar de esperas
esperando por sus salarios
desde la simple razón
de vivir sin intermitencias
y poder mirar la luna
sin temor a la mañana.
A las maestras de Chubut
por pararse en el medio de lo cierto
que es camino a seguir
les escribimos
como aprendimos las palabras
porque leemos sus fogatas de valor
que nos unen
en la marcha de un viento
fortalecido entre elocuencias
de porfiada gratitud.
Trabajadores
Es la porfía de los pájaros
la que se enreda a la penumbra de la nueva mañana
y los despierta.
Es el canto con su alfarería prodigiosa de sentires.
Entonces los trabajadores
comienzan a bruñir sus honestas miradas,
cuando ya de pie sirven un desayuno
de vigores y esperanzas.
Y se los ve pasar atrevidos y capaces,
tolerantes pero memoriosos,
a tostar sus tiempos en la labor pactada con el sol
entre la multitud y sus sueños.
Se los ve pasar en la cristalina y necesaria crónica
que el gigante invisible de la calle ordena y empuja.
Los trabajadores son mujeres y hombres
que ordeñan al día con sus firmezas,
con sus sanos cansancios verticales
y llegan al reposo
con las manos vueltas colmenas o campanas
para hallar el hechizo nocturno del amor.
Los trabajadores calman al misterio
cuando con él se enraizan en sus obras.
Ellas son manantiales, licores, candelas,
donde cada nacimiento tiene un sitio venturoso.
Obras de hombres y mujeres
que derraman certezas.
Trabajadores que suelen recoger de regreso a casa
unos cuantos guijarros, para que los hijos jueguen
con el profundo peso de sus jornadas.
(Del libro Oído de Pájaros)
— -
Santiago Maldonado
Con sus pies
de andar colores
siendo vuelo por la gente
que merece alas,
encaminó bondad
y así nos gusta verlo,
dando de a cucharadas
su sol de adentro
para animar
nuestros inicios
antes de dormir
y al despertar,
porque la justicia
de pie sigue enraizada
no la pueden ocultar,
en lo más alto
de los días
su capullo sabe
y nosotros también
que no perece
la mariposa de la verdad.
— -
Pensando montaña
Los ríos en la montaña
pasando nos traen su rostro
y les confiamos cimas
de nuestros anhelos
para que se lleven
entre algún planear de cóndor
y nubes bajas
sufrires que no son canción.
Estar a la vera del agua
que elogia al cielo
es oir el infinito
porque río de montaña
es verídico credo
desde donde afinar
el pensamiento.
— -
Sobre la autora
Nora Brucoleri es autora de los libros Memoria del Pedernal, Oído de Pájaros, Manuscrito de Los Desterrados y Porfía. Su poesía inédita crece en títulos y espera. Maestra que añora a la niñez por su jubileo. Militante del Partido de los Trabajadores Socialistas. Vive en Mendoza. Por internet escribe en: Poeta Nora Bruccoleri.