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Red Internacional
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Política Chile. Fallo de La Haya rescata a Piñera: perspectivas del movimiento estudiantil

Hace una semana se conoció el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre la demanda boliviana al Estado de Chile y Piñera aparece como el primer ganador: volvió a superar el 50% de aprobación, según encuesta Criteria.

Lunes 8 de octubre de 2018

Durante el 2010, a inicios del primer gobierno de Piñera, ocurrió el famoso accidente minero en que 33 trabajadores quedaron atrapados después de un derrumbe en la mina San José. Lo anterior fue producto del despotismo empresarial que abrió las faenas en una galería, a sabiendas del riesgo de derrumbe.

En aquella ocasión, la gestión de Piñera en el accidente le otorgaron una subida de 10% en la aprobación de su gobierno, alcanzando un 63%.

Para el primer gobierno de derecha después de la dictadura, aquello era fantástico: la ofensiva comunicacional había traído sus frutos. Lamentablemente para la derecha, un año después, a partir del 4 de agosto del 2011 y producto de la masiva movilización por la educación gratuita de las y los estudiantes, la aprobación del gobierno caería hasta el 26%, el más bajo registrado por la encuesta CEP.

Las y los estudiantes, de liceos y universidades, con sus paros, tomas y marchas habían desenmascarado ante la sociedad entera el verdadero rostro de la derecha.

En medio de una caída en las encuestas -producto del aumento en la cesantía, los cierres de fábricas, cierre de universidades, la crisis del sistema educativo y la crisis medioambiental en Quintero y Puchuncaví- el segundo gobierno de Sebastián Piñera encontró el apoyo perfecto: el fallo de La Haya. Apelando al clásico discurso nacionalista, y con una ofensiva mediática de “unidad nacional”, logró subir su aprobación al 51%, según la encuesta Criteria Research.

El segundo gobierno de la derecha ha sacado lecciones de su primera experiencia, así se expresó, por ejemplo, durante el mayo de este año, donde aprovechó la movilización contra la violencia machista -que se desarrolló en las universidades- para pasar un ataque disfrazado de conquista: el alza en la cotizaciones de salud para los hombres, para igualar ambos géneros, en vez de disminuirlas para las mujeres.

En paralelo, en estos días, el movimiento estudiantil -que ha sido uno de los mayores enemigos de Piñera- se muestra disgregado, tanto el Confech como las federaciones universitarias y las coordinadoras secundarias. Estas organizaciones se presentan en un estado crítico: ya no son herramientas de coordinación para las y los estudiantes en su lucha contra el mercado educativo, sino que “aparatos” ajenos a la gran mayoría de estudiantes. Lo anterior, después de siete años de la administración frenteamplista, quienes se beneficiaron de esto, y que hoy cuentan con 21 parlamentarios, dejando en el olvido la lucha que los estudiantes impulsaron en las calles.

Sin embargo, hace siete años el movimiento estudiantil chileno desenmascaró a la derecha gobernante: quienes no estarían dispuestos a ceder ni un centímetro en la lucha por un nuevo sistema educativo, gratuito y de libre acceso.

Pero si en 2011 las y los estudiantes pudieron hacer sudar frío al primer gobierno de Piñera, en estos días, la perspectiva que debe tomar el movimiento estudiantil, para impulsar una respuesta al reaccionario mandato de la derecha, se dará solamente con la más amplia unidad en la acción con otros sectores, como el movimiento feminista en su lucha por el derecho al aborto legal, libre seguro y gratuito, con las y los trabajadores por la defensa de los puestos de trabajo, con el movimiento por NO+AFP y con independencia de la ex Nueva Mayoría -quienes administraron por más de 20 años de la constitución pinochetista-.

Esto podrá poner al actual gobierno, a la Iglesia y al empresariado de rodillas para conseguir las demandas más sentidas por la gran mayoría de la población.